Protocolo Recepción Real Fiesta Nacional: espacio para el diálogo y reivindicación de la sociedad civil

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Don Felipe y Doña Letizia en el Salón del Trono durante la recepción con motivo del Día de la Fiesta Nacional

Don Felipe y Doña Letizia en el Salón del Trono durante la recepción con motivo del Día de la Fiesta Nacional

Hoy te tenido la fortuna de estar en la lista de invitados a la Recepción que los Reyes de España han ofrecido en Palacio Real, sede de la Jefatura del Estado de España, con ocasión del Día de la Fiesta Nacional. He disfrutado de este momento y me ha servido para seguir valorando los importantes cambios protocolarios que se están produciendo a este nivel. He disfrutado de esta Recepción que me ha permitido saludar a buenos amigos profesionales y conocer a autoridades, personalidades y representantes de la sociedad civil española que allí se han dado cita y a quienes hemos tratado de hablarles de la importancia del buen protocolo y de la necesidad de apostar por profesionales capaces de aplicarlo. Y obviamente de comprobar la importancia que nuestros Reyes dan al protocolo, a los eventos y a sus profesionales.

Eventos oficiales que generan también emociones

Pero eso ha sido lo de menos. Lo más importante, y a esas conclusiones llego, es seguir valorando los pasos que sigue dando nuestro nuestro Jefe del Estado en la evolución del Protocolo, consciente de que sus progresos sirven para espolear al resto del sector oficial y, sobretodo, para conseguir que el Protocolo Oficial no se despegue de la importancia que toma en el sentido comunicativo que tienen los eventos, incluso los oficiales, tan importantes como otros. Y es que parece que últimamente solo los eventos corporativos, con su industria de las emociones, parecen que son los ideales. Hay actos oficiales que son muy importantes para la marcha de este país y que deben ponerse en valor y que también generan emociones, es decir, que se humanizan.

He tenido la oportunidad en mi vida profesional de asistir a recepciones de este tipo, pero en este 12 de octubre de 2016, en Palacio Real, en la Recepción ofrecida por los Reyes, he observado interesantes cambios como apuntaba en mis redes sociales de Facebook y Twiter, nada más salir de la misma, en un día sustancial como la Fiesta Nacional. He de decir de antemano que se trata de un día de reivindicación de la necesidad de que los españoles nos sintamos orgullosos de nuestro país y lo celebremos con naturalidad como hacen en otros países. ¿Pasamos de sentir orgullo de país? Mal asunto. Tampoco es cuestión de ir por la calle cantando “soy español, español…”, pero al menos en nuestras mentes debemos valorar la importancia de sentirnos país. Otros que critican esta fecha y con argumentos tergiversados, señalan fechas para manifestar su orgullo de país (que cada uno interprete).

Sencillez y amabilidad en Palacio

Voy a lo que me interesa. Hablar de protocolo. Como invitado a la Recepción Real, y viéndolo desde el lado del “usuario” o del “invitado” puedo extraer algunas conclusiones que me han hecho pensar y, por supuesto compartir con todos mis lectores y amigos profesionales. En primer lugar, felicitar al responsable de protocolo de la Casa de Su Majestad y a cada uno de los miembros de su equipo de colaboradores, junto a miembros de la Guardia Real que se han sumado a las tareas de desarrollo del evento y atención a los invitados y, por supuesto, a los miembros de los servicios de comunicación y seguridad de la Casa de Su Majestad el Rey. A todos ellos mi máxima enhorabuena porque han sabido trasmitir amabilidad, cercanía y sencillez, y, sobretodo, complicidad con las nuevas exigencias que pide la Jefatura del Estado. De hecho quienes hemos estado ahí no hemos sentido las obligadas incomodidades de una buena seguridad, ni las acotaciones de la prensa, ni tan siquiera los obligados controles de acceso, ni los ajustes de protocolo.

Fuimos invitados 1.400 personas, y en Palacio Real esa es una cifra muy alta para un edificio histórico no pensado para este tipo de eventos. No se abrieron todas las piezas de Palacio, pero se consiguió que los espacios habilitados fueran amables, más allá de que algunos salones se saturaran por la presencia de las máximas autoridades como Presidente del Gobierno, ministros, políticos o empresarios reconocidos socialmente. Parecía un poco la casa de todos y eso es mucho cuando hablamos de la sede de la Jefatura del Estado.

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Feliz de representar al sector de profesionales de protocolo y eventos en la Recepción del Jefe del Estado con motivo de la Fiesta Nacional.

Espacio para el diálogo

Quisiera destacar varias cosas que me parecieron innovadoras en estas recepciones de Estado, y pasan ambas por establecer un concepto de recepción diferente. Y subrayo concepto, porque ahí está la clave. Primero, se ha conseguido crear un espacio de diálogo en un momento donde no es fácil. La Jefatura del Estado posibilitaba que unos y otros, de izquierda y derecha, de un lado y de otro, se mezclaran y hablaran con cercanía y facilidad, algo que últimamente en España no se consigue. Y una recepción de este tipo es importante. Se ha conseguido y hemos oído testimonios en ese sentido, de unos y de otros. Primer acierto. Eso se logra creando un ambiente especial, apoyado por decisiones protocolarias y espacios adecuados. Un acierto.

Impulso a la sociedad civil

Segundo, y el más importante, la lista de invitados ha dado un vuelco total. Se ha notado que la Casa del Rey se ha desprendido del compromiso de la famosa “casta” o de la denostada “casta” porque, viendo la lista de invitados, podemos señalar que más de un 65 % de invitados no eran los súper poderosos de siempre, o los pelotas de turno, sino sociedad civil real. Es probable por imposibilidad, que no todos se vieran representados, pero sí se ha visto el gesto decidido de avanzar a encuentros del Rey en fechas señaladas donde la representación de la sociedad esté presente. Sólo confiemos en esos que nos representan más allá de la política sepan que su presencia significa mucho para todos nosotros. Personal y profesionalmente hablando, me siento muy orgulloso que en esa representación social la profesión de protocolo y eventos se haya visto representada en esta recepción. Algo que todos nosotros nos hemos de alegrar. El Jefe del Estado nos ha tenido en cuenta y nos ha dado sitio y protagonismo… ¡Que sigan el ejemplo otras instituciones! Es un importante paso.

Informatización del evento

Me ha encantado la innovación de la Casa de Su Majestad de incorporar los procesos informáticos en el control y desarrollo del evento. Ha funcionado, ha agilizado y ha facilitado a cuantos nos dimos cita allí. Soy consciente de que no ha sido fácil este proceso, pero se ha logrado y quienes tenemos cierta experiencia en estas cuestiones lo hemos notado para bien. Se ha modificado el sistema de atención de guardarropía, en un día complejo de frío y mucho agua. Ni colas, ni esperas, y hablamos de 1.400 personas que llegamos y salimos a la misma hora. Me ha gustado el sistema de estacionamiento para nuestros vehículos en el Patio de la Armería, con un sistema que no primaba precedencias, sino funcionalidad. Me ha encantado el trato amable en cada uno de los procesos de acreditación, recibimiento y atención en los puntos de accesos, hasta ahora siempre complejos y lentos. Ha sido muy ágil y eso es importante.

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Acto para conciliar

Y ha habido otras innovaciones importantes que nos demuestran que nuestro Rey y su equipo de colaboradores quieren un Jefe del Estado conciliador, apostador por la convivencia, no partidista, ajeno a presiones mediáticas y abierto a llegar y dar cada vez más protagonismo a la España Real. Me consta de quejas de políticos y empresarios que no han sido invitados, me alegra haber visto a representantes de asociaciones sociales muy humildes pero importantes para sacar adelante a este país. Los medios se quedarán con caras conocidas, pero yo me quedo con la imagen feliz de ese presidente de una asociación de enfermos del cáncer o de enfermedades raras que ahí se movían al igual que los ministros. Esa es la Recepción de una Jefatura del Estado que esperamos en un país que necesita volver a encontrarse a sí mismo y recuperar la convivencia y el diálogo. Este 12 de octubre el Palacio Real ha sido un testimonialmente la casa de todos. Enhorabuena a los organizadores y a todos los españoles. Parece que al más alto nivel una vez más se apuesta por futuro y esperanza y no por juegos políticos o de poder.