¿El “error” del Presidente? y los “agnósticos” del protocolo

desfile militar
Vista de la Tribuna Real al paso de un Batallón mixto de alumnos de la Guardia Civil, en la parada militar del 12 de octubre pasado.

No deja de ser sorprendente que los más “agnósticos” del protocolo se agarren ahora a él para “fusilar” mediáticamente al Presidente del Gobierno por el evidente error –sea cual sea la causa que le originó- ocurrido el pasado viernes, día de la Fiesta Nacional, al inicio del saludo habitual que el Rey, en su condición de Jefe del Estado, dispensa a los invitados a la Recepción en Palacio Real que sigue al tradicional desfile militar en el Paseo de la Castellana. Desde el punto de vista técnico la posición que el presidente Sánchez tomó en el popularmente conocido como “besamanos” (en el que besar la mano es lo único que no se hace; se trata de un simple saludo del anfitrión a sus invitados) fue evidentemente inadecuada y deja en entredicho la comunicación puntual entre los servicios de protocolo y el máximo representante del Gobierno. Con independencia de cómo se originó la que terminaría convirtiéndose en una anécdota que airearon los medios y las redes sociales, y que de alguna forma comprometió la imparcialidad de los Reyes, los que a diario nos “sacuden” con las “tonterías” del protocolo, se han apoyado en su validez para dejar en evidencia a veces de forma “cruel” al Jefe del Ejecutivo. En una España permanentemente crispada desde el punto de vista político y social, cualquier error protocolario con amplia visibilidad como éste genera toda una tormenta. Estos mismos “agnósticos” deberían al menos reconocer que efectivamente el protocolo es importante para alcanzar los equilibrios necesarios en estos tiempos y facilitar la convivencia. Los errores en esta cuestión pueden a veces, como en este caso, generar consecuencias que van más allá de la simple anécdota.

saludo a las autoridades
Personal de Protocolo indicando al Presidente del Gobierno y su señora que abandonen el puesto al lado de los Reyes en el saludo en la Recepción Oficial ofrecida por el Jefe del Estado en Palacio Real.

Es difícil tratar de explicar por qué se produjo, entre otras cosas porque las imágenes finales tienen tal fuerza que tratar de justificar el problema, además de complejo, tampoco es ya de interés para los detractores del Presidente, o para los más puritanos profesionales del oficio de organizador. La “gracieta” quedó hecho a los pocos segundos de producirse. Yo mismo fui el primero en calificar de “Príncipe mayor de edad al Presidente Real”, en un arrebato tras la sorprendente colocación en el saludo de alguien a quien se le supone que este error no debe formar parte de sus listas de debilidades. Evidentemente salió de mi la primera reacción que te producen las imágenes. A medida que iban pasando las horas y analizabas las duras reacciones contra el Presidente, te das cuenta de que posiblemente fue precipitado y simplón mi comentario en el Facebook. Y como yo gran parte de gente, “agnósticos protocolarios” y expertos en la materia , incurrimos en el error de no profundizar o tratar de averiguar las circunstancias.

El comunicado inusual de la Casa de S.M.

Tal dimensión tomó la “cosa” que siendo casi inusual la Casa de Su Majestad tuviera que sacar un comunicado para salir al paso: “Tal y como esta Casa informó ayer, el presidente del Gobierno y su esposa siguieron en efecto y en todo momento las indicaciones de la Casa de Su Majestad el Rey, que fueron las de que permanecieran en el Salón del Trono del Palacio Real con Sus Majestades, hasta que los siguientes invitados llegaran a las inmediaciones de dicho salón para proceder al tradicional saludo a los Reyes”. El propósito, según la Casa de Su Majestad el Rey, era compensar el vacío que se producía en la fila, en la que a unos metros de distancia les seguía la presidenta del Congreso, Ana Pastor. “Como quiera que la presencia del resto de invitados quedó restablecida de forma inmediata, el ritmo habitual de saludo fue recuperado sin solución de continuidad, y se produjo la situación sobrevenida a la que se hace referencia”, concluye el comunicado de La Zarzuela.

Es decir, traducido al lenguaje coloquial, la prisa por iniciar el saludo llevó a los responsables de protocolo de la Recepción, a pedir al Presidente y esposa que acudieran al saludo Real y se les pidiera que una vez lo hubieran hecho permanecieran en el Salón hasta que la fila de autoridades debidamente ordenada alcanzara su flujo habitual. El Presidente así lo hizo y quizá su error fue quedarse esperando al lado de los Reyes cuando a buen seguro los organizadores debían querer referirse a esperar dentro del salón pero no junto a los Monarcas. La indicación debió resultar insuficiente o poco clara y el Presidente entendió lo que entendió. No es fácil en ese entorno y más cuando te estrenas en un evento como éste. Quizá haber estado más atentos al lugar donde debía esperar el Presidente e indicarselo hubiera evitado el “problema”.

La indicación para la retirada

Desde el punto de vista técnico quizá para mí fue más “duro” la forma en que se le indicó al Presidente que se retirara, o incluso el gesto de moderada “desaprobación” (justificada) de la Presidenta del Congreso que por no hacer un “feo” tuvo la deferencia de extender su mano también al matrimonio presidencial. En fin, la anécdota duró segundos, pero la imagen no se borrará fácilmente. Admitiendo que hay un error protocolario provocado por una presumible inadecuada comunicación interna, y con independencia de los responsables del problema (la Casa de S.M. se autoimputa), lo que sí resulta excesivo es leer las críticas que se han hecho por personas, medios o personalidades que llevan a gala despreciar continuamente al protocolo institucional, sólo con el afán de criticar al Presidente.

Laimportancia de una buena organización

Un buen protocolo, el del siglo XXI, es fundamental en la convivencia entre las instituciones y el trato de una Jefatura del Estado imparcial hacia los representantes de todos los españoles. Organizar un saludo de 1.500 personas, en un lugar tan complejo como el Palacio, no es sencillo, y más cuando había un tiempo limitado como consecuencia del viaje programado por los Reyes a Mallorca para visitar las localidades afectadas por las recientes inundaciones que costaron la vida a más de una decena de personas. Es raro que se produzcan estos fallos a estos niveles y con estas altas personalidades, pero cuando los hay tienen trascendencia. Sólo por esta razón reivindico la importancia de un buen protocolo y una buena organización y pido a los “agnósticos” que reflexionen sobre ello. Y a los profesionales que no seamos crueles en las críticas porque nos podría haber pasado a cualquiera. Al menos yo me planteo la autocrítica. Los servicios de protocolo de la Casa de Su Majestad han demostrado hasta ahora un nivel de profesionalidad muy alta, de generosidad y de cercanía que han dado otra imagen a los eventos de nuestros Reyes.

bandera de españa
Bandera nacional que llegó traida por un paracaidista del Ejército, con un “pegote” de escudo que dejó extrañdos a muchos. Parece una pegatina o su impresión fue un desastre. Un detalle que no debió evitarse. Además es tan extraño que las Fuerzas Armadas les ocurra esto…

Otros aspectos más graves

No tuvo trascendencia alguna, pero para mí fue más grave el “pegote” de escudo de España colocado sobre la gran bandera que el paracaidista trajo del cielo al inicio del desfile militar (la bandera es un símbolo nacional que puede presentarse así). O, y vuelvo a decirlo un año más, que los principales actos del Día de la Fiesta Nacional se centren en una parada militar y una recepción Real. ¿Por qué seguimos sin hacer actividades atractivas que consigan la participación popular que contribuya de verdad el sentimiento de país? No es bueno tampoco que desde determinados partidos políticos se haya pedido la exhibición en los balcones de la bandera nacional como una reacción “contra”, en vez de una libre expresión de orgullo positivo de país. Empieza a hacerse urgente la habilitación de más actos civiles (culturales, deportivos, sociales, etc.) y festivos. ¿Existe un cierto miedo todavía a celebrar el Día de España? Mucho camino que recorrer aún en relación a esta fecha que en estos niveles de crispación actual termina por convertirse en una jornada de exhibición de un mal entendido “espíritu nacional” del que se apropia una parte de la sociedad. Yo no he puesto la bandera en el balcón, ¿soy sospechoso? Para mis vecinos que sí la pusieran evidentemente lo soy. Así no se construye un país de libertades, con futuro y capaz de entenderse aunque haya diferencias.

La confusa palabra “besamanos”

Por otra parte, dejemos de hablar de besamanos, al menos hasta que la Real Academia Española modifique su desfasada definición –en su contexto de saludo oficial-. En sus diferentes acepciones señala:

m. Ceremonia en la cual se acudía a besar la mano al rey y personas reales en señal de adhesión.
m. Acto de adhesión o sumisión a una persona o institución superiores.
m. Modo de saludar a algunas personas, tocando o acercando su mano derecha a la boca de quien saluda.
m. Acto en que se besa la palma de la mano a un sacerdote después de su primera misa.
Obviamente sobran comentarios acerca de estas definiciones en el contexto de una recepción del Jefe del Estado al que obviamente ni se le besa la mano, ni saludarle supone sumisión alguna… En todos los países del mundo (democráticos, republicanos, monárquicos, etc.) el saludo en este tipo de recepciones no sólo es habitual sino necesario por cortesía. Y países nada sospechosos como Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos, y un largo etcétera. Toca madurar.

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