Los Premios Princesa de Asturias han vuelto a demostrar al mundo la perfección de su ceremonia de entrega de los galardones (que sigue mejorando cada edición) su capacidad de hacer emocionar y su elegancia. Sentados en una butaca del Teatro Campoamor de Oviedo o viéndolos por televisión , sigue poniendo la carne de gallina. Para quienes nos dedicamos al mundo del protocolo y organización de eventos la seguimos observando como una “obra maestra” de lo que es el concepto de un evento y su puesta en escena y adecuada ejecución. Impecable y es justo felicitar a sus organizadores, un amplio equipo de profesionales bajo la responsabilidad acertada de su actual directora, Teresa Sanjurjo. Aunque lleva haciéndose 42 años (que se dice pronto) sigue ganando enteros cada año y supera con mucho cualquier otro acto similar en cuanto a su ceremonial, ritmo, sensibilidad, mensajes y escenografía propios de estos tiempos. Como asturiano y español que soy me siento muy orgulloso, así como de haber ayudado a construir esta trayectoria, hoy impecable, durante las 33 primeras ediciones.

Carmen Linares y María Pagés sobre el escenario del Teatro Campoamor tras recibir el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2022.
Lo que ven los invitados y los espectadores es el resultado final de una compleja organización que va más allá de la estética mostrada. Hay detrás mucho trabajo que quienes conocemos esta ceremonia sabemos que implica mucha dedicación y tomar decisiones con una gran sensibilidad. Son muchos meses de preparación y siempre con plazos muy ajustados, pero con tan buenos resultados que hace sea un espejo al que mirarse cuando se piensa en la organización de un acto de estas características. Un evento que más allá del mero protocolo, quizá lo más sencillo, pues en el resultado final hay que valorar muchas más cuestiones que obligan a exprimir el cerebro para ofrecer cada edición un hecho diferencial o varios. Ha encontrado el camino óptimo para alcanzar en breve los 50 años y seguir por tiempo indefinido. Sigue siendo la primera ceremonia internacional de la cultura y en la apuesta por un mundo más civilizado, justo y en paz.
En tiempos convulsos como vivimos, el Teatro Campoamor resulta un remanso de esperanza por un mundo más solidario y en convivencia. Su nivel de intelectualidad es alto, afortunadamente, pero siempre salen palabras que llega a cualquier nivel social. Un ejemplo, el propio discurso de la Princesa de Asturias, con esa buena reiteración de “me interesa” en el contexto de la población más joven. Dos palabras que gracias a la heredera conecta un evento teóricamente de mayores que puede llegar a la juventud. Ella puede contribuir con sus 17 años que cumple mañana, día 31 de octubre, y a quien desde este modesto artículo trasladamos nuestra felicitación. Continúe Leyendo…