Nuevo orden de precedencias de los ministerios

El Boletín Oficial del Estado publica en el día de hoy ocho reales decretos por los que se reestructuran las vicepresidencias y los ministerios y se nombran a los vicepresidentes primero, segundo, tercero y cuarto, a los nuevos ministros y portavoz del Gobierno. Como se han reestructurado los departamentos ministeriales y creados otros, obliga a modificar el orden protocolario de los ministerios (y en consecuencia de los ministros) establecido en el artículo 15, apartado 2, del Real Decreto 2099/1983, de 4 de agosto, por el que se aprueba el Ordenamiento General de Precedencias en el Estado.

El nuevo orden de los ministerios, tomado del Real Decreto 2/2020, de 12 de enero, por el que se reestructuran los departamentos ministeriales, es el siguiente:

  • Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.
  • Ministerio de Justicia.
  • Ministerio de Defensa.
  • Ministerio de Hacienda (cuya titular es portavoz del Gobierno).
  • Ministerio del Interior.
  • Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
  • Ministerio de Educación y Formación Profesional.
  • Ministerio de Trabajo y Economía Social.
  • Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
  • Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
  • Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática (cuya titular es al mismo tiempo vicepresidenta primera del Gobierno).
  • Ministerio de Política Territorial y Función Pública.
  • Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (cuya titular es además vicepresidenta cuarta del Gobierno).
  • Ministerio de Cultura y Deporte.
  • Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital (cuya titular es además vicepresidenta tercera del Gobierno).
  • Ministerio de Sanidad.
  • Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 (cuyo titular es además vicepresidente segundo del Gobierno).
  • Ministerio de Ciencia e Innovación.
  • Ministerio de Igualdad.
  • Ministerio de Consumo.
  • Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
  • Ministerio de Universidades.

Este es el orden de los ministerios y conlleva el de los ministros, así como los altos cargos de los diferentes departamentos como secretarios de Estado, Subsecretarios y directores generales y asimilados. Continúe Leyendo…

La reverencia ante el rey

La reverencia o inclinación protocolaria ante el rey de España ha vuelto a salir a la palestra a raíz de la promesa como presidente del gobierno de Pedro Sánchez esta semana. Dejando al margen a quienes utilizan cualquier hecho para desacreditar al político, numerosas personas han criticado el escueto gesto de “cortesía” que en el Palacio de La Zarzuela tuvo al respecto el jefe del ejecutivo hacia el monarca. Estamos, además, a pocos días de que los ministros tengan que realizar su jura o promesa ante el Jefe del Estado y ya se vaticina que parte de los nuevos cargos no tendrán ese gesto de “respeto”, especialmente con los representantes de Unidas Podemos. Es para mí un debate estéril porque, y voy de frente, el tradicional saludo hacia la Familia Real no tiene sentido alguno en la España moderna que vivimos y menos antes unos reyes que buscan en todo momento la proximidad y la cercanía. Inclinar la cabeza (hombres) o doblar la rodilla izquierda (mujeres) debe quedar exclusivamente en el marco de la voluntad de cada persona y no como una cuestión obligada que genere lecturas sobre el apego o no la institución monárquica. La reverencia se ha quedado en el ámbito de la realeza internacional, y más como una costumbre que como una demostración de afecto o veneración, no contemplándose en otros sistemas políticos como por ejemplo para los jefes de Estado de países no monárquicos.

Reverencia al rey.

Ligera inclinación de cabeza ante el Rey segundos antes de promter su cargo como presidente del gobierno.

Continúe Leyendo…

La jura del Ministro

El Rey presidió, el pasado jueves, día 8, el acto en el que Román Escolano Olivares juró su cargo como nuevo ministro de Economía, Industria y Competitividad. El nuevo miembro del Ejecutivo juró su cargo ante un facsímil de la Constitución abierta por el Título IV, que trata del Gobierno y la Administración, dispuesto junto a un crucifijo y una Biblia editada en 1791 y dedicada a Carlos IV, abierta en el capítulo 30 del Libro de Números (porque esa fue su decisión). Cada jura o promesa de un miembro del Gobierno salen las mismas preguntas: ¿Juran los ministros ante un crucifijo por tradición o convicción? Si es por tradición, es hora que actualicen. Y si es por convicción deberían pensar que son miembros de un gobierno que ha de gobernar para todos los españoles, con independencia de su pensamiento o confesión religiosa. Aunque respetamos que el Ministro por sus creencias religiosas tenga el “derecho” de hacerlo ante el crucifijo y Biblia, pienso que ya es hora de que en sus actos oficiales se atengan a lo estrictamente legal dejando de lado lo religioso. Empieza a ser hora de que piensen que por no jurar o prometer ante el crucifijo no van a ser mejor o peor ministros, o mejor o peor valorados. Es hora de que estas ceremonias sean estrictamente civiles y la religión quede al margen o se reduzca al ámbito personal. La decisión de Felipe VI de respetar si quieren o no crucifijo es digna de reconocer, pero los ministros ya es hora de que se olviden de mirar fotos atrás y pensar que lo que juran o prometen es cumplir con la Constitución, no con la Biblia o con Dios (que eso queda en su interior).

Continúe Leyendo…

Cambios protocolarios en la toma de posesión de los Ministros ante el Rey

El orden departamental no se modifica. Sigue vigente el mismo de 2011 aunque algunos ministerios hayan cambiado su denominación y competencias

ministros-global

Los Ministros al fondo, colocados por el orden departamemntal, en sistema lineal de derecha a izquierda entre ellos. A la derecha el Rey y tras él los presidentes de los poderes del Estado y del Tribunal Constitucional. En primer plano la mesa de la jura. A la izquierda, pero no sale en la imagen, el Director de Protocolo de la Casa de Su Majestad, responsable de la lectura de los Reales Decretos de nombramiento de la Vicepresidenta y de los Ministros.

El rey Felipe VI, a través de los servicios de Protocolo de la Casa de Su Majestad, ha introducido un nuevo cambio en el formato de la ceremonia de jura o promesa de acatamiento de la Constitución de los ministros del Gobierno. Esta misma mañana, el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy pronunciaba la preceptiva fórmula ante el Jefe del Estado en el Palacio de La Zarzuela, en presencia del Ministro de Justicia como Notario Mayor del Rey, y con la asistencia de los presidentes de los presidentes de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo –Congreso y Senado- y Judicial –Consejo General del Poder Judicial-), así como del Presidente del Tribunal Constitucional. La novedad consistió en establecer un saludo o besamanos tras la ceremonia y antes de posar para la foto de Familia. Un detalle que me ha gustado porque ha dado mayor solemnidad, ha corregido un absurdo histórico de no felicitar el Jefe del Estado uno a uno, y hacerlo antes de que posaran para la fotografía oficial. Eso ha dado más limpieza visual y ha permitido organizar la foto de familia de una manera más natural. Creo que es un acierto. Continúe Leyendo…

El “estilo” protocolario de Felipe VI llega en pequeños gestos a la jura del Presidente

Al margen de nuestra discordancia con la presencia de símbolos religiosos en actos oficiales de Estado, la ceremonia de jura del Presidente del Gobierno ha aportado al menos dos novedades protocolarias de interés que son objeto de análisis.

(Texto publicado en el diario La Nueva España, hoy 1 de noviembre, onomástica del rey Felipe VI, bahjo el título “Ausencia de la Reina y presencia del crucifijo”, y que ha sido enriquecido con otras consideraciones que por razones de extensión no pudieron ser incluidas en la columna de opinión del citado periódico del Principado de Asturias).

leyendo-rd

Fase 1 de la jura: El Presidente, al fondo, el Rey en posición destacada próximo a la mesa de la jura, presidiendo el acto, junto a la Presidenta del Congreso, del Senado, del Tribunal Coinstitucional y del Consejo General de Poder Judicial, de acuerdo a la precedencia protocolaria vigente. En este instante se dando lectura al Real Decreto de nombramiento del Presidente.

Mariano Rajoy, ha pronunciado ante el rey Felipe VI, la preceptiva frase regulada en el Real Decreto 707/1979, de 5 de abril, por el que se establece la fórmula de juramento en cargos y funciones públicas, y que para el Presidente del Gobierno es la siguiente: “Juro cumplir fielmente las obligaciones del cargo como Presidente del Gobierno, con lealtad al Rey, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros” (eligió la opción de “juro” frente a la de “Prometo por mi conciencia y honor”).

Se cumplía de esta manera un protocolo obligatorio para tomar posesión del cargo y asumir de forma efectiva la presidencia del Poder Ejecutivo. Sin embargo, dos aspectos han suscitado diferentes comentarios entre la clase periodística sobre el acto celebrado a primera hora de la mañana de ayer en el Palacio de La Zarzuela. Uno la ausencia de la reina Letizia Ortiz, y otro el hecho de que en un estado aconfesional se siga jurando ante un crucifijo y la Biblia (editada en Valencia en 1791, propiedad de Carlos IV, abierta por el capítulo XXX del Libro de los Números, dedicado al voto y al juramento). Obviamente, estaba también un ejemplar facsímil de la Constitución editado por las Cortes Generales en 1980, abierto por el Título IV, del Gobierno y la Administración. Continúe Leyendo…

Nuevo formato protocolario para un Jefe de Estado extranjero: la Visita de Presentación

Foto escaleras

Tras recibir a pie de coche y recibir honores de un piquete de la Guardia Real, ambos mandatarios se dirigen por la escalinata a la Cámara Oficial.

En nuestro post anterior de 8 de abril, hacíamos referencia a los importantes cambios que sigue introduciendo la Casa de S.M. a propósito del protocolo que sigue para las actividades públicas de los Reyes de España. Hacíamos alusión al caso de la Universidad de Salamanca, y anunciábamos la visita realizada a España por el Presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Souza, el pasado 17 de marzo, y que confirma lo que ya intuíamos tras la que hizo a Madrid el Presidente de Italia, Sergio Mattarella, el 11 de mayo del pasado año. La Casa de S.M. el Rey ha creado las Visitas de Presentación de un nuevo Jefe de Estado extranjero, que se suma así a las otras tres clásicas: de Estado, Oficiales y de Trabajo (privadas al margen). Continúe Leyendo…

Nuevos tiempos para el protocolo institucional, incluso para el Real

Rey con IglesiasDon Felipe con el líder de Podemos, Pablo Iglesias.

Pese a quien le pese, para bien o para mal, el futuro próximo lo dirá, estamos ante nuevos tiempos para el Protocolo institucional. Las diferentes imágenes que los medios de comunicación nos han transmitido de la sesión constituyente del Congreso y del Senado, así como de las audiencias del Rey con los líderes políticos y las reuniones de éstos entre ellos mismos o en sus comparecencias ante los medios de comunicación, acreditan que poco seguirá siendo igual en el ámbito protocolario y comunicacional en el sector público. Podemos quedarnos quietos y acogernos al pensamiento de que todo volverá a su sitio, o que dependerá de cómo se conforme el Gobierno de la Nación; o también podemos, sencillamente, reflexionar que las urnas de forma indirecta nos han enviado otro mensaje a los expertos en protocolo oficial. Nuestra obligación es hacer también una lectura de ello, y no anclarnos en la tentación de señalar que este Protocolo ha enfermado por un virus de irreverencias, antiformas y rupturismo general. Continúe Leyendo…

La Constitución laica (¿q.D.g.?)

Ministro 2

 Jura del Ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Alfonso Alonso, el pasado 3 de diciembre ante el Rey de España, en el Palacio de la Zarzuela.

(Artículo de opinión publicado en La Nueva España, el 11 de diciembre de 2014)

El pasado miércoles el ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Alfonso Alonso Aranegui, juraba ante el jefe del Estado, el rey Felipe VI, el cumplimiento de la Constitución Española. Lo hacía en el Palacio de La Zarzuela en un acto al que asistían igualmente el Presidente y Vicepresidenta del gobierno, así como el Ministro de Justicia, que lo hacía en calidad de Notario Mayor del Reino, encargado de dar fe del cumplimiento de este precepto.

El juramento o promesa de la Constitución Española viene regulado por un Real Decreto de 1979 que obliga a los cargos públicos a formular previamente a su posesión la siguiente frase: “Juro o prometo por mi conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo de … con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado?”. En el caso de los miembros del Gobierno de la Nación han de hacerlo ante el Rey y añadiendo a aquella afirmación “así como mantener en secreto las deliberaciones del Consejo de Ministros”.

De acuerdo al protocolo tradicional en estos casos, tras el acto en La Zarzuela, el nuevo responsable acude a la sede ministerial para recibir del anterior titular la cartera que lleva impreso el nombre del ministerio, una puesta en escena que viene a significar el traspaso de los asuntos pendientes del ministro saliente. De esta forma se da visualización al relevo. El 29 de septiembre pasado había hecho lo propio el ministro de Justicia, Rafael Catalá Polo, quien sustituía a Alberto Ruiz Gallardón. Son los dos únicos ministros que hasta ahora han jurado su cargo ante el rey Felipe VI.

Ambos lo hicieron ante un crucifijo, un ejemplar facsímil de la Constitución editado por las Cortes Generales en 1980, abierto por el artículo 100 (que dice: “Los demás miembros del Gobierno serán nombrados y separados por el Rey, a propuesta del Presidente), así como una Biblia editada en Valencia en 1791, propiedad de Carlos IV, abierta por el Antiguo Testamento, Libro de los Números, capítulo 30, del voto de juramento, página 157 (afirma literalmente: “Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no violará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca”).

No deja de sorprender que tras el ejemplo demostrado por el rey Felipe VI de prescindir de cualquier símbolo o alusión religiosa en su proclamación ante Las Cortes Generales el pasado 19 de junio (no se dispuso el crucifijo, ni las Sagradas Escrituras, como en 1975 con su padre el hoy rey honorífico Juan Carlos I), los ministros mantengan dichos símbolos que a nuestro modo de entender rompe con la filosofía del Estado aconfesional de la Constitución que acaba de cumplir sus 36 años de vida, que en su artículo 16.3 señala refiere a que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”.

El Tribunal Constitucional ha dejado claro en una sentencia que “el Estado se prohíbe a sí mismo cualquier concurrencia, junto a los ciudadanos, en calidad de sujeto de actos o de actitudes de signo religioso”, según recoge el experto constitucionalista Rafael Naranjo en su Manuel de Derecho Constitucional. Estamos en consecuencia en un Estado laico que es independiente de cualquier organización o confesión religiosa y en el cual las autoridades políticas no se adhieren públicamente a ninguna religión determinada ni las creencias religiosas influyen sobre la política nacional. Siendo esto así, carece de sentido que siga observándose aquél ceremonial para un cargo que se pone al servicio de todos los españoles (con independencia de las convicciones de unos y de otros).

Puede pensarse que lo hacen los cargos del Partido Popular para garantizarse mediante esta puesta en escena el apoyo de los fieles cristianos, pero hay que recordar que bajo el mismo formato prestaron juramento los presidentes Suárez (éste arrodillado ante la mesa), Calvo Sotelo, González, Aznar, Zapatero y Rajoy, así como todos sus ministros. No tiene sentido en la España plural actual el mantenimiento de estos elementos religiosos. Aludir a otros países democráticos donde se jura ante la Biblia, como Estados Unidos, o declarar ante el juez en otros como el Reino Unido –donde por cierto los propios jueces están instando a no hacer ese tipo de juramento porque “la mayoría de las veces la gente no lo toma en serio”, según recoge en 2013 la publicación Noticia Cristiana-, no es comparable, ni sirve de refutación para acreditar la tradición española.

Coincide este juramento con la decisión reciente del rey Felipe VI de prescindir de la tradición de la Casa Real de poner en sus invitaciones para los actos oficiales que promueve el Rey como Jefe del Estado la siglas “q.D.g.” (que Dios guarde), utilizada por nuestros monarcas desde que adquirieron el título de Reyes Católicos Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón por concesión del Papa valenciano Alejandro VI en la bula Si convenit, expedida el 19 de diciembre de 1496. Un título que heredaron y conservaron sus sucesores (Felipe II como el Rey «Católico») y que a día de hoy, la actual Constitución Española reconoce al rey de forma indirecta porque alude al posible uso de los títulos tradicionales de la Monarquía española, por lo que también puede utilizar el de Rey Católico o ser llamado Su Católica Majestad. Los reyes Juan Carlos I y Sofía nunca hicieron uso público del mismo (aunque sí de los simbólicos beneficios que conlleva, tales como que la Reina pueda lucir traje blanco y mantilla blanca en una audiencia ante el Papa –mientras que el resto de jefas de Estado o primeras damas deban hacerlo con traje oscuro en señal de respeto y discreción, tradición ésta en creciente desuso- u ocupar el lado del Evangelio en el altar (lado derecho de éste) durante una ceremonia católica o ser recibidos en la puerta de un templo (y ofrecerles agua bendita, también en desuso) por la máxima autoridad eclesial presente.

Las invitaciones han dejado de lado la expresión “S.M. el Rey y en Su nombre el Jefe de Su Casa tiene el honor de invitar…”. El rey Juan Carlos I, como sus antecesores, ponía tras la expresión S.M. el Rey las siglas entre paréntesis q.D.g. Otro gesto más del nuevo Monarca que evita en su protocolo cualquier cuestión que rompa su neutralidad confesional como Jefe del Estado. Otra cosa será que tenga sus propias creencias y las cultive privadamente o asista a actos promovidos por las diferentes confesiones religiosas. De hecho ya no se habla oficialmente de “Funeral de Estado” cuando se hace con una ceremonia religiosa. El Funeral de Estado se limita a la despedida civil que con mayor o menor solemnidad ofrezcan las instituciones oficiales y si es deseo de la familia que ese adiós contemple una ceremonia religiosa se matiza el nombre como “Ceremonia religiosa de despedida en honor de…”, evitando de esta manera posibles confusiones que asocien al Estado a una determinada confesión. Felipe VI da ejemplo constitucional. Nuestros gobernantes deberían tomar buena nota.

La Casa Real avala la teoría protocolaria del “vale todo”

El Rey ha sabido actuar como un buen jefe de Estado al concurrir públicamente con inmediatez ante los medios de comunicación para testimoniar su dolor y condolencia por la muerte del que fuera el primer presidente de la democracia española, Adolfo Suárez, el gobernante entonces joven que nos devolvería constitucionalmente la libertad a los españoles. Pero el Rey, o/y su equipo de asesores –protocolo, comunicación y otros gabinetes- han hecho un triste favor al orden constitucional, a la bandera y al buen protocolo institucional. Fue el primero en comparecer ante los medios de comunicación, a los pocos minutos de anunciarse oficialmente el fallecimiento del abulense, desde su despacho oficial de La Zarzuela. Instantes después lo haría el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, desde La Moncloa. Y siguieron luego otras declaraciones de interés.
Pero la puesta en escena Real me ha apenado y, por qué no decirlo, molestado y enfurecido. Quienes saben de Protocolo, sólo al ver la imagen ya intuirán a qué me voy a referir:
Rey Suárez buena
No había casi ni transcurrido unos segundos cuando las redes sociales de los profesionales de protocolo se llenaron de expresiones como “increíble”, “no me lo puedo creer”, “otra vez”, “¿qué está pasando?”, etc. A mi twiter, en apenas treinta minutos, llegaron más de cien comentarios que no daban crédito a lo que veían sus autores. La bandera española estaba dispuesta incumpliendo la ley, la misma que, por cierto, creó Adolfo Suárez. Hay quien se preguntaba por las razones, argumentando que eso no podía ser un fallo, que algún motivo habría. No sé si hubo razones o no, o si se tuvo en cuenta de nuevo que la enseña nacional debía aparecer junto al monarca (y no la Europea como correspondía). No lo sé. Pero sí sé que las leyes están para cumplirse, y más desde la jefatura del Estado (y sino les vale que cambien la norma). No es un fallo solamente, es saltarse peligrosamente la norma vigente. Se ha dado luz verde al “vale todo en protocolo” y sin querer facilitan argumentos a quien desde ya hacer con las banderas lo que se le antoje. El presidente catalán, por ejemplo, habrá sonreído al ver la imagen. O los que consideran que la verdadera bandera española es la republicana.
Si era necesario que el vexilo nacional estuviera al lado del Jefe del Estado, cosa que suscribo, hubiera bastado con prescindir de la Europea, que por cierto tampoco era necesaria en esta comparecencia de consumo nacional. Ya dijimos lo mismo con ocasión del mensaje de Navidad, en el que se adoptó la misma decisión.  Cuando se anunció que el Rey haría una declaración ya comenté con mis allegados lo peor, incluso presagiaba que podrían aparecer enlutadas cuando aún no se había declarado el luto oficial (menos mal que no fue así).
Hubiera sido más institucional y de Estado que hubiera aparecido solo la bandera de España, pero si su deseo es que lo hiciera también la Europea no quedaba más remedio que ponerla al otro lado del Rey o bien intercambiarla con respecto a la nacional. Pero soluciones mediáticas a la carta cuando hay normas oficiales de obligado cumplimiento no son admisibles. Podrían haberse buscado otras soluciones más televisivas, que las hay sin incumplir.
Comparecencia presidencial
 Los asesores de Mariano Rajoy debieron tener en cuenta el detalle, pues el Presidente compareció –en una inapropiada escenografía- con las dos banderas,  ordenadas correctamente (en una disposición casi ridícula), como puede apreciarse en la imagen que sigue más abajo. Pero nos llamó la atención que aparecieran enlutadas cuando aún no había declarado el luto oficial, que por otra parte solo puede aplicarse legalmente mañana cuando aparezca en el Boletín Oficial del Estado y que durará tres días (desde las 00.00 horas de esta noche hasta las 24.00 horas del miércoles). En este tiempo, todos los organismos oficiales deben hacer ondear la bandera de España a media asta y, por consideración, el resto de las enseñas.  Además, si se fijan los lectores en la imagen, el lazo negro sobre la bandera de España parece más –perdón por el simil- un condón negro que un lazo de luto. ¿No se puede cuidar mejor esta puesta en escena? ¿Y la bandera de Europa? Parece que está, que no está… Una posición rarísima, entre escondida y apartada. Lamentable.
 Rajoy bandera Suárez
El Rey San Pedro
Volviendo a la comparecencia del Rey, nos ha llamado la atención la fotografía elegida por el Monarca (o sus asesores) tomando del hombro a Suárez en los jardines de La Zarzuela, en su último encuentro, ya enfermo el ex presidente. Varias reflexiones salen de inmediato. La más preocupante: la imagen de Suárez dando la espalda a los televidentes. ¿Era lo más idóneo? Pienso que no aunque reconozco que la foto tiene una fuerte carga sentimental y mediática, pero también sabemos que hay otras fotos en La Zarzuela más emotivas del Rey y Suárez juntos y emocionados y dando la cara a la cámara.
Nos viene una segunda reflexión más anecdótica: parece que el Rey asume el papel de “San Pedro” llevándose al cielo al ex presidente. Inevitable pensar en ello. Quizá por esta razón debía haberse evitado.
 Rey abrazo Suárez
El incumplimiento de la bandera daña la imagen del protocolo institucional, ya bastante tocada. Me preocupan estas decisiones que ya se reiteran, porque contribuyen a la ley de la selva –todo vale si lo dicen las televisiones o los comunicadores- y porque consolida la opinión de que las altas instituciones del Estado han dejado de ser referencia protocolaria de quienes trabajamos en esta profesión. No hay razones que justifiquen un incumplimiento así, ni puestas en escena tan desafortunadas. Y menos desde la más alta instancia del país. El tema está en que vale todo pero solo para estas instituciones. Luego obligan a las demás a que se cumplan cuando interesa.
Sospecho que los sustos protocolarios en relación al fallecimiento de mi admirado Adolfo Suárez, sólo acaban de empezar. Al tiempo. No le dejamos ni descansar en paz.

El protocolo de la primera “rueda de prensa” de la Casa de S.M. el Rey

 

Conferencia de prensa en La Zarzuela. De izquierda a derecha: Jefe Médico de la Casa del Rey, Doctor Miguel Cabanela, Jefe de la Casa de S.M. el Rey y el doctor Ángel Villamor. Fuente: RTVE.

 

El pasado viernes, día 19 de septiembre, el jefe de la Casa de Su Majestad, Rafael Spottorno, ofrecía una conferencia de prensa ante más de un centenar de periodistas acreditados en el Palacio de La Zarzuela, para dar cuenta de la salud del Rey y de las medidas médicas adoptadas, que pasarán por una nueva intervención quirúrgica (quizá dos), en el Hospital Quirón de Madrid. Era evidente que en las últimas semanas, don Juan Carlos daba claros síntomas de un empeoramiento de su salud, dificultad en su caminar y permanecer de pié, rostro dolorido y ojeras agotadoras. Los medios de comunicación comenzaban a hacer sus vacilaciones acerca del futuro institucional del Monarca, su posible inhabilitación e incluso una posible renuncia o abdicación. De hecho desde que se anunciara la convocatoria hasta su celebración todo eran preguntas y comentarios relacionados con una posible abdicación.
Ante tales ecos de Corte, pienso que el servicio de Relaciones con los Medios de Comunicación de la Casa de Su Majestad (que no Casa Real como muchos equivocan) acertó de pleno en la convocatoria de esta rueda de prensa porque en situaciones de crisis -y ésta lo era- no hay mejor solución que coger el toro por los cuernos. De esta manera, por primera vez en la residencia del Jefe del Estado se convocaba a los Medios, algo que ya es histórico y que no puede pasar desapercibido. El diplomático Spottorno, hombre templado y con gran aplomo, salió al paso y contó la realidad de la situación, las decisiones adoptadas por el Rey y descartó cualquier opción de renuncias o similares. En la rueda de prensa estuvieron
presentes además de Spottorno, el jefe del Servicio Médico del Rey, Miguel Fernández-Tapia, el doctor que operó la cadera de don Juan Carlos las dos primeras veces, Ángel Villamor, y el cirujano Miguel Cabanela, especialista en este tipo de operaciones que se desplazó para reconocer e intervenir al Rey desde la Clínica Mayo de Rochester (EEUU).
Los cuatro se sentaron en un mesa recubierta de tela granate (un color que debieran cambiar), con el fondo de un tapiz (fondo inadecuado), ocupando el centro el doctor Cabanela, que dirigirá la atención médica a don Juan Carlos, y el propio Jefe de la Casa de S.M. Éste -anfitrión- se situó a la izquierda (puesto 2), dejando el lado derecho (puesto 1) a su “invitado de honor” principal, en un ejercicio de cesión de presidencia que saludamos positivamente y que volvemos a insistir esperemos que sirva de ejemplo a muchos denostadores de algo tan elegante como ceder a quien centrará el protagonismo esencial. Era evidente que dos eran las cuestiones que interesaban a los medios: el estado de salud del Rey y su posible tratamiento y la posibilidad de que se anunciara abdicación o inhabilitación. Por ello, ambos en el centro justifica el protocolo. Cerraron los extremos el Jefe Médico de la Casa del Rey y el doctor que operó de la hoy cadera infectada, éste ocupando la última plaza.
Algunos se preguntarán si los puestos de estos dos últimos deberían intercambiarse, por eso de la cortesía y no dejar el último lugar al médico Villamor. En mi modesta opinión, la solución adoptada fue brillante e idónea, pues de esta manera el Jefe de la Casa comparecía arropado por los dos doctores protagonistas. De ubicarse el Jefe Médico de la Casa en el puesto cuatro podría ser entendido como una nueva cortesía, pero también generaba dos zonas de mesa que obviamente no era adecuado: a un lado el equipo médico, al otro los miembros de la Casa. Igualmente, quedaba desplazado Villamor con respecto al centro de atención, lo que casi sin querer podría interpretarse de manera negativa. Un acierto insisto.
A la izquierda de la presidencia, desde un atril, el jefe del Servicio de Relaciones con los Medios de Comunicación de la Casa de S.M., Javier Ayuso, quien tras la intervención inicial de los comparecientes, condujo la concesión del turno de preguntas y puso fin a la rueda de prensa cuando más o menos los temas quedaron agotados. En este sentido, todo merece nuestro aplauso, especialmente el protocolo seguido y desde el punto de vista comunicacional la entereza, firmeza y buen hacer del diplomático Spottorno.
Sin embargo, no podemos decir lo mismo de la escenografía final, que una vez más transmite ese aire vetusto y rancio que determinados espacios de La Zarzuela ofrecen cuando se celebran en ellos diferentes actos. Estimamos que era precisa una trasera más en consonancia con los tiempos, favorecedera de la comunicación institucional, pues viendo la imagen francamente uno queda desubicado y resulta plenamente chocamente y antiguo. Estos cambios que tanto cuestan adoptar en determinadas instancias, son necesarios y no le venía mal a La Zarzuela disponer de espacios que transmitan sensaciones que potencien la cercanía entre la institución y los ciudadanos.
Supongo que los cambios en ese sentido irán llegando. De momento nos felicitamos por el hecho de que se haya roto algo que hasta ahora era tabú en la Jefatura del Estado. Nada de ruedas de prensa. ¿Por qué? Estamos acostumbrados a los discursos del Rey, pero esa fórmula parece agotarse sino se complementa con otras acciones. Se intentó variar con la entrevista de Jesús Hermida al Rey, pero el mal planteamiento del periodista, su lenguaje y maneras, así como la puesta en escena y falta de naturalidad de nuestro Monarca, restó autenticidad al mensaje. Algo que no sucedió en la rueda de prensa. De frente, sin tapujos, con naturalidad estudiada, saliendo al paso de temas antes de que te quemen en las manos, se genera más confianza que con los comunicados de prensa.
Llegan tiempos que la comunicación de la Jefatura del Estado debe de adaptarse a las necesidades actuales. Resulta más elegante y próximo que el Rey anuncie personalmente la boda de sus hijos, que un trasnochado comunicado. El Príncipe, con ocasión de su compromiso con doña Letizia Ortiz, dió todo un ejemplo de comunicación eficaz y buen protocolo cuando concurrió por primera vez junto a su prometida en la puerta de su residencia. Aquella imagen dió la vuelta al mundo. El comunicado se ha quedó para estudio de anticuarios y nostálgicos.
Pasos buenos en la comunicación desde La Zarzuela. Esperemos que en el tiempo de tratamiento y curación del Rey se sigan con actuaciones similares,que se comparezca sin miedo, y no estaría de más que no sólo lo hicieran los médicos, sino su más próxima familia, porque todos deseamos saber cómo está el Rey, pero también cómo lo lleva su familia. Y eso no se puede esconder, ni dejarlo a simples comentarios cuando los periodistas coinciden con la Reina o el Príncipe en un evento. La imagen de unidad total es más necesaria que nunca y una buena comunicación puede hacer mucho al respecto.