Precedencias regladas pero con respeto a las “sensibilidades”

El protocolo a seguir en la asignación de precedencias para las autoridades puede resultar en ocasiones sencillo para los expertos, especialmente cuando las personalidades afectadas están contempladas en las normativas vigentes. Sin embargo, constituye uno de los ejercicios protocolarios más complejos para los organizadores de eventos. Hablo apelando no sólo a mi propia experiencia profesional en los últimos 35 años dedicados a esta cuestión, sino al centenar de consultas que mensualmente me hacen profesionales cualificados. Hay situaciones delicadas y vacíos normativos.

¿Cómo colocar a los dos reyes, Felipe y Juan Carlos?

Algunos piensan que es sencillo, pero hagamos una pregunta fácil: si en un acto cualquiera acudieran actualmente el Rey de España, Felipe VI, y el Rey honorífico, Juan Carlos I, ¿quién presidiría? Seguramente la respuesta sería unánime. El Rey Felipe VI. Y legalmente sería correcto y lo que debiera hacerse. Pero vamos a retorcer la pregunta: ¿y si el Rey de España acude a ese acto por que es el presidente de honor de la institución anfitriona y el Rey Juan Carlos el presidente fundador? Seguro que alguno ya se lo estará pensando. Terminará por decir: pero si es lo mismo, el Rey es el Rey y el Rey Honorífico siempre iría después. No le faltaría razón, pero hay matices. Y en estos detalles es donde se nota a los grandes profesionales.

Precedencias con singularidades

La aplicación de precedencias no se es solo cuestión de aplicar la normativa o las tradiciones, sino tener en cuenta las características y singularidades de cada evento, y saber manejar las sensibilidades, tan importantes en los eventos de hoy. Para algunos puritanistas las normas protocolarias están para cumplirlas, para otros también están para cumplirlas pero sabiendo interpretarlas según las situaciones. Soy de los que se alinean en esta última “escuela”.

Llevaba tiempo esperando un evento “normal” al que concurrieran juntos los reyes Felipe VI y Juan Carlos I, en calidad de invitados de honor por una institución ya fuera pública o privada, al objeto de verificar el tratamiento que el servicio de protocolo de la Casa de S.M. daría a ambos monarcas. Estaba plenamente convencido que nos aportaría alguna novedad. Y la hubo. Hemos tenido que esperar porque no ha habido ocasiones desde que se produjera la sucesión en la Corona, más allá de determinados eventos más de tono familiar o más íntimos, como el caso del funeral del infante de gracia Carlos de Borbón-Dos Sicilias, duque de Calabria (casi un auténtico hermano para el rey Juan Carlos).

Presidencia doble

A la derecha del rey Felipe VI la Ministra de Empleo y el Presidente de la Junta de Extremadura. A la izquierda de rey Juan Carlos, la Presidenta de COTEC y la Alcaldesa de Madrid.

Protocolo en la Fundación COTEC

La ocasión se produjo el pasado 13 de mayo, en Madrid cuando el Rey, presidente de honor de la Fundación Cotec, y el rey Juan Carlos, presidente fundador, presidieron el principal acto que celebra la Fundación Cotec cada año, en el que se presentó el informe 2016 sobre la situación de la innovación en España. Vamos a contextualizar la situación. La Fundación Cotec tiene su origen en 1990, cuando un grupo de empresarios, haciéndose eco de una sugerencia del rey Juan Carlos, decidió crear una organización de carácter empresarial con el fin de contribuir a promover la innovación tecnológica y a incrementar la sensibilidad social por la tecnología. Para cumplir con su misión, Cotec fijó sus objetivos estratégicos de la promoción de la cultura tecnológica y de actitudes innovadoras, el desarrollo del análisis de los efectos de la innovación y la presencia institucional, para que esta visión empresarial sea transmitida a las instituciones, a la hora de diseñar sus actuaciones de contenidos tecnológicos e industriales. Preside esta Fundación la ex ministra Cristina Garmendia. Asistieron al acto además la Ministro de Empleo y Seguridad Social, el Presidente de la Junta de Extremadura, la Alcaldesa de Madrid y la Secretario de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, entre otras.

Presidencia par

La presidencia del acto se situó en la primera fila de público. Si aplicáramos la teoría tradicional de la presidencia unipersonal cuando el Jefe del Estado concurre a un acto sin su consorte, el rey Felipe VI debería haber ocupado el asiento central, colocándose el rey Juan Carlos I a su derecha y la presidenta anfitriona a su izquierda. Sin embargo no fue así, y la aportación es muy interesante por acertada y novedosa. Los monarcas copresidieron. Presidencia par, aunque a la derecha el Rey (puesto 1) y a la izquierda el rey Juan Carlos (puesto 2). Se respetó la precedencia y se cumplió la normativa, pero eso fue lo de menos, A efectos públicos los Reyes copresidieron, saltándose la cuestión unipersonal.

Pero en esta disposición quizá lo más relevante no ha sido esa distribución, sino dos detalles importantes que nos ha de hacer pensar a quienes nos dedicamos a esta cuestión. Dada que la primera fila era larga y el encuadre periodístico nunca mostraría la totalidad de la fila, si el rey Juan Carlos se hubiera colocado a la derecha del Rey en una presidencia impar, siempre nos quedaríamos con la duda de si Felipe VI hubiera cedido a favor de su padre. Sin embargo, de esta forma queda clara la obligada precedencia institucional del Rey Jefe de Estado frente al Rey honorífico. La segunda es más importante, al menos para mi. Para esa doble presidencia a buen seguro que la mayoría de los expertos habrían dispuesto a la anfitriona en el puesto 3, es decir a la derecha de Felipe VI, y en el cuatro a la Ministra. Pues tampoco, y aquí es donde las precedencias se hacen con alma y vida más allá del articulado legal o determinadas costumbres.

La Presidenta de COTEC, anfitriona, se sentó en el puesto cuatro, es decir a la izquierda del rey Juan Carlos (recordamos que en este tipo de presidencias el orden desde el centro es en alternancia de derecha a izquierda entre ellos, no mirando de frente a la imagen). ¿Por qué esa elección de la que denominamos cesión clásica del anfitrión (la que deja a su invitado o invitados de honor a su derecha), frente a la moderna que garantiza que el anfitrión quede siempre al lado de la autoridad que ocupa el puesto 1? No hay más explicación que la palabra sensibilidad: el rey Juan Carlos fue el impulsor de la creación de esta Fundación por la que apostó de forma importante durante su reinado. De hecho hoy es miembro del Patronato en calidad de “Presidente Fundador”. El mero hecho de que la anfitriona ocupe ese puesto cuatro engrandece los dos puestos, el 1 y el 2. El 1 porque siempre será corresponderá al de mayor relevancia, pero el 2 porque estaba a la derecha del anfitrión, que en su casa, siente donde se siente siempre estará “presidiendo”. Con un solo detalle o gesto, ambos reyes podrían pensar que estaban presidiendo. Una solución para felicitar a impulsores. Y lo mismo se hizo para foto de familia. Pero tampoco desmerece el puesto del rey Felipe VI que a su lado tenía a la primera autoridad siguiente: la Ministra.

Foto de Familia

Este ejemplo demuestra que el protocolo no puede ni debe ser rígido, sino que debe saberse adaptar a las sensibilidades y al contexto. En este caso hacia el correcto tratamiento para un Rey honorífico que fue impulsor de la obra y pretendía el equilibrio en el tratamiento de ambos para evitar un impacto visual que pusiera de manifiesto el desplazamiento de un Rey que ha dejado de ser Jefe del Estado. Eso es protocolo con alma, protocolo de singularidades, protocolo de sensibilidades. Ese que va más allá de la fría aplicación de una normativa que debe saber adaptarse a las personas. Si este espíritu lo tuvieran en cuenta los políticos y sus exigentes responsables de protocolo que solo piensan en el mejor sitio para sus “jefes” otro panorama de convivencia institucional tendríamos en este país.

El entierro del infante Alfonso de Borbón-Dos Sicilias

Claro está que habrá otras ocasiones donde esa fórmula no deba ni puede ni se aconseje aplicarse, pero también hay que ponerle sutiliza a la solución que se busque. Otro buen antecedente lo vivimos en noviembre de 2015 cuando se celebró el funeral del infante de gracia Alfonso de Borbón-Dos Sicilias. En el Real Monasterio de El Escorial, los Reyes Felipe y Letizia ocuparon el lado del Evangelio (derecha del altar) como es costumbre para las familias reales cuyo jefe ostenta la condición de Rey Católico, caso de la española. Los reyes honoríficos, Juan Carlos y Sofía, podrían haberse colocado a continuación, pues junto a las hijas del Rey, Leonor y Sofía, son miembros de la actual Familia Real (integrada en la actualidad únicamente por este seis miembros; el resto de la Familia se considera a efectos de protocolo Familia del Rey y tienen otro tratamiento). No se hizo así por la misma razón de sensibilidad. En esa ocasión, Juan Carlos y Sofía ocuparon dos sitiales en un lugar especial en la primera fila de la zona de fieles, en zona distinta y separada del resto de las autoridades. Dos lugares de honor para dos reyes y sus consortes. Otra fórmula de equilibrio. Al fin y al cabo ¿qué es protocolo además de otras muchas cosas importantes?: saber encontrar fórmulas que eviten situaciones chocantes.

General Reyes

Los reyes Felipe y Letizia a la derecha de la imagen, en el lado del Evangelio en el altar. A la izquierda, los reyes honoríficos, en lugar especial y fuera de la ordenación de autoridades.

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Hacer precedencias hoy es mucho más que colocar a las autoridades por el orden reglado o sobrevenido por tradición. Todos tenemos mucho que aprender. Y para aprender lo primero es contar con profesionales que valoren las sensibilidades de cada acto. No solo con reyes o altas personalidades sino en todas las situaciones. Ese es el protocolo que exigen los tiempos actuales.

Los casos sin precedentes de Oviedo

La Fundación hoy Princesa de Asturias, como cuento en el libro que presenté en Madrid este pasado jueves, hizo dos importantes excepciones singulares que nunca más se volvieron a repetir. En el acto de Constitución de la misma, celebrado en el Hotel de La Reconquista, en una presidencia impar, el entonces muy joven Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, presidió la mesa, quedando situado entre el Rey (a su derecha) y la Reina (a su izquierda). Algo que nunca hemos vuelto a ver en España en un acto con consideración oficial. ¿Por qué? Había que transmitir con claridad cuál era en ese momento el principal sentido de esta Fundación asturiana: la vinculación del Heredero con su Principado. Y qué mejor forma de hacerlo que presidiendo aunque estuviera el mismísimo Jefe del Estado. Era, insisto el año 1980.

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En la primera y segunda ceremonia de entrega de los Premios, en 1981 y 1982, en el Teatro Campoamor, el rey Juan Carlos presidió, pero el Príncipe –año en el que pronunció su primer discurso en público- ocupó el asiento dos, precediendo a la Reina que se fue al sillón tres. Se aplicaba entonces el Reglamento vigente de Precedencias y Ordenación de Autoridades y Corporaciones, aprobado mediante Decreto 1483 de 27 de junio de 1968 (etapa de la Jefatura del estado por el general Francisco Franco). Esta norma disponía textualmente que la “presidencia de los actos será unipersonal”. No contemplaba nada tampoco sobre la posición de la Reina, y sí del entonces denominado “Heredero de la Corona” (pensando más en el entonces Príncipe de España Juan Carlos, que en el hijo del rey Juan Carlos). Se respetó la normativa, pero la Reina se ubicó junto al Monarca y por delante del resto de autoridades salvando el honor de ese tercer puesto con un sillón especial igual que el del Rey, pero diferente al resto de los que ocupaban aquella presidencia. Y con un matiz importante: el anfitrión se colocó a la izquierda de la Reina, dando su lado de honor a quien estaba en el tercer puesto. Sensibilidad y detalle para salvar la dignidad de una situación compleja en la España anterior al Real Decreto 2099 de 1983. Formaban entonces la presidencia y en este orden las siguientes autoridades y personalidades:

  1. Rey
  2. Príncipe de Asturias.
  3. Presidente del Gobierno
  4. Presidente de la Fundación Príncipe de Asturias.
  5. Ministro de Cultura.
  6. Ministro de la Presidencia.

1981

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Ya en 1983, con el nuevo Real Decreto, la presidencia pasó a ser par, ocupando la reina Sofía el asiento 2 y el Heredero el 3.