Cumbre en El Pardo

Moncloa

Ayer lunes, el Presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, hizo de anfitrión en la cumbre de Países del Sur de Europa, celebrada en el Palacio de El Pardo de Madrid, y a la que asistieron los presidentes de Francia y de Chipre, y los primeros ministros de Portugal, Grecia, Malta e Italia. Tras el pertinente recibimiento a cada uno de los asistentes, y tras posar en la foto oficial de familia, los siete representantes mantuvieron un encuentro entorno a una comida de trabajo. Un protocolo bien cuidado en esta ocasión, aunque hay pequeños detalles que merecen alguna reflexión.

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El orden de protocolo aplicado para la “foto de familia” y para el almuerzo respondió al siguiente criterio: el anfitrión presidiendo, y a su derecha e izquierda, los jefes de Estado de Francia y Chipre, que ocupaban los puestos 2 y 3 de ambos espacios. A continuación, y en este orden de alternancia derecha-izquierda, los primeros ministros de Malta, Grecia, Portugal e Italia, siguiendo el orden interno establecido por la Unión Europea. Para la foto de familia no se utilizó trasera alguna, ni banderas, lo que en nuestra opinión resultó acertado, pues el fondo de Palacio ya es bueno de por sí. No obstante, creo que una tarima algo más digna y que en su base frontal pusiera “III Cumbre de Países del Sur de Europa” ayudaría a contextualizar la imagen y a hacerla perdurar en el tiempo.

El almuerzo

En el almuerzo se añadieron a la estética del Patio de Palacio las banderas de los siete países participantes, por el orden alfabético en el idioma de cada país y desde el centro a los extremos, quedando escoltadas todas ellas por sendas enseñas europeas. Aunque evidentemente la opción elegida por La Moncloa es correcta, personalmente considero que en una cumbre, donde todos parten de iguales, la ordenación lineal de las banderas es más acertada y, además, hubiera colocado la española en el lugar que le correspondiera en ese orden. Otra cosa es que en la fachada de Palacio ondee en lugar preferente y de honor la española. Pero insisto, no critico el criterio elegido que también es correcto, sino que opino que para este tipo de reuniones internacionales es más igualitaria la opción lineal (aunque se coloque la anfitriona la primera) y traslada mayor sensación de cumbre entre iguales. También, hubiera separado más los vexilos, para darle mayor profundidad a la imagen, y quitado las sillas vacías.

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En relación a la mesa, para ser un almuerzo de trabajo, y hablándose diferentes idiomas, resultaba necesario disponer de micrófonos y una cámara 360ª (cuya integración en la mesa quedó digna), al objeto de garantizar la necesaria labor de sonido y visión de los intérpretes. Sin embargo, en el mundo de las tecnologías de hoy, hay ya micrófonos más discretos, casi invisibles (por no decir que invisibles del todo), que evitaría ese contraste raro entre menaje de comida y micrófonos que parecen llegar a la boca como cucharas.

La rueda de prensa

La imagen de la rueda de prensa publicada por La Moncloa en su web, queda muy extraña. Con una adecuada trasera y un correcto protocolo para la presidencia, queda chocante ver que las tres primeras filas se reservan para los altos cargos de las delegaciones de cada país (y encima la mitad sin ocupar) y que detrás de ellos se disponen las mesas para los periodistas. ¿Es lógico que un acto para representantes de los medios de comunicación queden tan relegados? Soluciones hay para dar un lugar digno a las delegaciones y no retrasar a los medios que acuden a dar cobertura al encuentro.

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En fin, lo importante es que se celebró la cumbre y que en términos globales el protocolo y la organización estuvo a la altura de las circunstancias. Nuestra felicitación a sus responsables.