Se va un optimista 2012, llega un 2013 que será “El año de los Eventos”

Último día de 2012. Quedan atrás 366 días de este año bisiesto que en lo económico nos ha dejado un España maltrecha, un paro galopante y una desmoralización creciente en la Sociedad que hace difícil vislumbrar el final del túnel. Desde el punto de vista del sector de la organización de eventos, 2012 ha aportado más luces que sombras. No ha sido mal año para el empleo, en proporción a otros campos, ni para el crecimiento general, como acredita el estudio de ISPE sobre el acceso al mercado laboral en este período, y como demuestra el número de eventos que ha crecido en un 23 por ciento. Es indicativo este crecimiento el hecho reconocido por la Asociacion Nacional de Marketing de que casi la mitad de los presupuestos destinados a esta actividad se han desviado hacia el ámbito de los eventos. Es decir, las empresas apuestan cada vez más por el evento como una alternativa a las tradicionales acciones de marketing, relaciones públicas y publicidad. Tal y como están los tiempos el sector de los eventos termina el curso con fuerza y con unas previsiones de crecimiento reales importante. Sin lugar a dudas 2013 será un buen año en este sentido.

Es cierto que la crisis, que en el campo de los eventos llegó antes que al resto de los sectores y vivió su gran crisis en el 2010/2011, ha hecho cambiar mucho el modelo en nuestra profesión, y hemos pasado de ser meros aplicadores de las técnicas de organización, para convertirnos en auténticos gestores de otra forma de comunicar mediante la escenificación de mensajes. Las tarifas, es cierto, se han reducido, como en todas las profesiones, y surgen cada vez con más fuerza empresas pequeñas y cientos de autónomos que buscan sus propias alternativas. Las empresas contratantes ya no buscan solo el mejor precio, sino la mejor garantía y la mayor creatividad. Una tendencia ésta que irá al alza y que abre nuevas oportunidades para jóvenes emprendedores, hasta ahora maniatados por la imposible competencia de las grandes empresas de comunicación que ante la crisis de la publicidad han virado su barco hacia el mundo de los eventos. De hecho en 2012 más del 60 por ciento de personas empleadas en las agencias de comunicación lo han sido para ocuparse de la parte de los eventos.

 

Desde el punto de vista de la profesionalidad y el reconocimiento, 2012 nos ha dejado perlas muy importantes para favorecer el necesario corporativismo, hoy fundamental para acreditarnos con fuerza ante la Sociedad. En Febrero nacía con fuerza “QueremosOrganizarEventos”, un movimiento en redes sociales que ha demostrado la necesidad de unirnos y que ha aportado resultados hasta ahora nunca conseguidos. Ha demostrado QOE frescura, fuerza, ganas, ideas, unión y debate. Ha sido como un gran Congreso permanente en el que ha habido más de un millón de intervenciones, que se dice pronto. Ha sido el hito más importante de toda la profesión.

 

La Asociación Española de Protocolo ha experimentado un crecimiento espectacular en este año, superando ya los quinientos socios, cuando en 2010 rondaba el centenar. La AEP ha organizado sus primeras Jornadas y ha entregado sus reconocimientos en el transcurso de un acto en la Casa Encendida en Madrid. Tiene mucho recorrido por delante la Asociación, pero es necesario que siga no sólo creciendo sino encontrando su lugar idóneo en un sector que está cambiando a velocidades de vértigo. Creo que la Asociación necesita más frescura y la incorporación de nuevos brazos y mentes capaces de dar respuesta a esta necesaria evolución.

 

Sigue siendo increíble el gran déficit de profesionales que no están asociados. Es hora y aunque estemos en fechas entrañables, de levantar claramente la voz para criticar abiertamente a aquellas personas que trabajando en el sector no estén en esta Asociación o en cualquier otra autonómica. Y voy a ser más duro: una persona que se dice profesional del Protocolo y no está asociado pongo mucho en duda que realmente lo sea. Soy consciente de que evidentemente ser bueno en el trabajo no requiere asociarse. Pero ser un buen profesional sí obliga a corporativizarse. Y es más: de momento a las asociaciones no se le puede exigir mucho cuando apenas tiene como asociados un simbólico número de los cientos de miles que se dedican a las competencias organizativas en nuestro país. Hay muy poca responsabilidad en este sentido y uno a veces se queda boquiabierto. Muchos nos dicen, ¿pero qué me da la Asociación? ¿Qué está haciendo? Vamos a ver. La Asociación para dar necesita fuerza y ésta solo la tendrá con la participación efectiva y real del sector.

 

Hay que pedir para 2013 que hagamos labor pura de “apostolado” de la importancia de estar en una Asociación, especialmente en la Española, único núcleo con posibilidades de agrupar los intereses de la profesión y regular el mercado de trabajo, como va a tener que ir asumiendo cada vez más. Pienso que en 2012 ha ido sentando los pilares de lo que en 2013 debe de consolidar. Confío mucho que en 2013 los profesionales se vayan integrando. La casi simbólica cuota anual no es excusa para no asociarse. El problema es que muchos no son conscientes de la importancia que tiene de unirse en tiempos complejos y de cambios, porque solo con una Asociación fuerte, con capacidad de interlocución antes las instituciones con las que debe negociar el sector profesional, después haberse ganado la primera gran batalla fundamental: ser reconocida oficialmente nuestra profesión, a raíz de que el Consejo de Ministros habilitara el Grado Europeo de Protocolo y Organización de Eventos.

 

No me corto para nada, y me reitero, que hoy debería ser obligatorio portar el carné de socio para ejercer esta profesión. Y cuando me refiero a la AEP, lo hago extensivo a cualquier otra Asociación con ámbito competencial en las comunidades autónomas o provincias. Nunca consideraré  a un profesional como tal si no asume el compromiso de corporativizarse y respetar el código deontológico. Así de claro. De lo contrario pensaré que es un “ave de paso” (con perdón). Suena duro, pero hay que empezar a llamar las cosas por su nombre y pedir mayor compromiso porque se va a necesitar mucha fuerza para luchar contra esa lacra que crece: el intrusismo. Que nadie se queje después si no ha hecho algo para apoyar el corporativismo. Ese es nuestro deseo para 2013: que las asociaciones se hagan fuertes y que todas las existentes en España confluyan en la tan necesaria Federación.

 

Hago una pregunta: ¿si eres profesional de Protocolo y Eventos por qué no estás en la Asociación? Y la respuesta no vale esta: ¿qué me da la Asociación? Ta dará mucho cuando estemos todos. Se entra en la Asociación de momento no para pedir, sino para aportar. Ese es el esquema mental que hay que cambiar. ¿Eres ya socio? ¿No? ¿A qué esperas? Van a producirse muchos cambios en el sector y hay que estar comprometido con él y trabajar todos juntos. Tener el carné hoy es una obligación y un orgullo.

 

No quiero cerrar este comentario sin hacer referencia a ese fenómeno excepcional que ha sido la consolidación del Instituto Superior de Protocolo y Eventos (ISPE-UCJC) que se ha convertido en muy poco tiempo en el gran referente formativo y dinamizador de esta profesión en España. Ha sido capaz de dar las vueltas de tornillo necesarias para adaptarse a la realidad profesional y crece a buen ritmo porque ha sabido encontrar el camino por el que avanza nuestra profesión. Nuestro reconocimiento para esta labor fruto del esfuerzo de sus responsables, sus profesores y sus alumnos, entre ellos cada vez más profesionales que precisan el reciclaje y la cualificación (curiosamente ya más demandada en las entidades privadas). No habrá una gran profesión, si detrás no existen grandes centros habilitadores para ejercerla. Otra necesidad por la que hay que apostar.

Feliz 2013, un año de muchos compromisos, muchas acciones y muy buenas ideas en marcha que harán que este período marque un antes y un después. Ese tren que arrancaba el 1 de enero de 2012, que cumplió sus estaciones, sigue su curso.

Llega la hora del compromiso de los profesionales de Protocolo y Eventos

Llevo ya un tiempo sin escribir en este blog. No ha sido por falta de ganas, sino por falta de tiempo para sentarte unos instantes y  meditar sobre cosas que nos interesan. Y a lo largo de este período he ido anotando  cuestiones que merecían espacio, unas de actualidad, otras de profesión, de estudios, de oportunidad… Sin embargo, el siempre complicado final de cada curso, me ha impedido abrir este blog y escribir, algo que me apasiona. De eso algún día os hablaré, de cómo me inicié en este mundo, desde que con apenas unos añitos sorprendiera a mis padres, a la vuelta de la Vigilia Pascual de la noche de Sábado Santo, se encontraran una “mini fiesta” en casa en base chocolate y galletas.
Pero como digo, eso será otro día en el que uno tenga una carácter más intimista y sea capaz de abrir su alma para contar un testimonio más de cómo se puede cuando se emplea uno a fondo llegar a alcanzar tus objetivos.
Sin embargo, mi reflexión de este primer domingo de junio, quisiera dirigirla a los importantes acontecimientos que en estas jornadas pasadas hemos vivido. Se ha celebrado el primer foro nacional de Queremosorganizareventos, un éxito sin precedentes en la profesión, donde no sólo se ha conseguido reunir a un buen número de expertos en tiempos económicamente difíciles, sino donde se ha posibilitado algo que normalmente en los congresos no se alcanza: que cada asistente sea un ponente, porque todo el mundo tiene algo que decir sobre los temas que se ponen en la mesa. Se ha generado ilusión, amistades, contactos, ofertas, sinergias, equipos. Gente con más y menos experiencia hemos compartido por igual la esperanza de nuestros objetivos. No ha habido “poltronas” para sabios, sino sillas para todos los que con sus palabras piensan que pueden aportar. El Foro ha marcado un antes y un después en la profesión, porque ha integrado a generaciones emergentes que cada vez toman más la batuta.
Me ha resultado muy chocante ser receptor de algún comentario de profesionales que recelan de este movimiento. Estamos en un país, ya se sabe, que cualquier iniciativa siempre cuenta con la crítica de alguien. En vez de sumarse para mejorar, se despotrica, y normalmente sin razón. ¿Es posible cuestionar que un millar de personas se reúnan en torno a una red social y hablen de lo suyo, y que en un momento dado sus caras dejen de ser una foto y se encuentren físicamente? ¿Se puede tener recelos de que la gente trate de organizarse para mover la profesión y sacarla del atasco actual? No tengo el dato exacto, pero QOE ha generado más de trescientos impactos directos positivos en medios de comunicación influyentes en apenas un mes. ¿Quién se beneficia de ello? Que nadie recele de que QOE es alternativa a nada, salvo al pesimismo y al derrotismo, y desde luego un acicate que estará dando fuerte para que las asociaciones cumplan con su cometido. Queremosorganizareventos, donde conviven gente de protocolo, de eventos, marketing, comunicación,  es un gran lobby positivista que pone todas sus herramientas al servicio de este sector que está esperando de nosotros un importante cambio conceptual y pragmático, al tiempo que reclama un nuevo marco en el que se mueva el protocolo. Recelar no tiene sentido alguno.
Sin embargo, uno sí recela de quien recela, y perdonen el juego de palabras. Llevo 32 años en esta profesión, y desde siempre he venido oyendo la reiterada petición de que nuestra profesión debe ser oficializada. Bueno, ese momento ya ha llegado y ahora que está aquí, muchos expertos se sienten amenazados por esas nuevas generaciones que accederán a la profesión por donde debe ser, a través de los estudios oficiales. ¿Amenazados? Como en todas las profesiones, nos vamos a encontrar con el típico y ya denostado comentario: donde realmente se aprende es en la calle. No lo dudo. Pero yo aprendí más rápido en la calle cuando al lado tenía personas que me enseñaban, y no sólo las técnicas, sino el por qué de las mismas. Hemos conseguido oficializar la profesión, y ahora a los profesionales nos queda el compromiso de ser consecuentes y ayudar. Nadie va a perder el puesto por esto, y en cambio tiene mucho que ganar, especialmente en el respeto y la autoridad en nuestra competencia, cuando lo que hacemos ha sido dignamente reconocido por el Estado.
Es evidente que hay un antes y un después, en el que debe respetarse el deseo de las nuevas generaciones por encontrar su oportunidad y que al mismo tiempo no se cuestione a quienes se han ganado su reconocimiento por el esfuerzo y el trabajo durante años. Pero lo mismo que los maestros, tras tres años de estudios en Magisterio y de llevar en muchos casos años impartiendo clases, han tenido que hacer un curso de adaptación para acceder al Grado y no quedarse atrás, los profesionales deberían plantearse cómo van a acometer su reciclaje y su reconocimiento personal. No basta con pedir los estudios oficiales y luego cuestionarlos cuando vemos que ello implica un esfuerzo personal añadido.
Desde la Asociación Española de Protocolo y las universidades, entre ellas la Camilo José Cela, está haciendo un esfuerzo ímprobo para que los profesionales puedan “regularizar” su situación al respecto, sin que ello suponga una inaccesible carga ni de trabajo ni económica. Ya hay un buen número de profesionales que han dado el paso, otros tendrán que darlo y, es cierto, que para otros -los menos- no será necesario, pero éstos últimos deben volcarse en ayudar a consolidar el reconocimiento obtenido. Solo con compromisos así pienso que de verdad se es consecuente con la histórica demanda.
Desde la aprobación oficial del Grado, parece que todas las puertas oficiales y empresariales se han abierto de par en par. Desde el ofrecimiento del Gobierno a poner sobre la mesa la normativa oficial de Protocolo para su actualización, la revisión del Derecho Premial, la redefinición del término protocolo en la Real Academia Española, la aprobación de un Máster Oficial en Protocolo y Eventos, en todas sus modalidades (lo que permite que llegue a todo el mundo y que el factor ciudad ya no sea excusa), la posibilidad de doctorarse para hacer frente a la creciente demanda de profesores que en numerosas carreras, diferentes a la nuestra, han incorporado el Protocolo y los Eventos, los próximos acuerdos con la CEOE, son algunos ejemplos de este importante cambio. El día 22 de junio salen a la calle los primeros graduados de quienes habiendo superado en su momento un Título Propio Universitario han hecho el curso de adaptación. Más del cincuenta por ciento de los mismos trabajan ya, por cierto, y han sido consecuentes con su reivindicación. Ahora se muestran totalmente legitimados para exigir el respeto merecido. En 2014 saldrá la primera promoción oficial de quienes desde septiembre de 2010 se han venido formando en el Grado conforme a los criterios de Bolonia y el reconocimiento del Estado. Será seguramente uno de los momentos más felices, al menos en mida.
En esta profesión están ocurriendo muchas cosas y me da la sensación a veces de que no todo el mundo es realmente consciente de lo que está significando el nuevo estatus de nuestra profesión tras su reconocimiento. La Asociación Española de Protocolo, ahora con un tercio de afiliados que serán Graduados el 22 de junio, está obligada a capitanear con buena mano izquierda y con criterio muchas de estas cuestiones. La primera de ellas y la más urgente propiciar la creación de una Federación de Profesionales de Protocolo y Eventos, que integre todas las asociaciones existentes y las muchas que a partir de ahora irán saliendo desde los diferentes territorios. Apostar por ello con humildad, con el único afán que de verdad estemos unidos y fijemos reglas de juego que están en nuestras manos. De no hacerlo se corre una grandísimo riesgo de que otras posibles plataformas, con planteamientos más actuales y al día, puedan dinamitar lo que tanto ha costado fraguar en el seno de las asociaciones.
Volviendo a atrás, se ha criticado que muchos miembros del QOE no lo son de las asociaciones. Aún reconociendo que ciertamente no todos lo son, gran parte sí. En cambio, dejo la pregunta en el aire: ¿cuántos profesionales de Protocolo en ejercicio de nuestro país son miembros de una Asociación profesional? No llega ni al uno por ciento. Para meditar.