Felio Vilarrubias, “padre” del protocolo moderno

No me gusta redactar obituarios de personas que han sido colegas en la profesión y con las que he tenido un trato muy especial durante muchos años, porque siempre he tenido miedo a dejar cosas importantes en el tintero, y más cuando tienes que referirte a una persona que ha marcado un antes y un después en la vida profesional de muchos técnicos de protocolo, entre los que me incluyo. El fallecimiento este lunes en Barcelona de Felio A. Vilarrubias i Solanes (1921), excelentísimo por norma (estaba en posesión de diferentes condecoraciones, entre ellas la Gran Cruz del Mérito Civil) y por trayectoria (su legado traspasa la propia excelencia), es una de esas pésimas noticias que, aunque esperadas (cumplía los 98 en menos de un mes), nunca deseas que lleguen. Esta mañana se ha abierto su capilla ardiente en la ciudad Condal y mañana se celebrará la misa funeral. Pero he pensado en escribir unos sencillos párrafos sobre esta persona humilde, afable y de extraordinaria referencia para muchas generaciones, porque puede ser que algunos jóvenes, aunque hayan tenido acceso a parte de sus obras, desconozcan su papel esencial en el protocolo de nuestro país, especialmente en la segunda mitad del siglo XX.

Protocolo Felio Vilarrubias

Felio A. Vilarrubias i Solanes, en una imagen de las múltiples entrevistas concedidas a los medios de comunicación.

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Dos nuevas aportaciones al Protocolo y a la Organización de Eventos Corporativos

Glofria y Carlos

Los autores, Gloria Campos y Carlos Fuente.

Los pasados días 19 de mayo en Madrid y 2 de junio en Barcelona, por iniciativa  de la Asociación Española de Protocolo (AEP) y de la Asociación Catalana de Protocolo y Relaciones Institucionales (ACPRI) se presentaron en nuestro país dos nuevos libros editados por la Editorial Sindéresis, correspondientes a los dos primeros números de una nueva colección de Ciencias Sociales “Comunicación, Eventos y Relaciones Institucionales”.

Presidencia

Acto de presentación en Madrid, celebrado en el salón de actos de Bankia, presidido por el Presidente de la AEP, Juan Ángel Gato, y el director de la Editorial Oscar Alba.

El número uno, del que es autora Gloria Campos García de Quevedo, lleva por título “Eventos Corporativos: puesta en escena, creatividad y espectáculo”. El número dos, del que soy autor, “Protocolo y Ceremonial de los Premios Príncipe de Asturias (1981-2010)”. Se trata de dos nuevas aportaciones a la literatura que  tanto precisa esta profesión de organizadores de eventos y que tratan de analizar desde la óptica de cada autor el mundo del protocolo, escenografía, producción, comunicación, ceremonial, etc… tanto en actos de corte más institucionales como estrictamente empresariales. No es solo un relato, sino un análisis vital, profundo y actual con el que los autores a través de los casos reales que analizan tratan de aportar reflexiones y propuestas que están hoy en plena vigencia.

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Acto de presentación en Barcelona, en la sede de la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa de Cataluña (PIMEC), presidido por el presidente de ACPRI, Josep Solá.

Sinopsis que figuran en las contraportadas de ambos libros que pueden adquirirse en diferentes librerías de España y diferentes países latinoamericanos en las que distribuye Editorial Sindéresis (los interesados pueden consultar su web pinchando aquí y hacer pedidos a la misma; igualmente, puede pedirse información a info@ispe.edu.es):

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“Eventos corporativos: Puesta en Escena, creatividad u espectáculo”.

Esta obra resulta indispensable para todo aquel interesado en la gestión de eventos corporativos tras la globalización: ¿cómo innovar hoy y sacar el máximo provecho a los eventos? Se explica aquí la puesta en escena de las manifestaciones artísticas y elementos dinamizadores que integran los eventos corporativos y su capacidad para vehicular los mensajes a transmitir, facilitándose su comprensión u captándose mejor la atención del público.

Los eventos resultan un canal perfecto para comunicar la singularidad de la marca a través de una vivencia en directo, permitiendo el almacenamiento de esas sensaciones y vinculándolas con la marca y/o empresa. Se analiza también cómo internet y sus redes sociales influyen hoy sobre-manera en el diseño de los eventos corporativos, pues es una forma ideal de aumentar el tráfico y el posicionamiento de los contenidos digitales parta incrementar las ventas.

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“Protocolo y Ceremonial en los Premios Príncipe de Asturias (1981-2010)”.

La ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias –hoy Princesa de Asturias- ha acreditado en sus primeros 30 años de existencia que es el acto cultural más importante de España y con mayor proyección internacional. Además del acierto de sus concesiones, el protocolo y el ceremonial ha contribuido de forma decisiva en la universalización de un evento, declarado por la UNESCO en 2005 como “excepcional aportación al patrimonio cultural de la Humanidad”.

El autor desgrana paso a paso los diferentes aspectos organizativos de esta cita anual en Oviedo (Principado de Asturias, España), analizando no sólo su protocolo y ceremonial sino la producción, la escenografía y la comunicación, entre otros aspectos. Se trata de una aportación de referencia en el ámbito de la organización de eventos de carácter internacional, cuyo interés reside en conocer las diferentes claves que la Fundación que los promueve ha tenido en cuenta para en tan poco tiempo convertirse en referencia del reconocimiento del saber y hacer a favor de la convivencia, la justicia y el entendimiento en una sociedad global compleja.

Este libro pretende ayudar al lector a entender cómo se hace la puesta en escena de un macroevento, en el que el protocolo se adapta en cada ceremonia anual y convierte en esencial el cuidado de cada detalle. Un acto pensado para llegar a públicos muy diferentes, pero sin perder la esencia de sus objetivos. En este ámbito el Protocolo y las técnicas de organización apuestan por la innovación, pero siempre sin perder el sello que le hace diferente y singular. Un texto para entender qué es de verdad el protocolo en los tiempos actuales. Escrito en un lenguaje sencillo y fácil de comprender, que va más allá de la mera descripción. Imprescindible para quienes desean conocer cómo han de diseñarse hoy los eventos institucionales.

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Antonio Rodríguez, en su despacho de la Delegación del Gobierno en Cataluña, posando con Carlos Fuente, horas antes de la presentación del libro en Barcelona.

Laudatio sobre los libros y sus autores por Antonio Rodríguez de Rivera

Reproducimos a continuación el texto íntegro de las palabras pronunciadas en el acto de Barcelona, por el actual responsable de Relaciones Institucionales y Protocolo de la Delegación del Gobierno en Cataluña, Antonio Rodríguez de Rivera, encargado de realizar la presentación de los contenidos del libro. Es el siguiente:

“En primer lugar permitidme que manifieste mi admiración sincera por los autores y por el riesgo inconsciente que asumen al pedirme que les presente en un día tan importante. Es un gesto que nunca agradeceré, ni ellos lamentarán suficiente. Perdonad que me haya escrito lo que voy a decir pero aquellos que me conocen saben que es mejor que lo haga a que me emocione y me suelte, porque podríamos estar aquí hasta bien entrada la noche.

Personalmente es un orgullo que dos de las personas a quienes más admiro en mi vida, tanto a nivel profesional como, sobre todo, humano hayan creído que alguien que ha crecido profesionalmente en sus faldas y caminado de su mano desde hace ya unos cuantos años, merece el honor de introducir sus nuevas obras.

Hace mucho tiempo una de las quejas que teníamos muchos profesionales de la organización de actos, la comunicación corporativa y el protocolo es que carecíamos de bibliografía de referencia y de calidad de la que echar mano para desarrollar nuestros estudios y trabajos, ya que lo máximo que podíamos encontrar eran tres o cuatro autores decentes (López-Nieto, Villarubias y Urbina, por citar alguno) y ciento veintidós mil trescientos doce libretos que insistían en enseñarnos que todo se reduce a la legítima aspiración de abandonar un estado animal, vulgar y silvestre y aprender a coger los cubiertos y a sentarnos a la mesa de cualquier embajada del siglo XVIII. Hecho, como sabéis, muy común y cotidiano para la vida real y la empresarial.

Entonces un equipo de magníficos profesionales decidió poner remedio a esta situación, entiendo que solo después de abandonar su estado silvestre y aprender a coger los cubiertos, y empezaron a escribir libros rigurosos de una impresionante altura académica, cultural y profesional que revolucionó los estudios vigentes hasta ese momento no limitándose a reescribir lo ya publicado si no a ampliar constantemente nuestros conocimientos más allá de los tópicos. Ambos autores dotan sus obras de una credibilidad tan extraordinaria, que son los protagonistas indiscutibles de la vanguardia, el estudio y la investigación de nuestra carrera y profesión. Con mucho tesón Gloria y Carlos han alcanzado ese dulce momento en el que todos, sin discusión apreciable, bebemos sus palabras con admiración y cierto grado de ansiedad por asumir sus conocimientos.

Todos conocemos de sobras el currículum de ambos y no es necesario entrar en su detalle pero sí quiero subrayar que, con su esfuerzo, insisto, han conseguido la vertebración de una profesión casi tan antigua como la que dicen que es la más antigua, dotando de herramientas reconocidas y, lo que es mejor, oficiales a un par de generaciones en activo y a otras en vías de activación. Sus obras, incluidas las que hoy nos presentan aquí en Barcelona, son trabajos esenciales que les sitúan entre los imprescindibles de obligada consulta. Me pregunto si no les vale la pena registrar sus nombres para cobrar por cada vez que vamos a citar sus nombres en nuestros trabajos de investigación.

Carlos y Gloria, Gloria y Carlos, son un tándem perfecto que difícilmente podrá superarse en un futuro próximo. Son dos profesionales preocupados exclusivamente por sumar y hacer crecer una carrera en la que está claro que creen y que, afortunadamente, tiene cada días más seguidores. Debo confesar que el libro del profesor Fuente Lafuente, “PROTOCOLO Y CEREMONIAL EN LOS PREMIOS PRÍNCIPE DE ASTURIAS (1981-2010)”, me interesa muchísimo por dos motivos: El primero porque repasa un periodo histórico que va desde el año en que nací (1981) hasta hace relativamente poco, por lo que me ha encantado poder aprender cómo ha evolucionado una ceremonia tan prestigiosa para nuestro país que, en palabras de la UNESCO, constituye una “excepcional aportación al patrimonio cultural de la humanidad”. El segundo porque, desde el punto de vista de alguien que aspira humildemente a ser un investigador mínimamente aceptable, porque constituye la primera obra seria y rigurosa jamás publicada sobre la materia.

Los Premios Príncipe de Asturias, hoy Princesa de Asturias, contribuyen muy especialmente a dotar a nuestra sociedad de una oportunidad que, a través de la puesta en escena, consolida lo que últimamente se ha venido en llamar “Marca España”. Esta obra inédita relata las interioridades organizativas, anécdotas reales de los Premios, y narra la evolución de la que sin duda es la ceremonia más importante de España de repercusión mundial. Este libro es el único actualmente en el mercado sobre esta cuestión y es el primero que analiza, desde el punto de vista protocolario, la composición de la mesa presidencial y de la evolución del escenario y cómo fue creado con muy pocos medios usando la creatividad, la prudencia, mucha mano izquierda para convencer, cautela y atención a los detalles. Algo que por otra parte, y como las modas, parece que es una tendencia de los tiempos que vivimos.

Por otra parte el libro de la profesora Campos García de Quevedo, mi querida Gloria, “EVENTOS CORPORATIVOS: PUESTA EN ESCENA, CREATIVIDAD Y ESPECTÁCULO”, me ha llevado a plantearme una vez más que todo lo que en nuestro mundo globalizado es interesante, es una consecuencia de la gestión de eventos corporativos tras la globalización. De forma absolutamente exquisita y didáctica, a través de sus páginas Gloria nos explica la puesta en escena de las manifestaciones artísticas y elementos dinamizadores que integran este tipo de eventos y su capacidad para vehicular los mensajes a trasmitir facilitándose su comprensión y captándose mejor la atención del público. La autora demuestra, de forma incontestable, cómo los eventos resultan un canal perfecto para comunicar la singularidad de una marca, mediante una vivencia en directo, almacenando sensaciones y vinculándolas a ella y a la empresa. Internet y las redes sociales, toman protagonismo en el libro como agentes que influyen claramente en el diseño de este tipo de eventos.

Permitidme que aproveche la ocasión para deciros que Carlos y Gloria, independientemente de lo que hoy les trae aquí, porque sus libros se venden solos, son la prueba viviente de que perseguir los sueños, creer en uno mismo, no parar de evolucionar ni conformarse, no ser egoísta y ser siempre compañero, buen compañero, tiene su recompensa. Ignoro hasta qué punto son conscientes de cómo han cambiado, entre los dos, la forma de entender una profesión hasta hace poco denostada y la han convertido en una excelente oportunidad laboral, y a muchos profesionales nos han dado un referente, un horizonte y una base a partir de la cual desarrollamos nuestras respectivas carreras, apostando por sumar e integrar sin renunciar a evolucionar.

Gracias queridos Gloria y Carlos, Carlos y Gloria, por vuestro esfuerzo, vuestras carreras y vuestra amistad”.

Libros Gloria

Los primeros pasos de la Princesa de Asturias

LeonorLeonor de Borbón, Princesa de Asturias, durante el acto de proclamación de su padre cono Rey en el Congreso de los Diputados.

La Fundación Princesa de Asturias ha convocado oficialmente por primera vez sus Premios Princesa de Asturias 2015. En su 35 edición, estos galardones toman la expresión femenina que corresponde al título del heredero de la Corona de España, actualmente la hija mayor de rey Felipe VI, Leonor deTodos los Santos de Borbón y Ortiz. Según la web oficial de la FPA (http://www.fpa.es/es/premios-principe-de-asturias/reglamento-2015/), “el objeto de este reglamento es la fijación de los principios que rigen la presentación de candidaturas y las normas generales de constitución y funcionamiento de los ocho jurados encargados de la concesión de los Premios Princesa de Asturias en su convocatoria del año 2015”.

Captura de pantalla 2014-11-15 a la(s) 18.28.49Página web de la Fundación Princesa de Asturias, tomada en el dia de hoy.

 

La Casa de S.M. aún no ha modificado su web

Cierra así cualquier posibilidad que pudiera pensar que estamos ante el inicio de otra etapa o, en cualquier caso, ante una nueva numeración (primera edición o 35 edición). Se produce de esta forma sencilla el relevo generacional en la presidencia honorífica de esta institución privada que la Casa Real ha hecho siempre suya. Es curioso, por cierto, que al menos hasta hoy la web oficial de la Casa de Su Majestad siga hablando de la Fundación Príncipe de Asturias y que sus técnicos informáticos o su servicio de Comunicación no hayan procedido al cambio, aprobado oficialmente por el Patronato de la Fundación en el mes de octubre pasado. Una modificación que ha venido obligada por el acceso a la condición de rey de Felipe VI y la conversión automática, según el mecanismo constitucional, en Princesa de Asturias de doña Leonor.

Captura de pantalla 2014-11-15 a la(s) 18.14.25Página web de la Casa Real española tomada en el día de hoy. Se observe que aún no se ha modifcado el nombre.

 

La ceremonia de 2015

Oviedo acogerá en octubre de 2015 los primeros galardones que responden a la denominación de Princesa de Asturias. Tendremos ahora por delante unos meses en el que unos y otros se preguntarán sobre la posible concurrencia a la próxima ceremonia de Leonor de Borbón. Personalmente estoy seguro de que sí estará y será la primera vez que asuma un papel estelar. Si su padre hace con ella como Juan Carlos I lo hizo con el príncipe Felipe, los Reyes acudirán al acto de Oviedo hasta que su hija mayor cumpla los 18 años. No será su primera aparición pública como Princesa, pues ya ha concurrido como tal a dos actos de Estado: la proclamación de su padre antes las Cortes Generales el 19 de junio y el desfile de la Fiesta Nacional el 12 de octubre pasados, respectivamente.

Minutos antes de ser proclamado rey, Felipe VI junto a su esposa y sus hijas, recibió sus primeros honores de ordenanza como Jefe de Estado.

Podio bueno

Tribuna presidencial durante el desgile militar con ocasión de la Fiesta Nacional el pasado 12 de octubre en Madrid.

Podio Fiesta Nacional

La decisión sobre la asunción efectiva de sus funciones como presidenta honorífica de la Fundación asturiana, en especial su presencia en el acto ovetense, será tomada por el propio Jefe de la Casa Real, Felipe VI, responsable (más allá de su condición de padre) de la distribución de los papeles de representación institucional de los miembros de la Familia Real, compuesta actualmente por el Rey y su esposa, Letizia Ortiz, sus dos hijas, Leonor y Sofía de Borbón, y los reyes honoríficos, Juan Carlos I y Sofía de Grecia. En octubre de 2015, Leonor de Borbón, nacida del 31 de ese mismo mes de 2005, estará a punto de cumplir los diez años. Su padre acudió a la primera ceremonia de Oviedo en 1981, cuando tenía 13 años –nació el 30 de enero de 1968-, y pronunció, además, su primer discurso en público.

Un Rey, dos Reinas y una Princesa en Oviedo

No se trata de hacer quinielas ni jugar a futurismo, pero todo hace pensar que Leonor de Borbón y Ortiz estará en Oviedo en octubre de 2015, acompañada por sus padres los reyes y que muy posiblemente en la presidencia del acto se sitúe a la derecha de los Reyes, que presidirán –simbólicamente no estaría mal que se ubicara en el medio de ambos, para reforzar con ese gesto la singularidad de la situación, asumiendo con ello un protocolo que les humaniza-. Es muy probable que el próximo año veamos en el coliseo ovetense, en un acto de trascendencia internacional, al Rey, nuestras dos Reinas –titular y honorífica– y la Princesa heredera, algo que ocurriría por primera vez en la historia de España (salvo que haya otro acto antes que no sea familiar o de Palacio, cosa que será difícil). Todo apunta que habrá una buena foto a la llegada de la Familia Real a la puerta del Teatro Campoamor. Desdeluego histórica y por varias razones.

Si el Rey de España desea que su hija heredera siga los mismos pasos que él ha dado, todo hace pensar que efectivamente Leonor estará en Oviedo pero no para pronunciar su primer discurso. Incluso mediáticamente sería más idóneo que sus primeras palabras se reserven para 2016 ó 2017, una vez alcance una edad más razonable.

La cita de Covadonga y su fecha

La presencia pública oficial de la Princesa en Oviedo aconsejerá que Leonor acuda previamente a la localidad asturiana de Covadonga, al pie de los Picos de Europa, para ser homenajeada como Heredera que lleva el título de esta tierra. Su padre fue el 1 de Noviembre de 1977 al simbólico e histórico rincón asturiano, cuna de la Reconquista, donde se encuentra la Gruta en la que se venera a la Patrona astur, Nuestra Señora de Covadonga, la “Santina”, bajo la cual asoma tras unos cuantos kilómetros de recorrido por las entrañas de la montaña, el río Orandi que regala su caudal al más conocido río Sella.

Es ya notorio y conocido que Felipe VI es un hombre de gestos y simbolismos, y no sería de extrañar que buscara una fecha simbólica para ese homenaje astur, como ocurrió en su caso, al hacerlo coincidir con su onomástica, el 1 de noviembre (fecha en la que se anunció en 2003 su compromiso nupcial). Cuatro fechas se nos antojan como idóneas en ese simbolismo y las señalamos en el orden temporal: 22 de febrero –Santa Leonor-, 8 de septiembre –día de Asturias y día de Covadonga-, 31 de octubre –décimo cumpleaños de la Heredera- y 1 de Noviembre –día de Todos los Santos-. El 8 de septiembre cae del calendario, pues sería inviable hacerlo en un día muy especial para los peregrinos y devotos de la Virgen que no perdonarían las lógicas restricciones que acarrearía la presencia de la Familia Real en santuario (además daría al acto un simbolismo religioso del que Felipe VI ya ha dado claras muestras de separarse de él). El 31 de octubre y 1 de noviembre serían después de la ceremonia de entrega de los Premios –señalados para el 23 de octubre de 2015- y carecería de sentido que el homenaje que viene a representar el reconocimiento histórico de los asturianos hacia el/la heredero/a que toma como título primero y más importante el nombre de su tierra, se hiciera después de presidir el espectacular evento ovetense. En fin, si no se quisiera hacer coincidir con fechas tan directamente vinculadas a Leonor, tampoco habría que descartar el 22 de mayo, fecha en la que los reyes cumplirían once años como casados. Pero tampoco hay que descartar que esa ceremonia se haga la víspera del acto del Campoamor. Simbólicamente tomará más relevancia.

Imposición del escudo de Princesa de Asturias

El acto de homenaje de Covadonga pretende rememorar la aceptación de los asturianos de las persona que llevará por el mundo su nombre. Por ello, le harán entrega de  la venera, o cruz de Rey, que identifica al sucesor del trono; el tributo entregado por los parlamentarios asturianos (el tradicional “Tributo de Mantillas”, una bolsa con monedas que pretende aludir a la aportación económica que los astures hacían a las finanzas de la Corte cuando nacía un Príncipe heredero; hoy, ciertamente, es puro simbolismo, unas monedas conmemorativas especiales que recordarán la histórica cita); y el pergamino donde están inscritos los nombres de los 78 concejos asturianos. A los pies de la estatua del caudillo Pelayo, primer Rey de Asturias –el germen de la reconquista de una España católica que luchará durante más de 500 años contra la presencia musulmana-, se repetirá el ritual seguido con su padre y que gracias al archivo de RTVE puede observarse en este vídeo.

La formación de futura Reina

Iniciará así su vida pública esta joven Princesa que sin dejar de serlo tendrá que combinar sus obligaciones públicas con su formación civil (y probable militar, aunque personalmente no veo razón alguna para que tenga que hacerlo, estamos en nuevos tiempos donde no hay necesidad alguna que la futura Reina tenga que ser militar de carrera). Un tiempo que requerirá el sosiego institucional para ella a los efectos de que pueda crecer y madurar sin la tensión y presión mediática que arrastrará cada vez que asome su cabeza por la ventana. No obstante, no auguramos a partir de los 18 años una amplia agenda pública para la Heredera que junto a sus padres habrán de multiplicarse para acudir a las necesarias citas institucionales. El bajo perfil público que se viene acreditando para los reyes honoríficos y la reducción de la Familia Real –actualmente Felipe y Letizia deben mantener una agenda de locura- harán que nuestra Princesa tenga una proyección pública mayor que la de su padre cuando era Heredero. Pero, como se señala, primero deberá pasar por el hemiciclo del Congreso para que como su padre jureel cumplimiento de la Constitución Española el mismo día que cumpla su mayoría de edad –si no cambia la edad legal, el 31 de octubre de 2023-.

Reina a los treintaytantos

Parece lejos 2013, pero en “cuatro días” estamos de nuevo poniendo alfombras en la sede de la soberanía del pueblo español. Jurará entonces una Princesa que sabe –salvo avatares no deseados- que en la década siguiente llegará la sucesión. Estamos seguros que Felipe VI no olvidará lo importante que es para la continuidad monárquica dar el relevo en el momento oportuno. Porque el “oficio” de Rey o Reina no tiene por qué extinguirse con la vida o el desgaste físico. Veremos a Leonor con poco más de 30 ó 35 años reinando en este país. De nuevo una Reina joven para seguir impulsando el importante papel institucional de la Corona. Su preparación, en consecuencia, deberá responder a un ritmo diferente al que ha seguido el hoy Rey de España.

Premios Príncipe de Asturias: protocolo para emocionar

Banderas premiados buena

El acto de entrega de unos premios debe transmitir emoción. Se hacen para conmover el ánimo. Su pretensión inicial es la de reconocer unos méritos, pero éstos deben generar la aceptación general más allá de la decisión de un jurado. Si el galardón es justo el público se emociona, porque normalmente los méritos que aportan los premiados no dejan indiferentes a quienes observan el acto. Su relevancia y valor genera esa sensación de que realmente estamos ante un hecho excepcional y como tal la emoción salta a borbotones. Emoción en quienes lo reciben por verse reconocidos por su aportación singular en la disciplina en la que trabajan y emoción en los públicos porque se sienten parte de quienes reconocen. Conjugar ambas “motividades” es la esencia (o debe serlo), más allá de la formalidad, de la ceremonia de entrega de los premios Príncipe de Asturias hasta ayer a las 19,55 horas de España y desde entonces Premios Princesa de Asturias, título de la actual heredera Leonor de Borbón y Ortiz, nueva presidenta de honor de la Fundación también rebautizada Princesa de Asturias.

En consecuencia todos los aspectos organizativos y de contenidos de estas ceremonias deben dirigirse a lograr aquellas sensaciones. El protocolo, los discursos, los gestos, la escenografía, la producción, etc. Tienen que transmitir necesariamente todos los conceptos que llevan consigo un homenaje. Si no es así se está sustrayendo lo fundamental. Si alguien de los que siguió la ceremonia bien presencialmente o a través de los medios de comunicación o redes sociales ha quedado indiferente es que algo ha fallado o estamos ante públicos sin sensibilidad alguna (que de todo hay, desgraciadamente). Nadie con un mínimo de sentimientos pudo ayer evitar emocionarse en alguna fase de la ceremonia en la que los gestos y las palabras penetraban en el corazón.

Desde el mismo discurso del Rey (solo en dos ocasiones ha hablado un rey en el acto de Oviedo, en 1984 Juan Carlos I en ausencia del entonces Príncipe por sus estudios en Estados Unidos, y el de ayer con Felipe VI), o las palabras pronunciadas por los premiados, sus gestos de agradecimiento al recoger el galardón, su natural etiqueta sin cortapisas más allá de los mínimos recomendables, la solemnidad de los himnos a través probablemente de las versiones que más ponen la carne de gallina (gaita), la presencia discreta pero bien sentida de las reinas (la titular y la honorífica), la presencia de autoridades nacionales e internacionales, todo ello debidamente armonizado bajo un correcto protocolo flexible son esenciales para que la ceremonia de Oviedo sea capaz de trasladar al mundo lo que significan sus premios: la foto anual del reconocimiento universal a un grupo de personas que trabajan por la paz, la justicia y la convivencia. Y cada uno desde sus diferentes ámbitos del conocimiento y el trabajo. Debe de transmitir que tan importante es descubrir la vacuna contra el ébola que facilitar el entendimiento entre las personas a través de la sana práctica del deporte. O que es tan importante dar belleza a edificios singulares que haber hecho felices a muchas generaciones a través de Mafalda. Todos son importantes y necesarios, aunque luego cada espectador pueda priorizar. En esa visión de conjunto se basa el éxito de la ceremonia ovetense, año tras año, tras su primera entrega en 1981. Y por eso no hay un protocolo definido en el ordenamiento de los premiados, que cada año se ubican de acuerdo a criterios de equilibrio que establece la Fundación.

Caddy Adzuba Concordia

No precisa de una gran producción escénica, ni de un severo protocolo para conseguirlo. Basta con alcanzar esa correcta armonía entre el espacio y el ceremonial para lograr el cumplimiento de los objetivos. De hecho la Fundación Princesa de Asturias apenas realiza cambios de un año para otro ni en su puesta en escena, ni en su protocolo, porque es consciente de que quizá la fórmula no requiera más que la estricta actualización que impone los tiempos. Sencillamente porque el éxito reside en la fuerza de los gestos –que hay que trabajarlos mucho, no se improvisa tan fácilmente- y en la fortaleza de las palabras que tanto galardonados como Rey/Príncipe lanzan a los cuatro vientos desde el atril del escenario. La fórmula funciona porque hay detrás un buen protocolo, el que no parece sentirse y que, sin embargo, como una mano invisible conduce todo sin exhibirse.

La ceremonia de esta 34 edición, como la mayoría de las celebradas en los últimos veinte años, me ha emocionado mucho. He sentido la fuerza que trasladaban ese puñado de hombres y mujeres y he visto a un Rey con un discurso tan profundo con mensaje, tan de valores humanos y tan de papel de jefe de Estado comprometido con la realidad de su país, descrito con una belleza extraordinaria y expuesto con un espectacular saber estar de un FelipeVI que se sometía a una nueva reválida tras su proclamación. Muchos saben lo que para él representa esta Fundación que ha hecho suya totalmente (le costará pasar los trastos a su hija en su momento, ayer ya lo pudimos comprobar anecdóticamente) y a la que siempre se ha agarrado para posicionar públicamente al Heredero y exhibir desde una buena plataforma sus pensamientos, creencias y apoyo a toda causa que vaya en beneficio de la sociedad. El diario El País, en su edición de esta mañana, dedicaba nada menos que su editorial a la figura Real con ocasión de su intervención en el Teatro Campoamor. Bajo el título “Mejor juntos” terminaba con este párrafo:

La España actual requiere de un Rey que le hable de los problemas que le angustian y que se implique con los ciudadanos en la búsqueda de una solución, no de un monarca feliz en la distancia de su mundo propio. Ayer se escuchó a un Felipe VI mucho más próximo a lo que reclamamos: enérgico frente al desencanto, resuelto ante los profetas del catastrofismo, atento y preocupado por la división que los problemas políticos y económicos causan. Sería deseable que este discurso fuese el inicio de una nueva etapa en la trayectoria del Rey, a quien se le recomendó desde varias esferas un inicio prudente para no despertar reacciones contrarias. Hoy no puede haber mejor recomendación que la de animar a don Felipe a ganarse cada día el trono, como su padre le enseñó.

Frank Gehry

La magia del protocolo

El protocolo del acto que vivimos ayer respondió al esquema habitual. Prácticamente la misma puesta en escena que ya la hace singular (con ver una foto ya se sabe lo que es) y la distingue frente a otros actos de reconocimiento. A esta ceremonia le ocurre lo mismo que a los grandes clubes de fútbol de éxito: son inimitables. Se puede aprender mucho de ella, incluso se inspira uno para buscar aplicaciones en otros eventos, pero no es posible copiarla, ni mucho menos pretender parecerse. Nunca se lograría. Ha conseguido dar con la tecla, claro está que ha costado más de treinta años de intensos y arduos trabajos.

Es una ceremonia sin errores que merezcan la pena destacar, porque aunque los hubiera la fuerza final de los mensajes y los gestos termina por ocultarlos o convertirlos en meras anécdotas, cuestión ésta que además es favorable porque le da ese necesario toque de humanidad. Sus protagonistas son personas y las personas a veces “tropezamos” sin pretenderlo. Desde mi experiencia de tiempos atrás he llegado a pensar que muchas de esas “anécdotas” no responden a saltos en el protocolo, sino a calculadas actuaciones desde la espontaneidad. Cada edición tiene su anécdota, y la de este año fue la “supuesta”confusión del Rey a la hora de convocar los premios 2015 donde su protagonismo durante 34 años le jugó la mala pasada de referirse en primera instancia a los Premios Príncipe de Asturias, para con gesto simpático y natural corregir y señalar Premios Princesa de Asturias. La situación permitió además dar un poco de juego a la Reina que le dio un beso. Queriendo o sin querer –a veces pienso que lo hace a sabiendas- la frase más esperada por lo que significa de relevo generacional en la Fundación no será olvidada nunca y todos, todos, ya saben que desde ayer los Premios se pronuncian en femenino y que la heredera Leonor asumirá pronto su total protagonismo, eso sí bajo la tutela de sus padres hasta que cumpla su mayoría de edad y jure la Constitución ante las Cortes Generales.

Beso Princesa

Marathon buena

No fue una improvisación que el seleccionador nacional Vicente del Bosque buscara al otro míster, Luis Aragonés, para que se uniera al conjunto nacional más laureado de la historia de esta disciplina deportiva. Tampoco fue una casualidad que Bárbara Hendricks en el año 2000 improvisara a capela un canto a favor de libertad, ni que Rabín y Arafat se abrazaran en el coliseo ovetense, ni que los científicos rivales Gallo y Montagnier que se disputaban la titularidad de sus avances en el diagnóstico, prevención y tratamiento de la infección por el Virus de la Inmunodeficiencia y el Sida se reconciliaran públicamente con un solvente apretón de manos sobre las tablas del Teatro, ni que las víctimas del Holocausto nazi se emocionaran hasta las lágrimas, nio que los maratonianos de Nueva York simularan la carrera ayer, por citar algunos ejemplos más cercanos en la memoria. No son casualidades porque el protocolo dispuesto conduce a ello y aunque en ocasiones ya esté previsto en otras sin preverlo se sabe que ocurrirá porque el diseño protocolario de la ceremonia terminará por provocarlo. Esa es la magia que en muchas ocasiones el buen protocolo puede crear.

Grandes aciertos, escasos errores

Si la ceremonia ha salido bien y se han conseguido los objetivos, el protocolo no debe ser criticado, y si en las líneas que siguen se hacen referencia a algunos de ellos entiéndase que solo se busca el afán de contribuir al camino de la perfección de este evento (palabra que se queda escasa cuando se hace referencia a esta solemnidad humana que gira sobre esta cita anual). Hay que reconocer que el protocolo en general se ejecutó en lo fundamental con un acierto espectacular y que en su edición de 2014 se ha aplicado bien y de forma sencilla, como corresponde. Por lo tanto, hay que felicitar a sus organizadores y animarles a que sigan por esa línea.

Ni el evento más perfecto se escapa a los errores. El gran acto de referencia protocolaria de España como es la entrega de estos premios, tampoco se escapa de los riesgos de los errores, pero todos ellos no han influido en el resultado final que es lo que importa. Supuestamente se equivocó el Rey a la hora de convocar la siguiente edición, no se calculó bien la posición en el atril cuando habló desde su silla de ruedas el genial Quino, ni tampoco su acceso al escenario fue programado con la misma solemnidad que el resto, la maestra de ceremonias anunció antes de que sonara el himno de Asturias la salida de los premiados (cuando debería haberlo hecho después), la bandera de España en el lateral detrás de los galardonados no estaba en el lugar correcto de acuerdo a la filosofía de su presencia, la decoración floral sigue siendo la asignatura pendiente de esta Fundación que recarga innecesariamente el escenario, la duración del Himno Nacional se quedó lejos de los 52 segundos que manda el Real Decreto correspondiente, las escaleras de acceso al escenario siguen siendo un problema para las mujeres que llevan vestido largo ceñido como el caso de Caddy Adzuba, premio de la Concordia, excesiva presencia de autoridades en el escenario, especialmente del gobierno de la nación. Bueno son algunas de las cuestiones que pueden resaltarse, pero ninguna de ellas, insistimos, es relevante desde el punto de vista protocolario, salvo algunos que pasamos a comentar.

Premiados general

Banderas premiados buena

La bandera de España que se coloca detrás de los galardonados cuando entre ellos hay algún español, debe ubicarse en el orden alfabético establecido –desde la edición 33 en español-. No por celebrarse en España hay que dar prevalencia a la bandera que se coloca en honor del representante de nuestro país. Eso es un error, porque desequilibra el concepto de igual importancia a todos los galardonados. La bandera oficial de España ya se sitúa en su puesto de honor y prioritario a ambos lados de la presidencia, junto a las enseñas asturiana y europea. Ahí sí que debe ser la primera, pero no en la otra hilera de vexilos. Este error cometido ayer es importante para los protocolarios –irrelevante para la mayoría de la sociedad- y se produce cuando no se entiende muy bien el por qué de su presencia. Ha habido ediciones donde el vexilo nacional no estaba, sencillamente porque no había galardonados españoles. Eso evidencia que la presencia o no de la misma responde a ese criterio, luego en consecuencia su colocación es como una bandera más junto al resto de países y su puesto obedece al orden alfabético elegido.

Cambios necesarios de acometer

No es culpa de los responsables de protocolo, pero pienso –como lo he pensado siempre- que las autoridades y numerosas personalidades que ocupan asiento en el lado izquierdo de la presidencia del acto en el escenario no deberían estar. Parece duro decirlo así, sin más, pero en razón a la filosofía del evento, no aporta nada su presencia y sí en cambio llena en exceso un espacio en el que deben de lucir exclusivamente los galardonados, los reyes y la fundación anfitriona, y en ese orden. Sinceramente, abogo y estoy convencido que más tarde o temprano así se hará, para que tanto las primeras autoridades (ayer Vicepresidenta del Gobierno, ministros de Asuntos Exteriores, Fomento y Educación, Cultura y Deportes, Presidente del parlamento asturiano, Delegado del Gobierno y Alcalde de la Ciudad, como los embajadores de los países de los galardonados y premiados de ediciones anteriores, deberían ubicarse en un lugar especial y de privilegio pero fuera del escenario.

En ese lado izquierdo deberían colocarse solamente los jurados, representados por sus presidentes, y los altos cargos de la fundación anfitriona (Directora, Secretario General y Director Emérito Vitalicio), y por precepto legal, el séquito que acompaña a los Reyes (ayer el Jefe de la Casa de S.M. y el Jefe de la Secretaría de la Reina). Y nadie más. Autoridades, para un lugar de honor en la zona de público, como la reina Sofía. Premiados de ediciones anteriores, para otro palco de honor. Soy consciente de que cada año se “limpia” más de personas esta zona, pero debería darse ya el paso decisivo de prescindir de casi todos. ¿Para qué poner autoridades si el acto ya lo preside quien nos representa a todos los españoles, el Rey? ¿Por qué tantos ministros, algunos de ellos sin una justificación clara? La fórmula es clara: presidencia donde corresponde, galardonados a su derecha, y anfitriones (directivos y jurados) a su izquierda. Y es suficiente. Los demás sobran en esta zona.

Reyes

Otro cambio que la Casa de S.M. debía resolver ya de una vez. Me consta que la Fundación lo ha intentado en numerosas ocasiones, pero sin éxito. La presencia del ayudante de campo del Rey, tras la presidencia, es excesivamente llamativo en el tiro de cámara. Es cierto que juega un papel relevante a la hora de entrega de los diplomas, pero para eso hay soluciones. Durante la ceremonia, el ayudante debería ocupar un lugar más discreto, ladeado, y solo en el momento de dar el pergamino que el Rey ha de entregar al galardonado debe entrar en la zona de la mesa de la presidencia. Si no se corrige esta situación seguirá llamando mucho la atención la presencia de un militar ayudante, precisamente en un acto que habla de paz y convivencia (con esto que no se ofendan nuestros militares que soy consciente de que su misión fundamental es garantizar la paz). Tiene solución fácil; falta solo la voluntad de hacerlo.

Llegada premiados

La presencia de los gaiteros junto a la fachada del Teatro y en lugar muy visible en la explanada, debiera requerir la búsqueda de una posición un poco más retirada (pero sin que pierdan visibilidad) para que la entrada de los premiados y de la Familia Real sea más lucida y no se estreche tanto la proyección de la imagen que se transmite.

Científicos 2

Es hora ya de que la Fundación disponga otro formato de atril. El que usa ha cumplido ya su misión histórica y necesita otro formato que evite esa sensación de mueble que separa excesivamente. Debe prescindir de una decoración floral que termina por recargar excesivamente el fondo del escenario. No le aporta gran cosa y en ocasiones le perjudica mucho. Hoy hay múltiples soluciones para evitar esa gran mancha azul del fondo del escenario. Por cierto, a esa trasera le falta una frase que en muy pocas palabras resuma la filosofía de estos premios. Daría muchas más fuerza al evento.

Foto general

Por la misma razón abogaría por retirar los dos centros florales dispuestos por delante de la mesa y en sus extremos, que obedece exclusivamente a la necesidad de tapar la cámara robotizada que dispone RTVE, entidad encargada de ofrecer la señal institucional. Valorando el uso que hace de ella los realizadores, no justifica que la mesa se vea condicionada por dos complementos que no quedan bien.

Yendo más lejos, pienso que es necesario prescindir del punto de fotografía reservado a los gráficos en el escenario. Aunque me consta los esfuerzos que la Fundación hace para limitar al mínimo el número de periodistas, sigue siendo muy alto. Aunque decisiones drásticas en este caso siempre generan el malestar de los periodistas, lo cierto es que su presencia desmerece la solemnidad del acto (entiéndase que no vamos por lo personal). Si en mis manos estuviera, reduciría la presencia a uno o dos fotógrafos de la Fundación, responsables de recoger las imágenes desde ese punto –especialmente el momento de la entrega de diplomas- y ponerlas inmediatamente a disposición de todos los medios.

Hay que buscar una solución de accesibilidad al escenario para discapacitados. Las escaleras de acceso, además de impedir que galardonados con limitaciones físicas puedan disfrutar de la misma solemnidad que el resto de compañeros de viaje, son peligrosas e incómodas para todos los premiados, muchos de los cuales por razones de edad tienen severos problemas a la hora de subir y bajar. No es fácil, conociendo el teatro, encontrar una solución sencilla, pero hay que encontrarla porque España no puede transmitir al mundo una posible incapacidad para resolver algo tan delicado como la accesibilidad. Y si ello implica la disposición de una rampa, aunque sea en perjuicio de la pérdida de aforo en las primeras filas, no quedará más remedio que hacerlo. Seguro que los arquitectos encontrarán soluciones que garanticen, además, la seguridad de todos los que hagan uso de la rampa. Quizá es hora de que el Ayuntamiento ejecute una pequeña obra que permita levantar y bajar una rampa desde el suelo con las medidas necesarias para evitar una excesiva inclinación.

Discurso Presidente

La entrega del pergamino/diploma a los premiados está bien, pero pienso que es hora ya de pensar en que lo que debiera entregarse a los premiados es la preciosa escultura de Miró, cuestión que no se ha hecho nunca por su excesivo peso (se muestran a ambos lados de la presidencia y que tras la ceremonia se envía a los domicilios de los galardonados). Se prescindió en su momento del sobre con el cheque de la cuantía del premio (no tenía sentido alguno) y creo que ahora llega el turno de hacer valer la obra de arte del genial escultor español, Joan Miró. Hay soluciones prácticas para ello. Ver a los premiados recoger el premio y salir a saludar al público con un diploma enrollado evidencia aún más una de las debilidades de estos premios, su baja cuantía frente a otros reconocimientos.

Igualmente, el Rey en su discurso debiera prescindir detanto vocativo al principio de su discurso. Pienso que con un genérico Majestad, en honor a la Reina honorífica, al anfitrión de la ceremonia, a los galardonados, a las señores y señoras autoridades y al público es más que suficiente. Ese formalismo inicial no va en línea con el fuerte calado de su discurso y el tono humanista del mismo. Y además porque con ello se da excesiva relevancia a quien en ese día no la debe tener.

Todos estos cambios y otros, son necesarios de acometer de forma progresiva, pero la solemnidad y belleza de la ceremonia, exige ya que al menos algunos de los aspectos comentados se corrijan. Obviamente, todo en su tiempo y en su momento, pero mejoraría mucho la estética de la ceremonia si se atajara lo que aquí exponemos y que personalmente he defendido, sin éxito, durante mi responsabilidad como director de protocolo de la ceremonia.

Gestos protocolarios relevantes

El acto de ayer estuvo cargado de gestos emotivos e interesantes. También había especial interés en saber si la condición de rey de Felipe de Borbón, supondría una buena excusa para acometer cambios de calado en la ceremonia. Como señalábamos al principio, no los ha habido. Tampoco era el momento. Cualquier novedad llamativa podría haber quitado protagonismo a quien más había que darselo, pues no siempre estos premios gozan de la presencia del Jefe del Estado.

Pero sí hubo algunos detalles o gestos protocolarios destacables. La interpretación del himno en su versión larga (52 segundos que se quedaron en 45, pero eso reconozco que con las gaitas atinar es complejo) sustituyó a la tradicional versión corta de 27 segundos que corresponde al heredero. Por la misma razón, la entrada de Felipe VI y Letizia Ortiz fue anunciada como Sus Majestades los Reyes de España, frente a la fórmula tradicional de Sus Altezas los Príncipes de Asturias. El Rey no hizo inclinación de cabeza como acostumbraba como heredero al llegar al escenario y girar hacia el palco de la Reina hoy honorífica, Sofía de Grecia. No obstante, el Rey tuvo el bonito gesto de girarse hace ella y saludarla con la mirada. Creo que era crucial ese detalle y quedó muy bien resuelto.

Otro cambio han sido los sillones utilizados por los Reyes. Hasta ahora, los entonces Príncipes utilizaban unos sillones en cuyo respaldo figuraba el escudo de Armas del Heredero. En la ceremonia de ayer, se prescindió, y creo que con acierto, de símbolo alguno. Iguales sillas que las de los otros dos concurrentes en la mesa: el Presidente del Principado deAsturias y el Presidente de la Fundación (anfitrión). Por supuesto, otro cambio ha sido el guión que llevaba en el coche Felipe VI. Como le corresponde lució el suyo de Rey, desplazando al azul habitual que lucía como Príncipe.

Coche oficial Rey

Obviamente, el recibimiento ha cambiado. Hasta ahora la Reina Sofía era la primera en llegar y ser recibida en el Teatro y encabezaba la comitiva hasta su acceso al palco. La Reina honorífica supo asumir su papel relegado y ocupar el tercer puesto, dejando la prioridad a los reyes titulares. Sin embargo, pese a la discreción que en todo momento quiso tener la esposa de Juan Carlos I, el rey Felipe VI tuvo numerosos detalles tanto en los movimientos protocolarios como en el discurso para disminuir el impacto de ese “relegamiento” institucional. Lo cierto es que el Rey supo manejar de forma impecable esta siempre difícil cuestión.

Caddy Adzuba Concordia2

Por primera vez lució en la parte delantera del paño que cubría la mesa presidencial la Corona de Rey, quedando en el armario la habitual corona de Príncipe que volverá utilizarse cuando Leonor asuma su rol en esta ceremonia.

En fin pocos cambios protocolarios derivados de la presencia de un Felipe como rey no como príncipe. El principal: creo que por primera vez pronunció un discurso que realmente caló en la gente, como acreditan todos los titulares de los medios de comunicación que hemos ojeado esta mañana. Esta vez el teleprompter funcionó con normalidad y el Rey hizo una exhibición de saberlo utilizar con una naturalidad espectacular que hizo pensar durante mucho tiempo que realmente tenía el discurso memorizado (pero no, leyó el que estaba previsto).

Reiteramos nuestra enhorabuena a los organizadores, y sirvan estas reflexiones como una modesta aportación pensando en el futuro de estos grandes premios que en muy pocos años se han convertido en la gran ceremonia de referencia cultural y de la paz del mundo. En eso, ha ganado ya claramente la partida a los Nobel (aunque la Fundación nunca ha querido compararse, porque sencillamente su marco y terreno de juego es otro). Pero la gente si que lo hace y por eso hay que señalar claramente que la belleza y estética de estos premios españoles superan a los de la academia sueca y noruega.

Ver cerermonia completa en: http://www.rtve.es/alacarta/videos/premios-principe-de-asturias/

La ceremonia de los Premios Príncipe de Asturias 2013

Presidencia de la Ceremonia, durante la interpretación del Himno Nacional. Fuente: FPA.

 

Los Premios Príncipe de Asturias, celebrados en Oviedo (Asturias, España), el pasado 25 de octubre, han cumplido su 33 edición. Se creó la Fundación Príncipe de Asturias (FPA) en 1980, en el transcurso de un acto presidido por los Reyes, a quienes acompañaba un jovencito don Felipe. Un año más tarde, el 3 de octubre de 1981, se entregarían por primera vez los galardones, entonces en seis modalidades, que se ampliarían a ocho, al crearse los de Concordia (1986) y Deportes (1987). Desde su inicio ha venido celebrándose de año en año la ceremonia de entrega en el Teatro Campoamor de Oviedo, bajo diferentes formatos (en este sentido me he atrevido a clasificarlos en tres*) y han ido creciendo en interés, impacto y repercusión, hasta el punto de que hoy puede decirse claramente que es la más  importante ceremonia universal que en torno al reconocimiento generalista de sus ocho disciplinas se celebra en el mundo.La UNESCO con ocasión de su 25 aniversario reconoció su excepcional aportación al patrimonio cultural de la humanidad. Para quienes trabajamos en el sector de Protocolo es uno de esos actos imprescindibles de seguir porque constituyen referencia obligada y en ocasiones marcador de ciertas tendencias que damos por buenas por cuanto que en su organización tienen responsabilidad protocolaria no sólo los técnicos de la Fundación, sino las dos primeras instituciones del Estado, como la Casa Real y el Gobierno de la Nación.
La ceremonia de este año ha sido brillante, intensa, emocionante y magníficamente bien organizada, por lo que ha de comenzarse esta crónica con una expresa felicitación a todos aquellos que desde sus diferentes ámbitos de responsabilidad juegan un papel decisivo, desde su directora, Teresa Sanjurjo, y su equipo directivo, en especial a su Secretaria General Técnica, Luisa Álvarez, y al jefe de Área de Premiados y Candidaturas de la FPA, Carlos Hernández-Lahoz. Y, por supuesto, a su recién estrenado coordinador de Protocolo, Antonio Sancho. Fue un acto solemne, brillante, ágil y bien ejecutado. Sigue siendo una ceremonia que roza grandes dosis de perfección, aunque como en otras ediciones haya habido pequeños detalles o fallos técnicos, siempre admisibles si como decimos los técnicos en Protocolo no desvirtuan el mensaje principal y la estética del mismo. No obstante, como he venido sosteniendo en los últimos años el Plan de Comunicación sigue teniendo carencias que deberían corregirse en beneficio de un mayor Retorno de la Inversión (ROI) mediático de este evento.
No es amiga la FPA de cambios drásticos, sino de sucesivas variaciones que permitan adaptar esta aún joven ceremonia, a los tiempos, a los objetivos finalistas expresados en los Estatutos de la institución promotora y a los intereses generales que puedan derivarse del posicionamiento de España ante el mundo a través de este acto cultural o fiesta de la convivencia, los valores, la justicia y la paz. Sin embargo, año a año, se van introduciendo diferentes novedades, unas con más acierto que otras, que puntualmente apenas se notan por el gran público, pero que si se analiza progresivamente se percibe la evolución que ha sufrido esta ceremonia, nacida bajo las premisas protocolarias del postfranquismo, y que ha progresado hacia fórmulas más actuales. Una evolución ésta que no debe de pararse, ya que constituye una de las esencias del evento: mantener su frescura y seguir siendo la muchas veces llamada ceremonia del sentimiento, la paz y la solidaridad.

 Imagen general del Teatro Campoamor. Fuente: FPA.
El Protocolo del escenario
En esta 33 edición hemos visto cosas muy interesantes, dignas de destacar  y por lo tanto plausibles desde nuestra modesta opinión. Quizá la más destacable haya sido la reducción de personalidades en el escenario, en el lado izquierdo de la presidencia, un espacio en el que años atrás se venían “refugiendo” diferentes caras sin que hubiera un criterio claramente definido o habiéndolo que no fuera objeto de un estudio severo sobre la conveniencia o no de la presencia de estas personalidades en una zona tan privilegiada. En esta ocasión, se reservó asiento en la primera fila a sólo cinco autoridades (hasta el nivel del Alcalde de la ciudad, anfitrión del municipal Teatro): los dos ministros asistentes (por su orden departamental, Exteriores y Cooperación y Educación, Cultura y Deportes), Presidente del Parlamento Regional, Delegado del Gobierno y el primer edil ovetense. Creo que este criterio debería mantenerse y aunque concurrieran otras autoridades de mayor rango que el Alcalde -a excepción de los más altos representantes de los poderes centrales del Estado-, debería ubicarse en otra zona de honor en la parte de público.
En primera fila, pero mediando una separación se reservó lugar para los presidentes de los jurados, un adecuado tratamiento, ya que después de anfitriones y premiados, son los jurados la tercera parta sobre la que se sustenta el objetivo de premiar. Siempre es lastimoso, y la FPA debería hacer algo al respecto, que siendo ocho los presidentes de los jurados, sólo cuatro hayan asistido a la ceremonia (uno de ellos, el Presidente del Principado de Asturias, ocupaba silla junto al Príncipe en la mesa presidencial, y los otros tres en esta primera línea). Un evento de esta categoría y trascendencia no puede permitir las ausencias de nada menos que el 50 por ciento de los presidentes. Creo que en esto no debe haber excusa. Su ausencia conlleva un cierto desaire.
Es significativo que se haya quitado de la primera fila del escenario a los representantes del Cuerpo Diplomático, en concreto a los jefes de Misión de los países de los premiados acreditados en España. Estamos ante un gran acierto siempre y cuando que el número de autoridades españolas que permanezcan en el escenario sea reducido y respondan al criterio anteriormente reseñado. Somos conscientes de que algunos embajadores se vieron un poco contrariados, lógico después de tener un sitio fijo desde hace más de treinta años. Pero era inevitable si se trataba de “limpiar” esa superpoblada zona. Sencillamente, respetando el papel institucional de estos diplomáticos, en una ceremonia que trasciende a los países, no encontramos razón alguna que obligue a darles tan distinguido honor. Una buena platea para ellos es la mejor opción en beneficio general del acto. En este sentido,aplaudimos la medida.
La segunda línea de esta zona del escenario quedó reservada para los premiados de ediciones anteriores, ordenados de acuerdo a la fecha de concesión del premio. Un emplazamiento correcto que tiene un riesgo: como la mayoría de los que asisten son residentes en España, pierde mucha fuerza su presencia, pero desde el punto de vista protocolario parece obligado reservarles un lugar de honor privilegiado en el escenario -al menos si el número de ellos no es excesivo-.

Croquis del protocolo del Teatro. Fuente: La Nueva España. Sobre lo registrado en la infografía hay que advertir que no fueron cuatro los presidentes de jurados, sino tres, y que la intérprete del lenguaje de signos se colocó finalmente en la otra esquina del escenario, lado de los galardonados.
La presencia protocolaria de la Casa de S.M. también sufrió modificaciones, afortunadas en mi opinión. Sus altos representantes han pasado a un lugar de total discrección, algo que se venía reclamando desde hace años. El Jefe de la Casa y el Jefe de la Secretaría del Príncipe, no ocuparon como venía siendo ya obligado sus dos sillas al lado de la presidencia, algo que quedaba como “un forzado pegote” que tampoco tenía sentido alguno. Han dejado de estar en el escenario porque estando el ayudante militar es más que suficiente. Su traslado conllevó que los responsables de la Fundación (Directora,Secretario General y Director Emérito Vitalicio) también dejaran de estar en este espacio y ocupar asiento en una posición más discreta entre el público. Estando los Príncipes y el Presidente de la FPA, era innecesario tener más representantes en una zona que necesitaba despegarse.
El Ayudante de Campo de la Casa de S.M., integrado en el Cuarto Militar, que acompaña a este evento al Príncipe, mantuvo su excepcional posición, tras la presidencia, aunque en esta ocasión felizmente algo más desplazado (se situó tras la silla 4 de la presidencia, es decir, detrás del Presidente de la Fundación). Es un buen primer paso para que de cara al futuro se pueda ir encontrando posiciones más discretas para esta persona que si bien debe estar próximo a la Reales Personas, puede y debe quedarse en posiciones aún más discretas. Es evidente que este Ayudante cumple un papel importante en el tramo de entrega de los galardones (pasa los diplomas al Heredero que debe entregar a los galardonados), pero durante el resto de la ceremonia puede estar fuera del plano mediático, y a una distancia que le permita cumplir con sus funciones. En mi opinión personal, sigue siendo discutible que la Casa de S.M. siga recurriendo a un Ayudante de Campo (militar) en una ceremonia cultural y universal dirigida al mundo. La misma función e iría en mayor consonancia podría acometerlo un asistente civil. No entiendo el por qué de la presencia de un uniformado, por mucha tradición que tenga, en este tipo de actos. Debería la Casa de S.M. reflexionar al respecto y comenzar a valorar que el protocolo de hoy exige puestas en escenas que se alejen de imágenes antiguas y eviten referencias al “poder”.

 Al fondo el Ayudante de Campo durante la entrega de diplomas. Su posición debería ser algo más discreta en un ángulo de cámara abierto como el de esta imagen. Fuente: FPA.
Los atriles y el teleprompter
Al igual que en la pasada edición, la FPA recurrió a dos atriles. Uno institucional, para los discursos, situado a la derecha de la presidencia, y otro técnico para la Maestra de Ceremonia, Elena Ruiz, ubicado en un discreto plano en la esquina del escenario más próxima al público, a la derecha del observador. La Maestra de Ceremonia conduce los movimientos del evento (anuncia la entrada y salida de los galardonados) y lee una breve reseña del extracto de las actas en el momento de la entrega de diplomas. Dado que los protagonistas en esos movimientos son los premiados, dar una lugar discreto a la Maestra es acertado.
El atril principal tuvo en esta edición dos novedades importantes. Salvo la parte superior, quedó forrado en tela azul similar al resto de la escenografía predominante. No me convenció el resultado final, pero para ello seguro que hay gustos. He defendido muchos años que la FPA debería construir un atril específico, de nuevo diseño, menos aparatoso, más estético, menos llamativo y que no produzca tanta barrera. Pero estamos seguros que este intento de suavizar el impacto del mueble, es el primer paso que llevará a un atril más en consonancia con los tiempos, plenamente integrado en la escenografía general y mucho más discreto, para que no robe protagonismo alguno a quienes hacen uso de la palabra.

Atril principal para la ceremonia. Fuente:La Nueva España.
La segunda novedad ha sido la colocación del denominado teleprompter, un aparato muy utilizado en Estados Unidos, que permite a los oradores leer el discurso a través de dos cristales a través de dos cristales situados a sus lados, sin verse obligados los protagonistas a agachar sus cabezas para leer los folios. La petición vino del propio Príncipe, que quiso con ello recurrir a este sistema que ya había experimentado con éxito el Heredero en la defensa de la candidatura madrileña en la Asamblea del COI en Buenos Aires (ver vídeo en http://www.abc.es/videos-espana/20130907/intervencion-principe-felipe-ante-2656420639001.html). Su intervención entonces fue muy loada, en la que indudablemente en su soltura ayudó el aparato. Pero esta vez, no salió igual, y francamente -fallo técnico al margen- quedó la intervención real deslucida desde el tiro de la cámara de televisión que dio la señal institucional a todos los medios, porque no transmitía naturalidad. Por otra parte, estéticamente, en esa escenografía, no encajó. Riesgos aparte, en un país poco acostumbrado a su uso -más allá del que se hace para los presentadores de televisión-, no consiguió el objetivo propuesto. Viendo las imágenes a través de la pequeña pantalla, la presencia permanente del cristal situado a la izquierda del orador, interponiéndose entre la cámara y la bandera de Asturias, resultaba antiestético y antinatural, y desde la óptica de la cámara se notaba claramente que el Heredero leía el cristal. Es decir, lo que se pretendía no se alcanzó, y si encima el sistema falló y el Príncipe hubo de recurrir de nuevo a los folios peor lo ponemos.
Con independencia de ese revés técnico, el fallo viene del mal encuadre del aparato con respecto a las dos cámaras principales que seguían en primer plano el discurso. Nos parece poco comprensible que este hecho se haya producido y que no se haya reparado al respecto, o de haberse visto que no se adoptaran las soluciones pertinentes. El teleprompter es positivo en determinadas situaciones, pero siempre y cuando que en el tiro de cámara no salga (al menos descaradamente). Pero la imagen que sigue no precisa de más comentarios:
(Fuente: RTVE, medio que sirvió la señal institucional a todas las televisiones del mundo)
La Cruz de la Victoria asturiana queda tras el cristal, con un Príncipe que claramente mira hacia el mismo. Resultado negativo. No hay por qué renunciar al mismo si se considera positivo, pero habrá que mejor la puesta en escena, especialmente en esos primeros planos televisivos. Del teleprompter solo hizo uso, además, el Presidente de la Fundación. Los cuatro premiados que intervinieron recurrieron a sus folios, lo que dejaba más en evidencia el aparato. Resulta tremendo que se produjera el fallo del sistema (por supuesto no imputable a los servicios de Protocolo) y que el Príncipe no pudiera seguir su discurso con normalidad, convirtiendo los 24 segundos de silencio en algo interminable, en un tiempo desesperante para quienes estábamos viendo a un don Felipe sólido, comunicativo y dominador de la escena. TVE se escudó en la imagen del golfista Olazábal, pero cuando abrió el plano general sirvió al mundo la necesaria entrada de un asistente para pasar al Príncipe el discurso por el párrafo que tocaba.
Momento en que un asistente pasa al Príncipe el discurso escrito por el párrafo donde iba tras la interrupción del teleprompter (Fuente: La Nueva España).
Supongo que sintió un gran alivio el Heredero, pero seguro que aún le pesa la rabia de este fallo en su principal discurso anual. Somos conscientes de la importancia que este evento tiene para el hijo del Rey, tanta que incluso la noche anterior, tras un agotador día (viaje desde Madrid, audiencias, almuerzo, más audiencias, concierto en el Auditorio y cena con los miembros del Patronato de la Fundación y Patronato Príncipe de Asturias) se acercó, junto a su esposa, al escenario para ensayar con este sistema hasta altas horas de la madrugada. Ahora queda todo en anécdota y no pasa nada, pero fastidia y mucho, y creo que todos lo sufrimos en carne. Hacía 31 años que el jovencito Príncipe leía en 1982 su segundo discurso en el mismo Teatro y otros 11 segundos de silencio (mientras buscaba la línea perdida) ponía a todos los carne de gallina. Esta vez, ante un Príncipe solvente y maduro, se nos ponía cara de rabia
Al hilo de esta puesta en escena de los Príncipes, numerosas personas expertas en la materia, me han hecho llegar su reflexión acerca de la necesidad de utilizar algún recurso de maquillaje (discreto, pero eficiente) para don Felipe y doña Letizia, objeto permanente de atención televisiva, pues el alto nivel de luz que hay que dar a la zona, ocasionan que los rostros de ambos se vean negativamente afectados, con brillos y excesivamente blanqueados. No tengo opinión al respecto, pues no sé si utilizar este maquillaje ya es disfrazar en exceso a las personas. Pero ahí lo dejo por si alguien quiere ahondar en la cuestión.
La escenografía
La puesta en escena del Teatro continuó un año más en su línea. Telas y moquetas azules y amarillas como colores predominantes, con una sencilla trasera con el escudo institucional de la FPA y la expresión:”Premios Príncipe de Asturias” (sigo echando en falta el año, pues creo que es una información sustancial visto con perspectiva histórica). Doble juego de banderas España, Asturias y Europa, y las mesas que muestran las reproducciones de la escultura original cedida por el escultor Miró para estos premios, y que no se entrega por su excesivo peso. Tela azul para la mesa que hace prolongar visualmente el efecto de la alfombra y resaltar con ello a las cuatro personas de la Presidencia. Quizá los sillones que se utilizan deban cambiarse por otras más sencillas, pero ello llegará en el inevitable cambio que la escenografía ha de tener cuando que se considere el momento idóneo. No perderá identidad la ceremonia con esos cambios si se hace de manera adecuada, introduciendo nuevos materiales y tecnologías que ofrezcan al mundo un marco escenográfico que, sin romper con su identidad, su corta tradición y su solemnidad, proyecte una imagen más comunicacional y moderna. Llegará su momento, estamos seguros. Quizá no haya llegado, aunque nos consta que la FPA lleva ya varios años dando vueltas a la cuestión.
Siendo similar la escenografía en esta denominada por mi tercera fase de puesta en escena (iniciada en 1998 con el gran cambio introducido por el escenógrafo Julio Galán, tristemente fallecido), la novedad cada año se centra en el recurso floral. Hemos sido testigos en estos tiempos del cierto desasosiego que cada año lleva la elección de la decoración y la “sorpresa” que tras su montaje puede ocasionar. Ha habido años francamente muy buenos y otros no tanto. Desde hace cuatro años, la FPA ha minimizado los riesgos al limitar la creatividad del artista floral y agarrarse a la solución de las columnas (redondas o rectangulares) que escoltan ambos lados de la mesa, así como dos discretos centros florales en las esquinas del frontal de la mesa presidencial que permiten además minimizar el impacto visual de las cámaras robotizadas que dispone RTVE en ese punto.El tono de esta decoración predominante en esta edición ha sido el verde, salpicado de flores otoñales. Columnas que hablan de la robustez de la FPA y su ceremonia y flores como explosión del júbilo por el homenaje universal. Pero la combinación de este verde con las telas azules es complejo y de riesgo, con lo cual las opiniones que hemos escuchado son muy contradictorias. Es cierto que rompe la uniformidad del azul y amarillo, pero no estamos muy convencidos de que se haya acertado con la combinación. No hay que descartar el recurso a las flores, pero tampoco hay que pensar que es obligatoria su disposición. En una nueva concepción de la escenografía, la solución floral probablemente no tenga tanto protagonismo como cobra cada año. El escenario debe responder en cada edición a un concepto más minimalista, para resaltar a las personas protagonistas, y estos “adornos” no contribuyen, porque diluyen lo principal y llenan en exceso la vista. Y tampoco le aporta solemnidad, sino mera decoración, obligando al mismo tiempo a tener que extremar excesivamente las banderas y arrinconarlas. Un problema tampoco imputable a Protocolo, sino a la ausencia de un equipo auténtico de Producción, cuestión que hasta el momento la FPA no ha contemplado, pese a que es ya imprescindible en eventos de este tamaño.

 Escenario del Teatro Campoamor en la entrega de 2013. Fuente: FPA.
Las banderas interiores y exteriores
No ha pasado desapercibida tampoco la variación introducida este año en el orden de las banderas correspondientes a los países de los galardonados, situadas a la izquierda del observador, tras aquellos. Desde que se colocan las enseñas de estas naciones, se han dispuesto (porque así lo aconsejó el primer jefe de Protocolo de la FPA y gran maestro e indiscutible profesional clave en esta ceremonia, Felio A. Vilarrubias, que contó para ello con el visto bueno de la Casa de S.M, Presidencia del Gobierno y el Ministerio de Asuntos Exteriores) en orden alfabético en inglés. Un orden habitual en eventos internacionales donde se quiere resaltar la disparidad de países. Una ordenación que entienden mejor los propios galardonados, cosa que he podido comprobar personalmente.
En esta ocasión, se ha optado por la otra opción, también correcta, el orden alfabético en español. Sin embargo, colocar la bandera de España en primer lugar rompe el significado que se quiere dar. Esas enseñas corresponden a los países de los galardonados, y en consecuencia España -como un país galardonado más, el día que no tenga representantes no estará la bandera- debe ocupar el lugar que le correspondiera por la “E”  si es español (opción COI) o por la “S” si es inglés (opción ONU). Tendría sentido su presencia y ese lugar, sino hubiera más banderas de España, pero las oficiales correspondientes a la ceremonia, ya están a ambos lados de la presidencia, ocupando la española la posición central de un juego de tres, tal y como obliga la Ley de la Bandera de España. En consecuencia, el vexilo español correspondiente a los premiados no debe ocupar el primer lugar tras los premiados, sino el que le corresponda en el orden alfabético. Darle prioridad es como dar mayor valencia a los galardonados españoles. Para mí, una inadecuada interpretación. La bandera de España ya está presidiendo en otro lugar de honor y visible, como establece nuestra Ley. Estas son enseñas adicionales para resaltar simbólicamente la procedencia de los premiados. Si no hubiera un premiado español como ocurrió en alguna ocasión ¿se pondría la de España? Si la respuesta es que no, más fuerza tiene lo que aquí se señala.

Banderas de los países de los galardonados tras éstos en el escenario del Teatro Campoamor. Fuente:La Nueva España.
Inaudecuada interpretación se comete con la disposición de las banderas en lo alto de la fachada del Teatro. A an lado se colocó un trío oficial, a la izquierda del observador, España en el centro, Asturias y Oviedo a su derecha e izquierda, respectivamente, y al otro lado de la cornisa, otro trío con España, Asturias y Europa. Entre ambos juegos oficiales, se alzaron las banderas de los países de los premiados. Si hasta ahora se disponían en orden lineal de derecha a izquierda (visto desde atrás), porque eso es lo más correcto en situaciones como éstas, en esta edición se colocaron en alternancia de centro hacia los extremos, comenzando -una vez más de forma impropia- por la de España. Si las oficiales ya están dispuestas, flanqueando al resto, éstas deben de colocarse linealmente (no en alternancia desde el centro) y dando colocación a la rojigualda por el orden del idioma elegido (también en español en esta ocasión).Sin embargo, las banderas situadas en el lateral del edificio, calle de Argüelles, en formación lineal, sí estaban correctas, comenzando por la de España, siguiendo por el resto de los países, para finalizar con la Asturias, Oviedo y Europa, siguiendo así la técnica correcta y el orden habitual.

El mismo error de interpretación se cometió con el doble juego de banderas de países premiados dispuestos en el Salón Covadonga para la foto de familia, celebrada horas antes de la ceremonia (previo al almuerzo-bufé oficial) en el Hotel de la Reconquista.

El protagonista de cada edición El guión y puesta en escena de la ceremonia, lleva necesariamente a que cada año -sustos aparte- sea muy previsible la “foto del acto”. Esa imagen que los organizadores sospechamos servirá de portada o recurso gráfico central de los medios escritos y apertura de los telediarios, como así ocurrió de nuevo en esta edición. La ONCE se llevó la “foto”. Un presidente con algo de visión, una afiliada totalmente ciega con su perro-guía, Brizzy, y una niña también ciega, Liv Parlee Cantin, con su bastón, a quien los medios  calificaron de segunda princesa en esta ceremonia, se llevaron la palma. Hemos visto y analizado más de treinta diarios en España, y todos ellos han recogido la imagen que más adelante reproducimos. Es evidente que es la más tierna, la más fresca y la diferencial de todas las que hemos visto. No siempre un perro conduce a un premiado ante el Príncipe, y no es habitual ver ciegos entre los galardonados (de hecho fueron los primeros, pues el maestro Joaquín Rodrigo no puedo acudir en su momento a recogerlo por razones de salud, haciéndolo en su nombre una de sus hijas), ni tampoco una niña dando brincos sobre la alfombra hasta “chocar” contra la mesa presidencial. La escena es tierna y recoge ese sentimiento que quiere dar la Fundación, y responde al carácter humanista de la ceremonia.

La recogida de este galardón de la Concordia por parte de la ONCE fue necesario ensayarlo en el escenario en dos ocasiones (la víspera y el mismo día por la mañana). Era un movimiento complicado que debía salir ordenado en beneficio de la ceremonia y especialmente por imagen de la propia Organización Nacional de Ciegos que obviamente no quería transmitir torpeza o dificultades. La ONCE supo elegir muy bien a sus representantes y la FPA acertó en asumirlo. Además de merecidísimo reconocimiento, se llevaron la imagen y la mayoría de los aplausos. Lo cierto es que si se mira la foto es muy espectacular y simbólica.

Liv Parlee, Presidente de la ONCE, Miguel Carballeda,  María Cristina Lucchese y el perro guía, Brizzy, saludando al público, tras recibir el galardón. Fuente: Efe.
Este es el riesgo de determinadas elecciones cuando se designan las personas que ha de recoger el galardón. La ONCE hizo bien su estrategia y se llevó la palma. Quizá la ceremonia, como ocurriera en otras ediciones, se llevó por una humanista puesta en escena. Pero para España apenas tuvieron el espacio merecido otros galardonados, entre ellos dos que han recibido nada menos que el Nobel. Son los riesgos de este tipo de situaciones. Para España esa imagen es buena, para el resto del mundo no tanto.
La foto de familiaLa ONCE también protagonizó sin quererlo la foto de familia en el Hotel de la Reconquista. Quizá una no muy bien calculada ubicación de la representación de esta organización, hizo que la pequeña Liv y que la señora Luchesse y su perro-guía quedasen diluidas, junto al presidente de la institución, en una poco mediática segunda fila. Fue el propio Príncipe quien se percató del hecho (entre otras cosas porque los fotógrafos lo advirtieron durante la sesión), y pidió que la niña -la otra princesa- y María Cristina con su fiel Brizzy ocuparan la primera fila, y la pequeña el más digno puesto junto a los príncipes (ver la secuencia de este movimiento en http://www.abc.es/cultura/20131025/abci-principe-teleprompter-premios-discurso-201310251328.html ) . Fue la anécdota de la sesión matinal, y de nuevo la ONCE se llevó la palma.

Ciertamente se podía haber evitado, pero siempre te queda la duda de si una niña -que no es  premiada por sí misma- puede condicionar tan fuertemente el protocolo final. Pero los hechos han demostrado que a veces es mejor adelantarse a lo previsible, aunque sea variando el lógico ordenamiento. La FPA trató de repartir equilibrios, siguiendo criterios anteriores de llevar a filas posteriores los grupos de un mismo premio. Pero no siempre en la foto se da una circunstancia como la señalada. Dado que la FPA siempre ha acreditado flexibilidad, quizá en esta ocasión debiera haberse adelantado a lo previsible, aunque seguimos manteniendo la duda, pero en cualquier caso la actitud del Príncipe dio ese toque humanista y fresco que tanto caracteriza a estos premios. Hay un protocolo, pero también puede variarse con espontaneidad, si ésta es bien entendida, como fue este caso. Así, mírese por donde se mire, los ciegos fueron este año los mejor parados desde el punto de vista gráfico. Bueno, no siempre una niña (además virtuosa del piano) y un perro-guía se hacen dueños del escenario.

Foto Oficial de los premiados antes del cambio pedido por el Príncipe. Fuente: casarealtv.
Foto oficial de los premiados 2013 tras los cambios pedidos por el Príncipe. Fuente: FPA.

*Primera fase (1981-1987): cambios que no se consolidan. Segunda fase (1988-1997): buscando una identidad. Tercera fase (1998-actualidad): consolidación y protagonismo escénico de la decoración floral. Esta clasifcación se realiza en la Tesis doctoral de este autor titulada “Protocolo y Ceremonial en los Premios Príncipe de Asturias” (Universidad Camilo José Cela).

Ceremonia completa en: http://www.rtve.es/alacarta/videos/premios-principe-de-asturias/ceremonia-premios-principe-asturias-2013/2099870/

RTVE: los mejores momentos de la Ceremonia en dos minutos. http://www.rtve.es/alacarta/videos/premios-principe-de-asturias/acto-entrega-premios-principe-asturias-2013/2099771/