El protocolo del palco de la final

La composición de la primera fila del palco de la final de la Copa del Rey de fútbol, celebrada ayer en el Wanda Metropolitano de Madrid, evidencia a todas luces un problema endémico que tenemos en nuestro país cuando se hace protocolo en actos no oficiales a las que acuden las autoridades y muy especialmente en el ámbito deportivo. A excepción de los presidentes de los clubes, el de la Gestora de la Federación Española de Fútbol (FEF) y del “pseudoanfitrión” (Presidente del Club que gestiona el estadio) cuya presencia era obligada. Estos, más o menos, estuvieron donde podría corresponderles, el resto de asistentes en esta fila no eran representantes como tal del mundo del deporte, aunque algunos tengan competencias en la gestión deporte, sino políticos con responsabilidades institucionales. Por ejemplo, ¿tiene sentido que haya tres ministros en la primera fila del palco? ¿Qué pinta –dicho con cariño- la Ministra de Defensa y el de Interior –aunque sea sevillano- en tan destacado puesto? Se han convertido los palcos un lugar para albergar a las autoridades en una competición oficial estrictamente deportiva? No tiene sentido. No digo con ello que haya que prescindir de las autoridades, no. Pero sí mantener, al menos, un cierto equilibrio. Por cierto, felicitaciones al Barcelona F.C. y sus aficionados por su contundente victoria frente al Sevilla (0-5). Lo más importante de todo era el partido… Continúe Leyendo…

Protocolo estratégico: el palco de la inauguración de los Juegos en Corea

Las dos Coreas bajo la misma bandera. La verdadera imagen amable de los juegos.

Corea del Sur abrió ayer, con una espectacular y millonaria ceremonia, los XXIII Juegos Olímpicos de Invierno, que se celebran en Pyeongchang hasta el próximo día 25 de febrero. Al margen de la brillantez de la puesta festiva de apertura, muy propio del mundo asiático –como ocurriera en los juegos de verano de Beijing (China) en agosto de 2008, el protagonismo internacional se lo ha llevado el “supuesto” lío de protocolo en el palco del estadio. “Una ceremonia muy diplomática inaugura los Juegos Olímpicos de la Paz”, titula El País. “Lío de protocolo ante la inauguración de los juegos de invierno de Pyeongchang”, destaca La Vanguardia. “Las dos Coreas escenifican su deshielo”, resalta La Voz de Asturias. Con la que ha caído en las relaciones diplomáticas en los últimos meses sentar en un palco a los máximos representantes de Corea del Sur, Corea del Norte, Estados Unidos y Japón, no debió resultar tarea fácil organizar el palco. Y más cuando las dos Coreas cerraron el desfile de deportistas bajo una misma bandera. En casos así, no vale el protocolo diplomático o deportivo al uso (de hecho el COI prefirió quedarse al margen de las decisiones sobre el puesto de los políticos), ni tan siquiera la costumbre internacional. Entra en juego el protocolo estratégico, aquél que responde a la proyección que se desea dar y no a las normas o tradiciones. Interesante el caso, aunque no es el primero ni mucho menos, aunque sí, probablemente, el que más trascendencia ha tenido en las últimas décadas. Continúe Leyendo…

La incongruencia del “gran” Protocolo de Estado sobre el puesto del anfitrión

No hace muchos días escribí sobre el puesto del anfitrión en el Premio Cervantes 2014. Entonces hacía referencia a que el Ministro no estaba en supuesto adecuado, que debería estar al lado del Rey de España. Varios responsables de protocolo de altas instituciones me llamaron para decir que mis planteamientos no eran correctos, que el Rey presidía porque tomaba el papel de anfitrión de un Premio convocado por el Ministerio de Educación. Cultura y Deportes. Sigo en desacuerdo con esa posición, porque realmente el anfitrión del evento en Alcalá de Henares era el Ministro en ausencia del Presidente del Gobierno.

Pero me motiva escribir este breve post lo ocurrido en el palco del Open de Madrid, porque observo que no existe la misma vara de medir, lo cual se me antoja den pensar que realmente existe un Protocolo de Estado a la carta. Y eso no es bueno. Es más, me parece una cierta tomadura de pelo cuando razonan con sus argumentos. Para unos casos si vale, para otros no. Es más sencillo decir que convenía, o que en la negociación protocolaria se llegó a ese acuerdo. Pero que no digan otras cuestiones que ya no somos tontos.

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