Mayor precedencia protocolaria para el presidente autonómico

Hace ya bastante tiempo que vengo dando vueltas y reflexionando acerca de la idónea precedencia que debe de tener tanto el Presidente de la Comunidad Autónoma como el Alcalde, cuando se celebran actos de carácter general en el territorio de sus competencias. Es evidente que suscitará mi opinión polémica, posturas divergentes o apoyos, pero no busca nada de eso, sino comenzar a construir un debate profesional, lejos de la politización e intereses concretos, acerca de los cambios que más tarde o más temprano han de introducirse en el Real Decreto 2099/83 sobre el Ordenamiento General de Precedencias en el Estado. He intentado no dejarme influir para nada de la coyuntura actual, sino del balance de las tres décadas de vigencia de esta normativa (en agosto cumplió 30 años y su aniversario pasó sin pena y sin gloria, lo que demuestra el aprecio que le tenemos) y el desarrollo institucional y autonómico de nuestro país, siempre en el máximo respeto a la normativa vigente.
Aunque precisa de debate sosegado, contrastado, quiero al menos abrirlo desde esta página. Voy a la premisa principal que defiendo:  en los actos de carácter general que se celebren en el ámbito de una comunidad autónoma, si su vocación o contenido es claramente autonómico, el presidente de la Comunidad en mi modesta opinión debiera subir su puesto y colocarse inmediatamente detrás del Presidente del Gobierno si asistiera al evento, o si no tras los Reyes, Príncipes e Infantas, y si no acudiera ninguno de ellos el primero o tras el anfitrión. Casi de forma similar defiendo que en los actos de carácter general cuya vocación es claramente municipal, el Alcalde debería situarse inmediatamente después del Presidente de la Comunidad, sino estuvieran presentes los máximos representantes de los tres poderes del Estado y el Constitucional..
Para llevar a cabo esto es necesario que el Real Decreto redefina la clasificación de los actos, general y especial, matizando el factor antes aludido de “vinculación, vocación o competencia” autonómica o local. La Constitución reconoce para el Presidente de la Comunidad la representación ordinaria del Estado, tal y como dice el artículo 152, apartado 1: “(…) y un Presidente, elegido por la Asamblea, de entre sus miembros, y nombrado por el Rey, al que corresponde la dirección del Consejo de Gobierno, la suprema representación de la respectiva Comunidad y la ordinaria del Estado en aquélla (…)”.
En virtud a esto, y al notable peso político que las comunidades autónomas han tomado desde su creación hasta ahora, parece de sentido común, que en su ámbito territorial ocupen un puesto por encima al menos de los presidentes del Congreso, Senado, Poder Judicial y Constitucional. Resulta obvio que esta precedencia no sea de aplicación cuando sean actos convocados de carácter general por las instituciones centrales del estado en la Villa de Madrid, en su condición de capital del Estado.
Apelando a la lógica resulta extraño e incoherente que el Presidente autonómico se vea relegado al puesto 10 en su comunidad, por detrás de los presidentes de aquellos poderes. Si tiene la “suprema representación” no es coherente que sea dispuesto detrás del Presidente del Poder Judicial (salvo que el acto sea promovido por el Poder Judicial o esté dentro de sus posibles competencias).
En nuestra defensa, apelamos igualmente a la consideración social que tienen los presidentes del Congreso y Senado, que aunque sean legales representantes de los ciudadanos, tienen menor peso político. Y lo mismo podría decirse del resto de los poderes fuera de sus estrictas competencias. Claro que no puede admitirse como argumento la “sensación ciudadana”, salvo qué ésta sea a juicio de los expertos un fiel reflejo de la realidad. El vecino de a pie es consciente -sea de su corriente política o no- que quien realmente le representa es el presidente del Gobierno, el Presidente autonómico y el Alcalde. De lejos ve a los presidentes de los poderes y mucho más al presidente de la Asamblea Legislativa o del Delegado del Gobierno.
Soy consciente, de que esta reflexión que abro precisa de muchos matices, de mayor argumentación y más apoyo jurídico. Por ahora solo quería trasladar lo que noto en la calle y el Protocolo si quiere sobrevivir debe ser sensible a la realidad, sin menosprecio de la Constitución y el legal valor de la representación. Nadie quita valor a nadie, pero otra cuestión es cuál debe ser el ordenamiento adecuado en actos que se celebren en el territorio de una Comunidad. Insisto que es una primera reflexión, con la que se ha iniciado un amplio estudio al respecto en el Instituto Universitario de Protocolo de la Universidad Camilo José Cela, cuyos resultados esperemos conocer pronto.
En otro momento, justificaremos con mayor abundamiento la defensa de la mejora del puesto para el Alcalde del municipio.

Encuentros de Protocolo para liderar el futuro

Este martes día 22 de noviembre de 2011 asistiré a las VI Jornadas Internacionales de Protocolo que organiza la Asociación Portuguesa de Estudios de Protocolo, que preside mi buena amiga Isabel Amaral, una de las más prestigiosas profesionales de Protocolo que hay ahora mismo en Europa y en el mundo. Me ha invitado en calidad de Director de los estudios de Grado y postgrado de Protocolo y Organización de Eventos de la Universidad Camilo José Cela, junto a Gloria Campos, directora general del Instituto Superior de Protocolo y Eventos y coordinadora de Postgrado de Protocolo de la Universidad Camilo José Cela,.

En primer lugar quiero felicitar a Isabel Amaral por su espíritu emprendedor para mantener y con mucho prestigio estas Jornadas, que poco a poco se van consolidando como un referente internacional. Hay que felicitarla además por el su fuerza para tirar del carro en un momento difícil económicamente hablando para Europa y en especial para Portugal y España. Precisamente, numerosos ponentes españoles estaremos allí, en lo que es el principal punto de encuentro de profesionales de protocolo de los dos países vecinos. Además de Gloria Campos, que hablará de las nuevas estrategias formativas en el sector, me gustaría hacer mención a otra gran profesional y también referente por lo mucho que ha hecho en España por la reivindicación del puesto directivo de la mujer en Protocolo, que es María Esther Regueiro, buena persona donde la haya y mejor profesional, que en estos momentos ocupa puestos de responsabilidad en Galicia dentro de la Universidad Menéndez y Pelayo.
Me ha encargado Isabel Amaral que hable del futuro de la organización de eventos de protocolo, y aunque ella en el título oficial lo pone entre interrogaciones (supongo que como técnica para obligarme a emplearme a fondo), lo cierto es que no son necesarios. No pienso tardar ni dos minutos en acreditar el notable futuro que tiene este sector del Protocolo y la Organización de Eventos, una nueva carrera oficial llamada a tomar el relevo a otras opciones universitarias desfasadas o descafeinadas o que han derivado en otros campos.
Trataré de demostrar que Protocolo ha existido siempre, que tiene notable sustento científico, que incluye numerosas técnicas a las que se llega mediante un aprendizaje que exige el dominio de la creatividad, la madurez, el conocimiento de disciplinas esenciales del ámbito de la Comunicación… De verdad, ¿hay alguien que sea sensato que pueda decir que Protocolo no es un sector con futuro? Tiene tanto futuro que incluso está condicionando muy seriamente el futuro de la Publicidad y desde luego el de las Relaciones Públicas.  Un reciente estudio al que aludiré lo acredita, pero el mero seguimiento de la realidad lo demuestra también. Basta con fijarse que hoy en día los buenos anuncios y campañas de publicidad se basan en auténticos eventos. Toda una transformación esencial de este campo, que convierte al Protocolo probablemente en una de las materias con más futuro de las tradicionales disciplinas adscritas a las Facultades de Comunicación.
Portugal, Lisboa, es otro buen momento para reflexionar sobre el futuro de los congresos en Protocolo. Personalmente estoy absolutamente decepcionado del Congreso Internacional de Protocolo que tuve la oportunidad de crear y que los actuales responsables han derivado a un encuentro carente de interés. Por eso me alegra saber que la Asociación Española está trabajando ya, en colaboración con importantes instituciones de este país, en un Congreso Nacional que realmente sea profesional, referente y que trate temas donde el futuro vaya incluso por delante del presente.  Tengo la sensación de que el Internacional ha entrado en punto muerto, y espero que lo que la AEP está trabajando responda a la nueva filosofía de lo que hoy es Protocolo y dentro de él especialmente el sector de los eventos. Nuevas temáticas, métodos, personas, sistemas…están llamando a nuestras puertas.
Y me alegra mucho saber y participar que está en marcha otra estupenda iniciativa de encuentro para ese sector de jóvenes emprendedores llamados a tirar de este sector y entre los que hay auténticos profesionales con un futuro espectacular y otros que injustamente están esperando su oportunidad y que demostrarán a la sociedad en general su valía. Probablemente este encuentro sea su punto de inflexión. Confío mucho en que esta gente sepa estar en esta iniciativa y participe ya desde su alumbramiento. Que no espere al programa y a la convocatoria que participe ya en ello. Y los profesionales, jolín, que les ayudemos a tope. El futuro bueno está en la suma de ambos. Porque estoy convencido que quien no se apunte a esto definitivamente no es un profesional de este sector. Es un oportunista que pasa por aquí.

La edad de los vocales del CGPJ

El otro día me llegó hasta el Instituto Universitario de Protocolo de la Universidad Camilo José Cela un comentario de un señor, no vinculado al mundo de protocolo, en el que mostraba su extrañeza por el hecho de que los vocales del Consejo General del Poder Judicial se ordenasen por edad. Es cierto, porque el Reglamento 2/2005, de honores, tratamientos y protocolo en los actos judiciales solemnes, aprobado por el citado Consejo, en su artículo 12 establece ese sistema de precedencia.
La verdad es que cuando se aprobó, a todos nos extrañó la cuestión, pues el criterio de la edad es algo de lo que poco a poco se va prescindiendo, no sólo en el puro protocolo, sino en las relaciones sociales. Siempre hemos predicado que preguntar la edad, por ejemplo, para establecer la ordenación de una mesa para una comida resulta de mal gusto. Pues algo así me parece a mí cuando hay que pedir la fecha de nacimiento a los vocales del Consejo para colocarlos por su edad. Es decir, el más mayor precede a todos, sólo por eso, por tener más años.
En los tiempos que corren parece lógico pensar que la edad, salvo entornos muy determinados, o situaciones muy evidentes o familiares, no debe ser un criterio para hacer precedencias. Pienso que en estos casos, lo que debe de regir es la antigüedad en el ejercicio del cargo. El problema es que en el Consejo no todos son jueces o magistrados, ni todos abogados, por lo que no hay una profesión común para fijar el factor de antigüedad, cuestión que complica la cosa. También, toman posesión el mismo día como vocales. Por eso entiendo que hayan preferido acudir a la edad, que a priori parece que es lo que más se acerca al criterio de la antigüedad o veteranía en un oficio.
Pese a todo no me termina de convencer este resultado fruto de la teoría del mal menor. No sé si es mejor el orden alfabético, aunque vuelvo a retorcerme los labios pensando que Javier Álvarez, por decir un par de nombres, va a sentarse por delante de Jacinto Rodríguez, solo por el mero hecho de que un apellido empiece por “A” y el otro por “R”. Hay que exprimirse la cabeza para encontrar criterios objetivos, que estoy seguro se terminarían por encontrar. Lo que pasa es que probablemente siempre salga un pero político y como nadie quiere líos, y menos por cuestiones de protocolo, pues se recurre a lo que nadie va a discutir. Por favor don 78 años, abogado prestigioso, póngase el primero, antes que don 49 años, Magistrado del Supremo.