Premios Princesa de Asturias, COVID frente a sentimiento

El mismo día que España marcaba el máximo número de personas que daban positivo de la COVID en todo el período de la pandemia, la Fundación Princesa de Asturias se enfrentaba al difícil reto de celebrar su ceremonia de entrega de los galardones que llevan el nombre de la heredera de la Corona, en un escenario diferente al habitual en Oviedo. El Hotel de las Reconquista y su salón Covadonga fue la alternativa al histórico Teatro Campoamor, que durante 39 ediciones albergó este evento. La falta de público, la severidad de las medidas sanitarias cumplidas a rajatabla, la ausencia de premiados importantes y la estrechez del espacio puso muy complicada la celebración de esta ceremonia, siempre fundamentada en la solemnidad y el sentimiento.

La Fundación buscó una alternativa que consideramos razonable, pero he echado de menos “cosas” que en tantas ediciones que he vivido no he sentido la mismas sensaciones. La situación, el guión y el espacio dejó en segundo lugar el sentimiento universal tan importante para este acto. La organización fue buena como siempre, pero algo no conectó con ese espíritu que tanto emociona en cada cita. Aunque sea imputable a la pandemia, hemos echado de menos los momentos que tan importantes eran para el que fuera su primer director, Graciano García: ver en el evento la imaginaria fotografía anual del reconocimiento a los esfuerzos de colectivos por lograr un mundo mejor, en convivencia y en paz.

Doy fe del extraordinario trabajo de los responsables de protocolo y del conjunto de personas que trabajan anualmente para hacer posible este evento, que desde el punto de vista protocolario ha sido casi impecable. Pero el resultado del guión, la escenografía y el espacio no han contribuido a una ceremonia que este año más que nunca debía mantener la solemnidad y la emoción que requiere, a sabiendas de que la sobriedad era necesaria. Pero solemnidad, reconocimiento y emoción no están reñidos con la austeridad y la sobriedad. Podrían haber convivido. Ni tan siquiera los preciosos discursos me han motivado, aunque fueron realmente magníficos. Continúe Leyendo…

Los Premios Princesa de Asturias cambian de formato por la Covid-19

Al inicio del confinamiento por la pandemia del Covid-19 señalé en mis redes públicas que la gran cara de medir en la incidencia de los grandes eventos, vendrían de la mano de dos actos importantes para nuestro país: la fiesta nacional del 12 de octubre y la entrega de los Premios Princesa de Asturias, el 16 de octubre, que tienen confirmada la asistencia de los reyes y la heredera. Nuestros peores augurios se han cumplido. A la ya conocida suspensión del desfile militar, se une el anuncio que hoy ha hecho la Fundación Princesa de Asturias de modificar radicalmente su formato, para poder garantizar las medidas de seguridad exigidas en eventos masivos de este tipo. Los premios no se entregarán en el Teatro Campoamor, se reducirá drásticamente el número de invitados, se suspenden el almuerzo y el cóctel y no será obligatorio para los galardonados la asistencia para recoger su escultura. También afecta a la organización de las actividades complementarias integradas en la Semana de los Premios y el acto de entrega del Premio Pueblo Ejemplar de Asturias que reduce el aforo sólo para los vecinos del pequeño pueblo del Principado, Somao.

Premios Princesa de Asturias

Imagen de la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias en la anterior edición de 2019, en la que habló por primera vez la heredera de la Corona, la princesa Leonor de Borbón.

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Protocolo para los Premios Princesa de Asturias: mirando al futuro

PanorámicaAcceso de los premiados al inicio de la ceremonia de 2015.

Oviedo (Principado de Asturias, España) albergó ayer una nueva edición de los Premios Princesa de Asturias (antes Príncipe de Asturias), en la que se entregaron los ocho galardonados que anualmente concede en el transcurso de una ceremonia que alcanza la perfección organizativa (y por ello hemos de felicitar una vez más a sus organizadores). Pero al margen del éxito incuestionable, es bueno dar un paso más con el ánimo de contribuir a su mejora y plantearse algunos interrogantes y cuestiones técnicas que no buscan desmerecer el éxito de esta edición y anteriores, que sitúan a la capital asturiana en el epicentro mundial de la cultura y la defensa de los valores humanos que fomentan la solidaridad, la convivencia, la justicia y la paz, sino contribuir a su crecimiento (desde las aportaciones dle protocolo). Reflexionamos a través de varias pinceladas. Continúe Leyendo…