El protocolo del encuentro en Barcelona

Protocolo para el encuentro de Barcelona

Momento inicial de la reunión entre el presidente del Gobierno y el president de la Generalitat en el Palacio de Pedralbes.

La reunión de ayer en el Palacio de Pedralbes, en Barcelona, entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el president de la Generalitat, Quim Torra, evidenció la importancia que tiene el protocolo en ocasiones tan complejas como ésta. Los medios de comunicación nos preguntaban una y otra vez a noche ¿por qué el presidente del Gobierno cedió la derecha al president catalán en su última reunión en La Moncloa, y en la ciudad condal ocurría lo contrario? ¿Cuál debía ser la opción más correcta en circunstancias normales? ¿Tienen algún significado todos estos gestos? Es evidente que el protocolo, más allá de los contenidos políticos que se hayan tratado en el encuentro (no objeto de este artículo), ha girado en torno al empeño de cada parte de trasladar su propio mensaje a través de la escenificación.

Creo que es la primera vez que los medios de comunicación han sido conscientes de la importancia del protocolo en las puestas en escena institucionales, que obviamente contribuyen, y en mucho, al mensaje que pretenden trasladar. Pero desgraciadamente nos encontramos que muchos periodistas desconocen por lo general los principios más elementos del protocolo que les hubieran permitido entender con mayor claridad lo que han denominado “gestos” de la reunión. Pero resulta aún peor que diferentes políticos hayan criticado el uso de un “protocolo de Estado”, con los honores que conlleva. Nada más lejos de la realidad. Tampoco se puede negar que la Generalitat introdujo ciertos detalles que buscaban claramente evidenciar un encuentro de mayor nivel que el de otro presidente de una Comunidad Autónoma. Decir que Sánchez ha tratado como un jefe de Estado a Torra, desde el punto de vista protocolario es una barbaridad y nada más lejos de la realidad. Continúe Leyendo…

Cumbre en El Pardo

Moncloa

Ayer lunes, el Presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, hizo de anfitrión en la cumbre de Países del Sur de Europa, celebrada en el Palacio de El Pardo de Madrid, y a la que asistieron los presidentes de Francia y de Chipre, y los primeros ministros de Portugal, Grecia, Malta e Italia. Tras el pertinente recibimiento a cada uno de los asistentes, y tras posar en la foto oficial de familia, los siete representantes mantuvieron un encuentro entorno a una comida de trabajo. Un protocolo bien cuidado en esta ocasión, aunque hay pequeños detalles que merecen alguna reflexión. Continúe Leyendo…

Rueda de prensa de la cumbre hispano-polaca o ¿de Bárcenas?

Foto Efe.

 

El pasado 15 de julio, en el Palacio de la Moncloa, sede de la presidencia del Gobierno de España, se celebró la IX Cumbre bilateral entre España y Polonia. Ambas delegaciones estaban encabezadas por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy,  y el primer ministro de Polonia, Donald Tusk. Según la nota oficial, “el encuentro demuestra la estrecha relación que mantienen ambos países, confirmada por los numerosos y constantes contactos entre los dos gobiernos durante este año. Además del carácter anual de estas cumbres bilaterales, es conveniente destacar que Polonia es el único país de la ampliación de 2004 con el que España celebra este tipo de cumbres. En paralelo a la reunión bilateral entre ambos jefes de Gobierno,  se celebraron reuniones sectoriales a nivel ministerial y de secretarios de Estado. Por parte de España, participaron en las respectivas sectoriales los ministros de Fomento, de Interior y de Empleo y Seguridad Social. También hubo varias reuniones a nivel de secretarios de Estado (Unión Europea y Energía). Tras estos encuentros se celebró una reunión plenaria, finalizando la cumbre con la rueda de prensa de ambos líderes”.
Hasta aquí todo correcto. ¿Alguien sabe qué aspectos se debatieron o se trataron en la cumbre? Teniendo en cuenta el actual papel delicado de nuestro país cualquier contacto diplomático con socios europeos debe tener  trascendencia, pero en esta ocasión no la hubo. ¿Por qué? La respuesta es clara y evidente. Convocar a los medios de comunicación para dar cuenta de esta cumbre el día que el ex tesorero del mismo partido que Rajoy, el “presunto Bárcenas”, imputado por numerosos delitos, declaraba ante el juez en la Audiencia Nacional y aportaba supuestas pruebas comprometedoras para el buen nombre del gobierno, fue en nuestra modesta opinión un error, aunque para los periodistas constituyera una excelente ocasión para preguntar al Presidente por los “turbios” asuntos ante el silencio mantenido tras las últimas informaciones del diario El Mundo.
Seguro que no fue un error para sus convocantes, conscientes de lo que iba a pasar. Se asume que es inevitable que la cuestión salga, se autorizan por un par de preguntas y por deferencia al primer ministro se zanja la cuestión. Desde el punto de vista diplomático y protocolario muy discutible. En primer lugar por la importancia de la cumbre. Una reunión a este nivel no puede quedarse informativamente en nada, eso, en nada. ¿Alguien sabría resaltar algo de lo hablado, pactado o acordado? Y fueron muchas reuniones plenarias y sectoriales. En segundo lugar, porque nos parece una falta de delicadeza someter a un primer ministro extranjero a concurrir a una rueda de prensa en la que sabe que va de convidado de piedra pues todo el protagonismo lo tendrán las palabras de Rajoy y sobre el asunto Bárcenas, que nada tiene que ver con la cumbre.
Con independencia de las razones de la conveniencia de esta convocatoria, ineludible por otra parte, pienso que se podría, al menos desde el punto de vista protocolario, haberse diferenciado una cosa de la otra. El Presidente español debía acudir a la rueda de prensa con Donald Tusk para hablar de la IX cumbre bilateral y ceñirse exclusivamente a ella. Claro que para conseguir eso debía, en otro marco separado, corresponder a los medios interesados sobre los asuntos internos de nuestro país. Resulta evidente que la opción adoptada no es fruto de un fallo, pues responde claramente a una estrategia de comunicación del Gobierno, que desde el punto de vista diplomático es reprobable pues deja sin protagonismo alguno al invitado de honor y coparte de esta reunión al máximo nivel.
No sé si Bárcenas va a llevar por delante o no a muchos, pero desde luego, bien que le pese al Presidente del Gobierno, le está marcando la agenda por muchos intentos que Rajoy haga para que no sea así. De hecho al día siguiente político español se reunía con los primeros empresarios de este país en La Moncloa, y mientras daban el telediario los clientes del bar, al lado de mi casa, solo soltaban frases negativas al respecto. Palabras alegóricas a que en esa reunión el primer mandatario español estaba pidiendo más dinero para el partido se repetían una y otra vez, y de boca de personas que conoces su simpatía por el Partido Popular.
Pero sin entrar en cuestiones políticas, de las que uno se quiere desmarcar, lo que sí es cierto es que me resulta una desconsideración con el primer ministro polaco hacerle pasar por ese momento, desluciendo una cumbre de la casi nada ha llegado a los ciudadanos. Para la estrategia comunicacional del Gobierno es probable que fuera una opción positiva, para mí una descortesía protocolaria y diplomática grave, y todos sabemos que en diplomacia estas situaciones pasan factura. Todo esto al margen de que la casi totalidad de los españoles siguen desconociendo la importancia de algunos de los acuerdos suscritos, como por ejemplo en temas como transporte, infraestructuras e inversión de empresas españolas en Polonia, entre otros.
Un caso claro de cómo puede chocar la diplomacia internacional con los asuntos domésticos en materia de protocolo. Merece la pena tenerlo en cuenta.