Ahora la falda de la princesa Kate

Foto Kate
De nuevo la etiqueta femenina se ha convertido en carnaza para determinados Medios de Comunicación.Y cómo no el asunto se haconvertido en una cuestión de Protocolo de Estado. La noticia, facilitada al parecer por unas declaraciones de la Reina de Gran Bretaña, al Dail Mail, hace referencia a que la Princesa Kate debe utilizar faldas un poco más largas. Según recoge Noticias24 horas, la cosa va como sigue:
[box]La reina Isabel II de Gran Bretaña pidió a Kate Middleton, la esposa de su nieto Guillermo y nueva duquesa de Cambridge, “alargar un poco” las faldas que viste en público.[/box]
[box]”La reina nunca ocultó que ve en Kate un enorme potencial, pero también piensa que la joven debe realizar algunos cambios en el modo en que se comporta en público, y ello incluye alargar los extremos de sus faldas”, escribió hoy el Daily Mail, citando a una fuente de palacio. [/box][box]Según indiscreciones del Palacio de Buckingham, a la monarca le agrada Kate, por lo que está tratando de ayudar a la ex plebeya a evitar los “errores” cometidos en su momento por Lady Diana.[/box]
Ante la “importancia” de la declaración, muchos medios españoles se han echado a la calle para ocuparse de la cuestión: ¿cómo ha de ser el vestuario femenino de nuestras princesas de hoy, posibles reinas del futuro, cuando concurren a actos públicos? Ya tenemos polémica. Vale con observar bien las fotos que hemos tomado del citado diario.
Como era de prever los comentarios de los foros virtuales en torno a esta noticia no dejan precisamente bien a la monarca inglesa. Tampoco es para menos. Si las declaraciones son realmente ciertas uno se queda absolutamente sorprendido. ¿Alargar la falda de la esposa del segundo heredero de la monarquía británica? Según algunos entendidos es cuestión de que la jovencita princesa estire sus vestidos unos 15 centímetros para tapar las rodillas. Ahora que precisamente se cumple los 70 años de la aparición de la minifalda, afirmaciones como esas nos retrotraen muchas décadas atrás.
Las monarquías, especialmente la parte femenina de ellas, siempre está en el ojo del huracán con estas cuestiones estéticas y de moda. Fue durante tiempo los tacones de Letizia, ahora es la corta falda de la Kate. La más bonita y elegante princesa europeael día de su boda, es hoy para la Reina y algunos mediáticos, un “niña” atrevida que enseña pierna. Y lo peor y de ahí la justificación de este comentario: es un problema de protocolo, señalan algunos periodistas. La Kate no debe llevar una falda por encima de la rodilla porque las normas de protocolo para actos oficiales lo prohibe. ¿Dónde está esa prohibición? Viendo la foto donde aparece la Reina con su nuera y con la esposa del nieto, las dos mayores parecen del siglo XIX.
Nadie debe apelar al protocolo en estas cuestiones. En primer porque no es un porblema de protocolo, sino de estética o de imagen. El Protocolo que mide la ropa de la mujer por centímetros está felizmente superado. Pertenece al pasado. Me recuerda esta polémica al uso del pantalón por las mujeres, algo que socialmente originó todo tipo de problemas, debates e incomprensiones. Hay que ir vestidos conforme a la etiqueta de los tiempos, y eso es igual para familias reales o para la gente plebeya. No puede pedirse que la joven princesa vista similar a la abuela de su marido. Las generaciones evolucionan en todos los aspectos, incluidos en el vestuario. No me parece nada mal que busquen las nuevas princesas su propio estilo y se les deje de dar consejos sobre cómo vestir, y menos de si lo correcto es llevar falta por encima de la rodilla o por debajo. Es absurda la polémica, pero ya están todas las redes sociales con el tema.
Es curioso, siempre es la mujer la que está en el ojo del huracán. Ya puede ir su marido vestido como desee, que como ella no cumpla con lo estricto se ha armado el lío.
Que todo el mundo opine lo que quiera pero que nadie hable que el Protocolo exige esto o lo otro. En el pasado quizá, hoy desdeluego no es un problema de protocolo. Además que la princesa, al menos por las fotos objeto de la polémica va estupenda. Y que tomen ejemplo de ella muchas personas cada vez que la vean entrar en Zara a comprar sus vestidos.
Es evidente que en actos oficiales, llevar una minifalda muy aparente no está bien visto, lo mismo que si un hombre acude de pantalón vaquero. Pero hay que comenzar a decir que la cuestión de si el vestido corto es por debajo de las rodillas y el largo tapando los zapatos. Hace décadas probablemente nos dirían que así era. Hoy, al menos en el vestido corto, ya no se puede decir eso. Dependerá del propio vestido, de la persona que lo lleve y de otras circunstancias excepcionales.
Vaya día con los periodistas llamando sobre la veracidad o no de los quince centímetros arriba o abajo en los actos oficiales. Por Dios, que estamos en el siglo XXI.

Bandera a la “carta”

soraya_Rodrxguez_en_sala_prensa

IUComo no es la primera vez que sucede, creo que es bueno hacer algún comentario al respecto. Tampoco es la primera vez que desde diferentes ámbitos de la profesión se viene comentando el incumplimiento de la Ley de Bandera de España en diferentes instituciones oficiales, entidades privadas y otros estamentos. Y no es cosa de izquierdas o de derechas, de nacionalistas o españolistas, de empresas fuertes o no tan poderosas. Se sucede con más frecuencia de lo que es habitual, lo que me lleva a pensar que realmente no estamos ante un fallo sino ante una estrategia forzada probablemente por la necesidad de encuadrar una determinada foto de cara a los medios de comunicación. Hemos recogido estas imágenes del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy en la sede de la Presidencia (durante una entrevista que emitió Televisión,  de la portavoz del Partido Socialista en el Congreso, Soraya Rodríguez, y al coordinador de Izquierda Unida, Cayo Lara,  compareciendo ante los periodistas en una de las Salas de Prensa de esta alta institución del Estado.

He estado buscando la foto, pero no la he encontrado, pero hace apenas unas semanas veía por el telediario otra imagen similar con el portavoz del Partido Popular en el Congreso, Alfonso Alonso, con idéntica colocación de las banderas. Ya en su momento, la que fuera Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa de la Vega, en sus tradicionales comparecencias de los viernes tras el Consejo de Ministros, en calidad de Portavoz del Gobierno, acudía a la Sala de Prensa del Congreso, con una disposición igual de las enseñas, lo que valió una severa crítica por parte de algunos medios, como el diario ABC:
VicepresidentaViceY podríamos decir lo mismo del anterior presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, también en La Moncloa:
11-foto2Por si acaso alguno desconoce la normativa al respecto, la Ley 39/1981, de 28 de octubre, por la que se regula el uso de la bandera de España y el de otras banderas y enseñas, en su artículo 6, dice lo siguiente:

1. Cuando se utilice la bandera de España ocupará siempre lugar destacado, visible y de honor.
2. Si junto a ella se utilizan otras banderas, la bandera de España ocupará lugar preeminente y de máximo honor y las restantes no podrán tener mayor tamaño. Se entenderá como lugar preeminente y de máximo honor:
a.        Cuando el número de banderas que ondeen juntas sea impar, la posición central.
b.        Si el número de banderas que ondeen juntas es par, de las dos posiciones que ocupan el centro, la de la derecha de la presidencia si la hubiere o la izquierda del observador.
Por si acaso alguno quiere apelar a ello, es cierto que el artículo 7 señala que “cuando la bandera de España deba ondear junto a la de otros Estados o naciones lo hará de acuerdo con las normas y usos internacionales que rigen esta materia en las relaciones entre Estados, así como son las disposiciones y reglamentos internos de las organizaciones intergubernamentales y las conferencias internacionales”. Pero es evidente que este artículo no es de aplicación para este caso, pues ni Europa es una nación, ni el acto está promovido por la Unión Europea o cualquiera de sus instituciones.
Es obvio que en función  a esta norma aprobada por el Congreso de los Diputados en el año 1981, si se colocan las banderas de España y Europa, la nacional debe ocupar un lugar de honor y visible y situarse a la derecha, es decir, a la izquierda si se mira de frente. Es curioso que una norma tan sencilla se haya vulnerado de forma tan sistemática en nuestro país. ¿Se hace por desconocimiento? Uno a estas alturas comienza a pensar que no, porque de lo contrario habría que cuestionarse ciertas profesionalidades, porque precisamente esto de las banderas, es la primera lección que se da en cualquier “cursillito” de protocolo. Y pienso que quienes toman la decisión de colocar las banderas así no desconocen la norma (me imagino).
La sana intención de que el compareciente ante los medios quiera salir junto a la bandera de España es lícita, pero no por ello debe vulnerar la norma, porque precisamente los políticos deben ser los primeros que cumplan con la misma. Probablemente, el “Uso Francés” como vengo a denominar esta situación, esté influyendo para mal en nuestros representantes. El Jefe del Estado francés, el actual y los anteriores, en sus comparecencias colocan la bandera de Francia a la izquierda frente a la Europea, para conseguir el efecto de que su Presidente quede junto a la francesa y no quede la de Europa más resaltada. Para ello, han recurrido a un mecanismo loable que es mantener la francesa unos centímetros adelantada con respecto a la comunitaria. De esta forma, al no estar en la misma línea, la más adelantada cobra precedencia, tal y como se puede apreciar en esta imagen:
Sarkozy

Esta intención por situar la bandera nacional en el caso de España junto al que posa ante los medios, puede resolverse sin vulnerar la Ley. Basta con seguir el ejemplo francés, o bien por prescindir de la Europea (no sé por qué tanta obsesión por ella) o sencillamente por ponerlas separadamente una a cada lado. Probablemente gusten menos estas opciones, pero la ley está para cumplirla, y si la fórmula de la Ley de 1981 no responde a las necesidades mediáticas que buscan los políticos tienen la facultad de llevar una modificación a la norma al Congreso. Si se incumple, caemos en la coherencia de exigir a vascos y a Catalanes que cumplan la Ley de la Bandera de España, que ondee junto a ellas en posición preferente, que haya habido fallos judiciales al respecto, y luego desde las primeras instituciones ocurre lo que ocurre. Y en ambos casos se infringe la Ley.

De no cumplir la norma estaremos desacreditados para denunciar situaciones como esta del Presidente Catalán, que habitualmente comparece con la bandera catalana, ignorando la obligatoriedad de situarla junto a la española y en segundo lugar (artículo 4: “En las Comunidades Autónomas, cuyos Estatutos reconozcan una bandera propia, ésta se utilizará juntamente con la bandera de España en todos los edificios públicos civiles del ámbito territorial de aquélla, en los términos de lo dispuesto en el artículo 6 de la presente Ley”; y el artículo 5 dice lo mismo para diputaciones y ayuntamientos):

Es hora ya de que los responsables de protocolo hagan valer el cumplimiento de la norma y que los políticos y autoridades respeten la misma (o que cambian la Ley). Situaciones como estas desacreditan al Estado Constitucional y le quita argumentos cundo es necesario defender la presencia de la enseña nacional en los actos oficiales que convoquen cualquiera de las instituciones españolas tanto en el interior como en el exterior del país.

Claro está que cualquier cosa menos lo que nos traslada esta imagen de una rueda de prensa del Presidente Vasco con el entonces vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves. Algo que no trascendió mucho, pero que obviamente resulta de una gravedad extraordinaria, pues esa disposición viene a transmitir el mensaje claro de que España y Euskadi son dos naciones de igual a igual unidas por Europa. No creo que haya sido un fallo de Protocolo.
Chaves y Patxi

Puestos a hablar de incumplimientos, deberíamos referirnos igualmente a esa otra circunstancia que tristemente en los duelos se produce: colocar el crespón o lazo negro prendido a la bandera. Algo que por tradición no debe hacerse, ya que la bandera es la que es y nada que esté contemplado en las diferentes normas que la regulen puede colocarse. El artículo 8 habla de la prohibición de colocar cualquier símbolo y aunque se refiere fundamentalmente a partidos políticos, asociaciones o entidades privadas, hemos de entender por extensión que la colocación sobre la enseña de cualquier otro símbolo debe estar prohibida, porque de lo contrario empezaremos a ver (perdón, ya lo vemos) cosidos a la bandera lazos rosas, azules, blancos, quijotes, toros, etc. El crespón, que debe reservarse en el luto solo para la bandera de interior (el luto en las exteriores se hace únicamente poniéndola a media asta, cosa que también se hace habitualmente mal en muchas instituciones de primer nivel), se coloca en la parte superior del mástil, pero sin engancharse a la bandera. Deberíamos evitar situaciones como estas:

Bandera Luto 0Bandera lutoO incluso cuando el mismo Rey de España compareció ante la Televisión tras el trágico atentado del 11-M:
Rey crespònEn fin, que las normas y las tradiciones que terminan por elevarse casi a rango de norma, están para cumplirse. Sabemos que hay situaciones en que el factor mediático hace necesario la visualización de determinados símbolos o mensajes, pero hay otras maneras de conseguir los mismos fines sin que desde las más altas instancias se trate a la bandera de esta forma.

La edad de los vocales del CGPJ

El otro día me llegó hasta el Instituto Universitario de Protocolo de la Universidad Camilo José Cela un comentario de un señor, no vinculado al mundo de protocolo, en el que mostraba su extrañeza por el hecho de que los vocales del Consejo General del Poder Judicial se ordenasen por edad. Es cierto, porque el Reglamento 2/2005, de honores, tratamientos y protocolo en los actos judiciales solemnes, aprobado por el citado Consejo, en su artículo 12 establece ese sistema de precedencia.
La verdad es que cuando se aprobó, a todos nos extrañó la cuestión, pues el criterio de la edad es algo de lo que poco a poco se va prescindiendo, no sólo en el puro protocolo, sino en las relaciones sociales. Siempre hemos predicado que preguntar la edad, por ejemplo, para establecer la ordenación de una mesa para una comida resulta de mal gusto. Pues algo así me parece a mí cuando hay que pedir la fecha de nacimiento a los vocales del Consejo para colocarlos por su edad. Es decir, el más mayor precede a todos, sólo por eso, por tener más años.
En los tiempos que corren parece lógico pensar que la edad, salvo entornos muy determinados, o situaciones muy evidentes o familiares, no debe ser un criterio para hacer precedencias. Pienso que en estos casos, lo que debe de regir es la antigüedad en el ejercicio del cargo. El problema es que en el Consejo no todos son jueces o magistrados, ni todos abogados, por lo que no hay una profesión común para fijar el factor de antigüedad, cuestión que complica la cosa. También, toman posesión el mismo día como vocales. Por eso entiendo que hayan preferido acudir a la edad, que a priori parece que es lo que más se acerca al criterio de la antigüedad o veteranía en un oficio.
Pese a todo no me termina de convencer este resultado fruto de la teoría del mal menor. No sé si es mejor el orden alfabético, aunque vuelvo a retorcerme los labios pensando que Javier Álvarez, por decir un par de nombres, va a sentarse por delante de Jacinto Rodríguez, solo por el mero hecho de que un apellido empiece por “A” y el otro por “R”. Hay que exprimirse la cabeza para encontrar criterios objetivos, que estoy seguro se terminarían por encontrar. Lo que pasa es que probablemente siempre salga un pero político y como nadie quiere líos, y menos por cuestiones de protocolo, pues se recurre a lo que nadie va a discutir. Por favor don 78 años, abogado prestigioso, póngase el primero, antes que don 49 años, Magistrado del Supremo.