Un buen protocolo hace más grande al deporte


Una vez más el Protocolo y la adecuada organización hicieron posible que  los aficionados en general de la ya reconocida “Armada española” pudieran disfrutar de la grandeza que supone llegar a lo más alto de una competición de Tenis entre naciones. De esta forma, en mitad de un hermoso duelo de hinchas, “la roja” se impuso a la selección argentina tras una disputadísimo encuentro entre Rafael Nadal y Juan Martín del Potro que se prolongó durante más de cuatro horas.

En ese tiempo los dos jugadores quemaban todas sus energías, uno para cerrar la victoria definitiva de su equipo y el otro para alcanzar un empate en la contienda que mantuviera vivo el sueño argentino de devolver la faena del Mar de Plata. Finalizada propiamente la competición, llegaba la alegría desbordante de unos y la tristeza de otros, pero es ahí donde un buen Protocolo se hace enormemente gigante. Ha de estar preparada la ceremonia de premiación, incluso las celebraciones paralelas y siguientes, y desde la perspectivas todas las posibles situaciones. Es fundamental en el deporte que los actos de celebración sean extraordinariamente cuidados y preparados para que realmente se pueda trasladar más allá de la cancha las emociones.
Para argumentar esta circunstancia sólo es necesario observar las portadas digitales e impresas de los principales diarios españoles  en las que se repiten  imágenes similares de la “quinta española” junto al Rey con la “Ensaladera” (Copa) entre sus manos o bien mostrando a los cinco jugadores más el capitán enganchados como una cadena que irradia felicidad. La cuidadosa preparación y desarrollo de la ceremonia de entrega de los trofeos a los finalistas –que obviamente tuvieron su momento de reconocimiento- y a los vencedores fue clave para que los medios de comunicación pudieran transmitir con elegancia, sencillez y nitidez el sentimiento de las partes. Sin una adecuada organización, pensada en primer lugar para premiar a los protagonistas, y en segundo lugar para hacer partícipe a las aficiones implicadas se hubiera perdido mucha eficacia comunicativa. De lo contrario hubiera sido un caos, un desorden, que no hubiera estado a la altura de la brillantez deportiva. Esto es el más claro ejemplo de cómo la comunicación necesita de un buen protocolo que le proporcione la puesta en escena de la victoria o la derrota.
La “foto” es para unos la celebración y el desconsuelo para otros, y esas imágenes deben ser pensadas para que den la vuelta al mundo. De ahí la importancia de que todo lo hecho estuviera plenamente estudiado y preparado. Respetando las exigencias que las Federaciones imponen para una ceremonia de premiación, el momento de la entrega de los trofeos se hace más grande cuando el Protocolo favorece la espontaneidad de los sentimientos, aparta a los oportunistas de la foto y se centra solo y exclusivamente en lo que es el deporte y sus representantes (sin menospreciar a quienes lo patrocinan). Siempre se ha dicho que en la celebración deportiva intentar poner orden o un determinado protocolo es ganarse un chorro de cava en la cabeza. Es difícil, sí, pero hay tiempo para todo. Para la dignidad del deporte en sí, el respeto a los deportistas de una y otra parte y el homenaje a la hinchada, es necesario que tras el partido se canalicen las emociones con una adecuada puesta en escena que no trate de ahogar la alegría, pero que tampoco ignore al que sufre. Ya vendrán después momentos más libres de celebración a la que los deportistas tienen derecho y la hinchada también.
Por eso, sin un buen protocolo ayer en La Cartuja de Sevilla no hubiera sido lo mismo. Y aunque hubo determinados aspectos muy mejorables pero que no restaron relevancia -eso sí debe de evitarse que alguien de la organización, con walki en la mano,  esté cruzándose constantemente por el medio en una especie de “sinvivir” para que nadie tapara a los medios  y se hiciera lo previsto (tema nada fácil en estos casos, pues los deportistas suelen olvidarse de que sólo desde determinados ángulos puede compartirse la celebración con el público que ha seguido en su casa, o en el bar, o en el taxi, la final de la Copa Davis). La ceremonia fue sencilla pero brillante, a la altura del partido, con reconocimiento incluido a los árbitros, ayudantes y recogepelotas y con un Rey de España que siguiendo las indicaciones de Protocolo dejaba el puesto entre el público para pisar el albero y sumarse al evento final.
Creo que las imágenes que ayer pudimos vivir acredita la importancia de un buen protocolo en el deporte, cuya aplicación correcta solo hace que engrandecerlo. Ha de ser una organización a la altura de las circunstancias y sin olvidar que hay muchos millones de aficionados que han de conformarse con la televisión. La foto que se adjunta a esta columna acredita cómo en una sola instantánea se puede decir todo: triunfo para la “roja”, valor de equipo, compartir la victoria con todos los españoles, el reconocimiento individual,  el apoyo y agradecimiento del país a través de la presencia del Monarca y todo ello en una reconocible pista de tenis. Solemnidad con el himno del campeón y presencia de los símbolos nacionales. Con imágenes así, las miles de fotografías que se tomaron durante el encuentro quedarán simplemente para los detalles complementarios o para el archivo gráfico.
Ya será cuestión de analizar en otro momento el por qué el himno no termina por hacer vibrar a los aficionados, que gritan mejor otro tipo de melodías como la expresamente hecha para este acontecimiento y cuya letra cantaba todo el mundo:
“Pasan los años, pasan los jugadores, es por un sueño que vamos a luchar, vale la pena, la Roja es lo más grande, el público que cante, gritando sin parar… por eso yo te quiero dar… Sevilla mi corazón, yo te sigo a todas partes, gracias por ser español… yo te quiero dar… Sevilla mi corazón, yo te sigo a todas partes, gracias por ser español… En cada punto me dejaré la vida y cada bola será el último ser, porque la Roja jamás será vencida, vamos España arriba, dejémonos la piel…”. (para oírlo en esta dirección:http://www.youtube.com/watch?v=zutLgjGxyXM).
Claro con el permiso del “A por ellos” que sigue siendo el principal himno de guerra. Puede que esté bien así para el himno nacional se preserve únicamente para la parte más solemne y oficial. Una cuestión a estudiar más: ¿debe los símbolos nacionales ir más allá de lo que la ley permite o aconseja? ¿Puede un jugador acudir a recoger el trofeo envuelto a modo de falta con una bandera de España como en el caso de Verdasco? ¿Puede seguir autorizándose la venta de banderas constitucionales con el toro, el escudo del Real Madrid o del quijote como vimos en las imágenes de la tele? Pero ese es otro debate.

Encuentros de Protocolo para liderar el futuro

Este martes día 22 de noviembre de 2011 asistiré a las VI Jornadas Internacionales de Protocolo que organiza la Asociación Portuguesa de Estudios de Protocolo, que preside mi buena amiga Isabel Amaral, una de las más prestigiosas profesionales de Protocolo que hay ahora mismo en Europa y en el mundo. Me ha invitado en calidad de Director de los estudios de Grado y postgrado de Protocolo y Organización de Eventos de la Universidad Camilo José Cela, junto a Gloria Campos, directora general del Instituto Superior de Protocolo y Eventos y coordinadora de Postgrado de Protocolo de la Universidad Camilo José Cela,.

En primer lugar quiero felicitar a Isabel Amaral por su espíritu emprendedor para mantener y con mucho prestigio estas Jornadas, que poco a poco se van consolidando como un referente internacional. Hay que felicitarla además por el su fuerza para tirar del carro en un momento difícil económicamente hablando para Europa y en especial para Portugal y España. Precisamente, numerosos ponentes españoles estaremos allí, en lo que es el principal punto de encuentro de profesionales de protocolo de los dos países vecinos. Además de Gloria Campos, que hablará de las nuevas estrategias formativas en el sector, me gustaría hacer mención a otra gran profesional y también referente por lo mucho que ha hecho en España por la reivindicación del puesto directivo de la mujer en Protocolo, que es María Esther Regueiro, buena persona donde la haya y mejor profesional, que en estos momentos ocupa puestos de responsabilidad en Galicia dentro de la Universidad Menéndez y Pelayo.
Me ha encargado Isabel Amaral que hable del futuro de la organización de eventos de protocolo, y aunque ella en el título oficial lo pone entre interrogaciones (supongo que como técnica para obligarme a emplearme a fondo), lo cierto es que no son necesarios. No pienso tardar ni dos minutos en acreditar el notable futuro que tiene este sector del Protocolo y la Organización de Eventos, una nueva carrera oficial llamada a tomar el relevo a otras opciones universitarias desfasadas o descafeinadas o que han derivado en otros campos.
Trataré de demostrar que Protocolo ha existido siempre, que tiene notable sustento científico, que incluye numerosas técnicas a las que se llega mediante un aprendizaje que exige el dominio de la creatividad, la madurez, el conocimiento de disciplinas esenciales del ámbito de la Comunicación… De verdad, ¿hay alguien que sea sensato que pueda decir que Protocolo no es un sector con futuro? Tiene tanto futuro que incluso está condicionando muy seriamente el futuro de la Publicidad y desde luego el de las Relaciones Públicas.  Un reciente estudio al que aludiré lo acredita, pero el mero seguimiento de la realidad lo demuestra también. Basta con fijarse que hoy en día los buenos anuncios y campañas de publicidad se basan en auténticos eventos. Toda una transformación esencial de este campo, que convierte al Protocolo probablemente en una de las materias con más futuro de las tradicionales disciplinas adscritas a las Facultades de Comunicación.
Portugal, Lisboa, es otro buen momento para reflexionar sobre el futuro de los congresos en Protocolo. Personalmente estoy absolutamente decepcionado del Congreso Internacional de Protocolo que tuve la oportunidad de crear y que los actuales responsables han derivado a un encuentro carente de interés. Por eso me alegra saber que la Asociación Española está trabajando ya, en colaboración con importantes instituciones de este país, en un Congreso Nacional que realmente sea profesional, referente y que trate temas donde el futuro vaya incluso por delante del presente.  Tengo la sensación de que el Internacional ha entrado en punto muerto, y espero que lo que la AEP está trabajando responda a la nueva filosofía de lo que hoy es Protocolo y dentro de él especialmente el sector de los eventos. Nuevas temáticas, métodos, personas, sistemas…están llamando a nuestras puertas.
Y me alegra mucho saber y participar que está en marcha otra estupenda iniciativa de encuentro para ese sector de jóvenes emprendedores llamados a tirar de este sector y entre los que hay auténticos profesionales con un futuro espectacular y otros que injustamente están esperando su oportunidad y que demostrarán a la sociedad en general su valía. Probablemente este encuentro sea su punto de inflexión. Confío mucho en que esta gente sepa estar en esta iniciativa y participe ya desde su alumbramiento. Que no espere al programa y a la convocatoria que participe ya en ello. Y los profesionales, jolín, que les ayudemos a tope. El futuro bueno está en la suma de ambos. Porque estoy convencido que quien no se apunte a esto definitivamente no es un profesional de este sector. Es un oportunista que pasa por aquí.