Ceremonia de estado en Palacio Real

Los reyes, junto a sus hijas la princesa de Asturias y la infanta Sofía, presidieron esta mañana el acto de homenaje a las víctimas de Covid-19 y de reconocimiento a la sociedad, celebrado en la Plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid. La ceremonia ha sido visualmente excelente. Un acto quizá bien pensado (aunque no madurado), pero que se ha perdido en el relato que se quería construir, en medio de una puesta en escena aparente, pero discutible. Así como en otros momentos de los preparativos criticábamos algunos aspectos como la propia invitación, puedo decir que el acto en general, con sus perfecciones e imperfecciones, ha sido positivo desde el punto de vista protocolario, aunque no tanto desde la consecución de los objetivos comunicacionales. Algunos políticos tampoco han ayudado cuando se abrió la veda de las declaraciones tras el evento. Quizá transmita una crónica con contradicciones, pero en mi cabeza se enfrentan dos situaciones diferenciadas: el protocolo y el relato. Pero es importante analizar el que ha sido el primer acto de despedida oficial y homenaje de carácter civil. Ese es ya un gran paso.

Ceremonia de estado en Palacio Real

El rey, la reina, la princesa y la infanta Sofía presidieron el acto. Aquí de espaldas frente al pebetero mientras se depositiban las rosas blancas.

Acto sencillo, austero y sobrio, con solemnidad, en un entorno singular –Palacio Real, sede de la jefatura de Estado de todos los españoles- , con la presencia de los presidentes de todos los poderes y del gobierno en pleno, las principales autoridades europeas, todos los presidentes de las comunidades autónomas (cuestión que desde 2014 no se veía), representantes sanitarios y de las fuerzas y cuerpos de seguridad y, por supuesto, una nutrida representación de afectados y familiares de las víctimas mortales de todas las comunidades españolas y de los llamados “héroes”. Pero terminó el acto y el Patio de la Armería de Palacio Real quedó vacío.

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Ceremonia de Cartas Credenciales en “fase 2”

La tradicional ceremonia de Estado de presentación de Cartas Credenciales por un embajador extranjero acreditado en nuestro país ante el rey Felipe VI, sufrió ayer las consecuencias de la “fase 2” de la desescalada sanitaria frente a la pandemia del Covid-19, vigente aún en Madrid. El formato hubo de ser modificado para garantizar las distancias, el aforo por debajo del máximo permitido en espacios cerrados y la etiqueta modificada en la que se introdujeron las mascarillas quirúrgicas que protagonizaron la imagen del evento. No salieron las carrozas de gala ni la Guardia Real por las calles de la capital, ni tan siquiera la sede oficial de la Jefatura del Estado, Palacio Real, albergó la ceremonia. No fue posible la entrega en mano de la Carta por el embajador, ni el obligado saludo protocolario en tiempos donde tocarse entre no convivientes está desaconsejado.

No tengo memoria histórica para recordar si hubo una variación de fórmula tan grande en las últimas décadas, más allá de los lógicos y obligados cambios por la convalecencia del rey Juan Carlos en 2013 y 2014, en los que hubo que realizar el acto también en Zarzuela, con menos boato y en turnos que llegaban hasta 15 embajadores. En aquella ocasión, fue la salud del monarca, en ésta la Covid-19 truncó la ceremonia oficial de Estado más vistosa, solemne y antigua de nuestro país.

Presentación de Cartas Credenciales ante el rey Felipe VI.

Momento en que el embajador deposita en una mesa vacía sus cartas credenciales en la ceremonia celebrada ayer en el Palacio de La Zarzuela.

El rey Felipe VI, acompañado como es habitual de la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, recibió a seis nuevos embajadores que presentaron sus cartas credenciales ante el jefe del Estado. Esta ceremonia que quedó interrumpida durante el confinamiento por la pandemia, se retomó ayer en un formato diferente, siguiendo en parte la pauta promovido en el caso de Juan Carlos I antes comentado, aunque preservando la esencia del formato. Continúe Leyendo…

La reverencia ante el rey

La reverencia o inclinación protocolaria ante el rey de España ha vuelto a salir a la palestra a raíz de la promesa como presidente del gobierno de Pedro Sánchez esta semana. Dejando al margen a quienes utilizan cualquier hecho para desacreditar al político, numerosas personas han criticado el escueto gesto de “cortesía” que en el Palacio de La Zarzuela tuvo al respecto el jefe del ejecutivo hacia el monarca. Estamos, además, a pocos días de que los ministros tengan que realizar su jura o promesa ante el Jefe del Estado y ya se vaticina que parte de los nuevos cargos no tendrán ese gesto de “respeto”, especialmente con los representantes de Unidas Podemos. Es para mí un debate estéril porque, y voy de frente, el tradicional saludo hacia la Familia Real no tiene sentido alguno en la España moderna que vivimos y menos antes unos reyes que buscan en todo momento la proximidad y la cercanía. Inclinar la cabeza (hombres) o doblar la rodilla izquierda (mujeres) debe quedar exclusivamente en el marco de la voluntad de cada persona y no como una cuestión obligada que genere lecturas sobre el apego o no la institución monárquica. La reverencia se ha quedado en el ámbito de la realeza internacional, y más como una costumbre que como una demostración de afecto o veneración, no contemplándose en otros sistemas políticos como por ejemplo para los jefes de Estado de países no monárquicos.

Reverencia al rey.

Ligera inclinación de cabeza ante el Rey segundos antes de promter su cargo como presidente del gobierno.

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La cesión a la reina honorífica

La reina honorífica, Sofía de Grecia, inauguró ayer el VIII Congreso Nacional de Alzhéimer que organiza la Confederación Española de Alzhéimer (CEAFA) con la colaboración de la  Federación Aragonesa de Alzheimer (Alzheimer Aragón) y que entre los días 14 y 16 de este mes reúne en el auditorio Carlos Saura del Palacio de Congresos de Huesca a 450 personas que representan a más de 300 asociaciones y a las familias que viven de cerca esta enfermedad y otras demencias. La reina madre es presidenta de honor de esta organización no gubernamental desde 2002. En primer lugar quisiera felicitar a los organizadores por la brillante ejecución del evento inaugural, la magnífica puesta en escena y el correcto protocolo seguido. En segundo lugar, agradecer a la reina el gesto de no estar presente sólo en la parte formal de la inauguración, sino quedarse también a la ponencia inaugural, sentada en la primera fila. Como no estamos muy acostumbrados a que altas autoridades en la inauguración de un encuentro de estas características asistan sólo a la inauguración formal y luego, casi por la puerta de atrás se vayan, es lógico que nos haya llamado la atención este correcto gesto que acredita la sensibilidad del sexto miembro de la familia real española. Pero más allá de ello, queremos quedarnos en este post en una cuestión que divide a los profesionales de protocolo a la hora de interpretar la cesión de la presidencia.

Cesión a la reina honorífica

Presidencia de la inauguración del Congreso

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Premios Princesa de Asturias: el protocolo no fue el protagonista

“Vuestras obras nos recuerdan que hay millones de personas que piensan y actúan para que el mundo sea mejor”. Más allá de su vinculación con la tierra que lleva el título de la heredera de la Corona de España, Leonor de Borbón quiso el pasado viernes, en el Teatro Campoamor de Oviedo, dejar huella con su primer discurso. La esperada ceremonia de esta 39 edición de los galardones asturianos, con presencia por primera vez de la Princesa de Asturias, no fue sólo un ejercicio de protocolo y puesta en escena de la heredera, sino la concatenación de un “sinfín” de mensajes que con el tiempo se irán desgranando en su totalidad (o al menos comprendiendo). Hubo una clara escenificación de cómo el rey Felipe VI entiende la proyección del “núcleo duro” de la Familia Real en la actualidad. Más allá del protocolo adaptado para la ocasión, los premios no variaron su ceremonial, precisamente para acreditar la continuidad normalizada, pero dejando múltiples detalles para demostrar que esta Familia no ha venido para generar “dulces postales”, ni alimentar el “glamour” de quienes siguen sin saber que la España constitucional de hoy exige a los reyes y sus hijas dejar la “corona” en casa y ponerse el traje de faena para trabajar por la convivencia y el futuro mejor de todos. Ni tan siquiera su primer discurso como Princesa fue el protagonista, sino la conjunción de todos los factores que rodearon la presencia Real en los actos de esta edición: palabras, gestos, complicidad, unidad, cercanía, naturalidad, mensajes y una sensación continua de no ser “reos del protocolo”. Continúe Leyendo…

Aniversario de Felipe VI: storytelling en Palacio

El rey Felipe VI podía haber conmemorado su quinto aniversario de la proclamación como jefe del Estado el pasado miércoles de múltiples formas, pero al final optó por aquella que más en línea iba con la máxima expresada en su discurso ante las Cortes Generales el 19 de junio de 2014: “(…) las exigencias de la Corona no se agotan en el cumplimiento de sus funciones constitucionales. He sido consciente, desde siempre, de que la Monarquía Parlamentaria debe estar abierta y comprometida con la sociedad a la que sirve; ha de ser una fiel y leal intérprete de las aspiraciones y esperanzas de los ciudadanos, y debe compartir -y sentir como propios- sus éxitos y sus fracasos”. Cinco años después el monarca español ha querido celebrar esta efemérides reuniendo a 41 ciudadanos españoles “anónimos” para reconocer simbólicamente el día a día de millones de españoles de bien que desde sus modestos trabajos y quehaceres habituales hacen posible que España siga avanzando. A ellos les hizo entrega de diferentes condecoraciones de la Orden del Mérito Civil en el transcurso de un acto que tuvo lugar en el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid y en el que el protocolo no sólo puso innovación, sino que fue clave para que el evento tuviera el sentido por el que había sido convocado. Fue además un ejemplo de acto institucional que acredita que la conocida técnica del storytelling funciona también en los actos más solemnes de la administración pública.

Aniversario del rey Felipe VI

Una de las distinguidas escucha de pie su presentación en el acto que presiidieron los reyes y sus hijas.

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La foto Real de la misa Pascua

Protocolo Casa Real en la Misa de Pascua.

Este domingo la Familia Real española, a excepción del rey honorífico Juan Carlos I, acudieron a su fiel cita de la misa de Pascua en la Catedral de Palma de Mallorca. Se esperaba, cómo no, con expectación, tras las polémicas imágenes del pasado año. No hubo sobresaltos en esta ocasión, como suele ser habitual, aunque hay quien quiera hacer del paraguas de la reina Letizia información de alcance. Además de agradecer la normalidad de la “cita familiar”, entre otras cuestiones por una mayor atención protocolaria, la imagen de ayer nos concede otra clase magistral en la ordenación protocolaria por parte de la Casa de Su Majestad. Los expertos y estudiantes en protocolo que hayan visto la imagen del domingo seguramente se habrán sorprendido por la ordenación y no les cuadrará. Ciertamente no responde a las precedencias establecidas por el Real Decreto 2099/83. Como muchas veces señalamos, en esta institución no suele haber errores de protocolo, por lo que hay que deducir que la ordenación final responde a criterios pensados, más allá de la relativa espontaneidad que suele darse a esta cita anual fotográfica. Es verdad, que el encuentro de Palma pone de manifiesto una vez más el poco sentido legal que tiene que la infanta Sofía tenga mayor precedencia que los reyes honoríficos, cuando los infantes ya tenían y tienen su sitio específico en la norma. Que la Princesa vaya por delante, como primera heredera, lo entendemos y está justificado, pero lo de la segunda heredera no tanto, por mucho que en el legislador haya pesado la condición de hijas del Rey frente a las hijas de los reyes honoríficos. No tiene sentido.

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Protocolo para el 40 aniversario de la Constitución

No debió resultar fácil la organización protocolaria del acto solemne de conmemoración del 40 aniversario de la Constitución Española celebrada ayer en el Congreso de los Diputados, con la presencia de toda la Familia Real española, las altas autoridades del Estado, los diputados y senadores y los “Padres de la Carta Magna” que aún están entre nosotros. Pero los resultados fueron brillantes: un acto sencillo, un protocolo muy estudiado y de bajo perfil, para dar toda la potencia y sentido al evento en torno a la propia Constitución de 1978 que hoy señala la forma de Estado, sus instituciones, deberes y derechos de los ciudadanos y las reglas de convivencia. Un acto que ha puesto de manifiesto el sentido aperturista de la Jefatura del Estado y los principales poderes políticos de reivindicar la “Norma Máxima”, pero abiertos a los cambios necesarios tras cuatro décadas de vigencia. Fue de bajo perfil el protocolo para no restar protagonismo alguno a lo que realmente se celebraba. Ni boatos, ni exceso de ceremonialismo, ni de un patriotismo mal entendido. Sencillez y al grano. El protocolo sirvió para hilar el relato, que fue lo importante, y cuando esto sucede se alcanza el objetivo.

40 aniversario de la Constitución Española en el Congreso de los Diputados

Panórámica general del hemicilo del Congreso de los Diputados. Al fondo la presidencia con los Reyes,, a su derefcha los Presidentes del Congreso y Senado, y a la izquierda, la Princesa de Asturias y suhermana, la infanta Sofía. En el centro, a ras de suelo y por delante de la bancada azul del Gobierno, los Reyes Honoríficos. A su derecha los expresidentes del Gobierno, y a la izquierda, los tres “Padres de la Constitución” que viven en la actualidad.

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El relato de la Princesa de Asturias

A veces no es necesario montar una gran evento para transmitir algo con fortaleza o para resaltar el papel de las instituciones. Lo vivimos ayer, en el Instituto Cervantes, con el inicio de la lectura de la Constitución Española, en el mismo día que 40 años atrás las Cortes Constituyentes aprobaban la Carta Magna. Una fecha en la que obviamente aún no había nacido la hoy Princesa de Asturias (que también cumplía ayer 13 años), que forma parte de esa generación que ha nació y vive en una sociedad de libertades y democracia que durante décadas anteriores había secuestrada a los españoles, pero que necesita aún seguir madurando. Precisamente en una sociedad carente de muchos referentes y sentido de la historia, que una niña llamada en el futuro a ser Reina de España, haya leído al lado de su padre, el Rey, el primer artículo de este documento aprobado en referéndum por el 87,78 por ciento de los españoles, expresa no sólo el compromiso de la Corona con los valores supremos de la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, sino también el respeto a algo que a veces se olvida: la soberanía nacional reside en el pueblo español. Y el protocolo ha sabido dar forma al mensaje y al compromiso.

La Casa Real con su Jefe al frente, Felipe VI, ha convertido este simbólico acto de aniversario, en una clara renovación de su compromiso en la defensa de la democracia, en unos momentos que parece amenazada como consecuencia de los complejos momentos políticos, económicos y sociales que atraviesa nuestro país. Algunos de esos valores aún no se han alcanzado y tenemos bastante camino que recorrer. Pero el hecho de que las primeras palabras de la Heredera sean para leer esos tres primeros puntos del artículo 1 de la Norma Fundamental va más allá de una simple puesta de largo de Leonor de Borbón. Continúe Leyendo…