Fiesta Nacional: el retraso del presidente

Al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, se le atraganta la Fiesta Nacional de España. Si en su primera ocasión en dicho cargo se le recriminó equivocarse en el besamanos ante Felipe VI en Palacio Real, hoy ha tocado techo desde el punto de vista protocolario. ¿Anécdota o casualidad? El jefe del ejecutivo llegó tarde a la cita de la Plaza de Lima, en el Paseo de la Castellana (Madrid) a la parada militar y desfile de las Fuerzas Armadas. Su tardía presencia hizo que el rey de España tuviera que esperar en el interior del coche de Estado, con su guion ceremonial, hasta que el presidente se incorporase a la línea de saludo oficial. ¿Resulta grave este retraso de un minuto? Sí, porque es una descortesía hacia el jefe del Estado y a los españoles en su conjunto, a quienes les llega un mensaje negativo. Desde el punto de vista de protocolo es muy grave, aunque algunos quieren quitar hierro a este formalismo. Sin embargo, la reacción mediática, política y social no se ha hecho esperar cuestionando al presidente su actitud en un acto de Estado.

Fiesta Nacional de España. 12 de octubre

Momento en el que llega el presidente del Gobierno a la línea de saludo, mientras el rey espera junto a su coche de Estado.

Fiesta Nacional de España. 12 de octubre

Los reyes en el interior del vehículo oficial de Estado espera a que el agente de seguridad le indique el momento de salir, una vez haya llegado el presidente.

Una mirada global

Vamos a intentar situarnos en todos los ángulos.

1.- ¿Falló la coordinación horaria entre los equipos de protocolo y seguridad? Parece improbable tan solo viendo las imágenes del directo.

2.- ¿Apuró el presidente el tiempo límite para evitar el habitual abucheo que el público suele dar a los presidentes socialistas, Zapatero y Sánchez? Probablemente, pero tampoco evitó la sonora pitada, ni la posterior al desfile, por lo que no tiene sentido lo hecho. Incluso fue peor. Pudo verse muy claramente el retraso y la espera del rey, trasladando la “normalidad del pitido y abucheo”, en un “incidente de Estado” más allá de los cientos que le gritan.

3.- ¿Tendría que haber descendido del vehículo el monarca aunque no estuviera el presidente? Si se supiera que el retraso hubiera sido mayor Felipe VI y su esposa habrían bajado del coche, pero el aviso que recibieron es que era cuestión de segundos. Hizo bien en esperar, aunque considero que en una situación de este tipo quizá los servicios de seguridad debieran haber ralentizado más la llegada del jefe del Estado. No es su culpa, pero se trata de evitar un conflicto mayor a terceros. En cualquier caso, en situaciones como éstas, incumplir el horario es grave, por mucho que algunos consideren otras justificaciones.

4.- ¿Al demorarse, no hace un “feo” alto el presidente a las autoridades que también le esperaban cinco minutos antes en la línea de saludo? Si, y también grave. Tras bajar del coche, el presidente se dirigió directamente (no quedaba tiempo, pues el rey al verlo venir descendió del coche) a encabezar esa línea, sin saludar como corresponde a quienes le esperaban a él en primer lugar y al rey posteriormente. Así, pasó de largo a la ministra de Defensa, presidenta de la Comunidad de Madrid, alcalde Madrid y jefe del Estado Mayor de la Defensa. Otro “feo” a añadir.

5.- ¿Si se hubiera retrasado cinco minutos, debería el jefe del Estado iniciar los actos sin su presencia? Sin ninguna duda. Debe empezarse y que el presidente se incorpore en el punto en el que se está. Claro, esa ausencia inicial sería más grave todavía.

6.- ¿Cómo es posible que esto ocurra? Creo que cualquier profesional tiene la respuesta en su cabeza y no incido en la cuestión.

Fiesta Nacional de España. 12 de octubre

Los reyes y la infanta Sofía se acercan a la línea de saludo al tiempo que el presidente se incorpora a la misma.

Un desfile patrimonializado

Se vea desde el ángulo que se quiera, es un error grave. El presidente ya de por sí es muy de límites en estas cuestiones de horarios protocolarios, y aunque hubiese otras razones los programas en estos eventos, y más cuando son televisados, están para cumplirse. Vale más aguantar el inevitable chaparrón de abucheos, que demorarse, porque genera otras consecuencias políticas. La cara de Felipe VI era bastante evidente cuando salía al Paseo de la Castellana. Estoy absolutamente seguro que los servicios de protocolo no son culpables del asunto, por lo que a quien dirigir las miradas no es otro que al máximo dirigente del poder ejecutivo. Sencillamente no es de recibo lo que ocurrió, salvo que haya una justificación clara que de momento no se ha producido. Y si la hubiera habido estoy convencido de que la Casa de Su Majestad habría retrasado la llegada de Felipe VI, su esposa y su hija la infanta Sofía.

Transmito mi preocupación por el hecho de que este evento sea patrimonializado por una pequeña parte de la sociedad. Sus abucheos dañan al país en su conjunto, a la propia Fiesta y al propio rey que lo preside. Es verdad que determinadas ausencias no justificadas y la falta de motivación en el resto de los españoles no contribuyen con la Fiesta. Parece que el desfile es una cosa de derechas o de extrema derecha y no debe ser así. La Fiesta Nacional es el día de todos los españoles, aunque apelo una vez más a cambios sustanciales en esta conmemoración.

Otros aspectos protocolarios

Al margen de todo ello, hay que hacer referencia a otras cuestiones que no salen por televisión, pero que debemos de tener en cuenta quienes nos dedicamos a esta profesión. Obviamente, los controles de seguridad fueron muy importantes, pero llegar al punto de pedir el DNI a personalidades de muy alta relevancia está fuera de lugar. No cito casos para que ninguno se moleste. Tampoco nadie recibía, ni acompañaba, ni tan siquiera a los presidentes autonómicos (por citar un ejemplo). Se las vieron y desearon para llegar en solitario hasta el lugar de la cita y otro tanto para dirigirse desde la Castellana hasta Palacio Real donde respiraron con alivio al ver una mejor organización. Algunos presidentes de parlamentos autonómicos recibieron la invitación el día anterior…

Fiesta Nacional de España. 12 de octubre

Comedor de Gala de Palacio real donde se celebró el cóctel durante la recepción real. También se utilizaron otros salones.

En el interior de Palacio muchos comentaron la casi imposibilidad de moverse en sus dependencias por el alto número de invitados, lo que impidió que, como en ocasiones anteriores, los reyes se movieran por todos los espacios para estar con los presentes. En el besamanos saludaron a 1.600 invitados en diferentes turnos, pero el espacio terminó por incomodar. Invitar a tantos es bueno, pero si el espacio no cumple las condiciones necesarias para un cóctel quizá obligue a “repensar” la recepción.

Fiesta Nacional de España. 12 de octubre

La bandera de España en el suelo, que trajo desde el aire un paracaidista del Ejército.

Añado otra reflexión más: la bandera de España, símbolo nacional por excelencia, ¿es necesario que caiga en el suelo y permanezca ahí, ante todos los espectadores hasta que se recoja? Meritorio y bonito es ver al paracaidista llegar con esa enseña que “viene del cielo”, pero hay métodos para que evite caer al suelo.

La Fiesta Nacional

En reflexiones anteriores critiqué que los actos centrales de la Fiesta Nacional sean la parada militar y la recepción en Palacio Real. El 12 de octubre no es el Día de las Fuerzas Armadas (30 de mayo), por lo que cada vez veo menos sentido a la parada militar. El despliegue militar, ¿tiene sentido en una fiesta de este tipo por mucha tradición que se señale? Los tiempos han cambiado. Tampoco se puede militarizar la jornada con el discurso que la ministra de Defensa hizo a los soldados españoles en el exterior. ¿Son más relevantes que cualquier español que trabaje o viva en otro país? Su discurso debe hacerse en el día de las Fuerzas Armadas. Si se desea que la Fiesta llegue a los españoles en el exterior hay que cambiar el modelo de esa comparecencia.

He visto el desfile de “pe a pa” y no encuentro sentido en una sociedad como la española que el evento más relevante sea exhibir el “potencial” de nuestras Fuerzas Armadas, que tienen otros marcos y referencias para hacerlo, pero no en este día. Soy consciente que en el mismo se han invitado a participar a algún representante de la sociedad civil, pero su presencia fue tan limitada que la visión militar oscurece o hace irrelevante esa cuestión.

Tampoco me encaja como acto central la recepción en Palacio Real a 2.500 personas, la mayoría de ellas representantes institucionales que copan el aforo aunque reconozcamos los esfuerzos de la Casa de Su Majestad por alargar la lista de invitados a otros sector sociales. Se agradece esto último, pero es insuficiente. Parece que sólo a los periodistas les gusta esta fórmula por los famosos “corrillos”. De hecho en los medios de comunicación solo se hablaba de esto e incluso algunos políticos aprovechan la recepción para “soltar cosas”.

La Fiesta Nacional debe abrirse a la sociedad en su conjunto, y no sólo en el contexto de “hispanidad” como ha hecho Madrid. El 12 de octubre es más que eso. Si no lo cambiamos la fecha sólo servirá para que todos miremos el calendario para ver si se puede hacer algún “puente”. Hay tantas cosas dirigidas a la sociedad, en actos más abiertos y también masivos que genere una celebración más civil y menos militarizada u oficializada. Debería el gobierno y los partidos políticos ahondar en ello. Puede hacerse un acto de homenaje a la bandera, con una pequeña parada militar en un lugar más simbólico, pero ese despliegue enorme ya no tiene sentido habiendo un día de las Fuerzas Armadas y un sentimiento general de una sociedad más pacífica. Ya sé que todo es un simbolismo, un acto incluso bonito, pero vivimos nuevos tiempos que exista una Fiesta Nacional que nos una o no nos divida.

La Casa de Su Majestad el Rey en su proia web define la Fiesta Nacional: “La conmemoración de la Fiesta Nacional tiene como finalidad recordar solemnemente momentos de la historia colectiva que forman parte del patrimonio histórico, cultural y social común, asumido como tal por la gran mayoría de los ciudadanos. Según recoge la Ley 18/1987, de 7 de octubre, que establece el día de la Fiesta Nacional de España en el 12 de octubre, simboliza la efeméride histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los Reinos de España en una misma Monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos”. Esto no cuadra con un desfile organizado por el gobierno y una recepción en Palacio Real promovido por la jefatura del Estado solamente.

 

Ver ceremonia completa en: https://www.youtube.com/watch?v=GKN_V5p_gnw