Capilla ardiente en el Congreso sin luto oficial

Los servicios de Protocolo y Relaciones Institucionales del Congreso de los Diputados, que hoy viven una intensa jornada con la celebración del Día de la Constitución, hicieron ayer una adecuada interpretación de cómo “enlutecer” simbólicamente la institución como consecuencia del fallecimiento de su ex presidente, Manuel Marín (presidió el Congreso en la VIII Legislatura de la democracia, entre 2004 y 2008), y la instalación de la Capilla ardiente en el Salón de los Pasos Perdidos durante la tarde, sin que se hubiera fijado por el Gobierno Luto Nacional (que a mi modesto entender no procedía).

Expresamos en primer lugar nuestra más sincera condolencia a la familia, amigos, a la clase política y a los ciudadanos en general por la pérdida de esta personalidad que ha sido relevante en la historia reciente de nuestra democracia y un político de Estado y europeísta convencido, tanto en militancia como en el ejercicio de sus responsabilidades (fue Vicepresidente de la Comisión Europea). Siempre que la familia se preste a ello, parece obligado que el Congreso de los Diputados abriera sus puertas para rendir el últimos adiós institucional a quien fuera Presidente de esta institución e instalara la capilla ardiente aunque solo fuera por unas horas en el Salón más importante de la Casa (obviamente después del Hemiciclo).

Luto de la bandera española

El modelo de capilla ardiente no varió en su estética con respecto a situaciones anteriores, como en las de los ex presidentes del Gobierno de España, Leopoldo Calvo-Sotelo y Adolfo Suárez. Pero sí que fue necesario solventar algunas cuestiones fruto de la no consideración de “despedida oficial de Estado” (como tal) y la no declaración de Luto Nacional. El primer factor al respecto, era si la bandera principal situada en el exterior, en lo alto del Palacio, debía ponerse a media asta, al menos en el tiempo que permaneciera el cadáver en el interior. Algo que seguramente si se preguntara al instante muchos hubiesen respondido que debía descenderse, o directamente lo habrían hecho como estamos muy acostumbrados en otras entidades en casos como éstos.

Es evidente que de no mediar la declaración de luto por el Consejo de Ministros o no señalarse indicación alguna por el departamento de Protocolo de la Presidencia del Gobierno, no es legal de acuerdo a la normativa que unilateralmente el Congreso decidiera arriar a media asta la enseña española. Parece chocante que sea así, pero es lo correcto. Si España no está de luto oficial, la casa de todos que es la Cámara Baja no debe poner la bandera a media asta. Eso fue un acierto, porque con el principal símbolo español no pueden tomarse decisiones de parte.

 

¿Luto bandera europea?

Sin embargo, frente a esta situación de tener una capilla ardiente con un ex Presidente de la institución, algún gesto de dolor y luto era necesario hacer. Me pareció muy acertado que las banderas de España situadas en el interior se les colocaran un lazo negro atado en la parte superior del mástil (y no pinchado en la bandera a modo de crespón que de forma indirecta la ley también prohíbe). Y ha sido un acierto, igualmente, que ese lazo negro no se colocara en el mástil de la bandera europea que se situó al otro lado del féretro, porque el “dolor oficial” quien lo expresaba era el Congreso español y no las instituciones europeas (que pueden hacerlo en otro momento o de otra forma[1]). Me consta que algún debate interno hubo al respecto y que no todo el mundo entendía la cuestión (reconozco que se hace difícil para quienes no están en estas claves, porque a veces la lógica puede engañarte y llevarte a hacer con todas las banderas lo mismo, y no es eso).

En nuestra costumbre (no porque lo diga la normativa) en este tipo de capillas ardientes suele envolverse el féretro con la bandera de España y así lo hubieran hecho los servicios de protocolo de la Cámara de no mediar el expreso deseo de la familia de que tal honor fuera compartido con la enseña europea, gesto con los que sus más allegados quisieron homenajear al carácter europeísta de Manuel Marín.

Quizá en mi modesta opinión, debiera estar la española en la posición preferente del féretro (la parte que cubre la cabeza) y la europea en la inferior (la que cubre los pies). Pero la familia decidió así y en esas cuestiones, al no ser una despedida de Estado, éste no debe contradecir la voluntad de aquella.

Entrañable el recurso a la fotografía (poco dados en estos lares oficiales a dicho uso que contribuye bastante a una mejor comunicación y a un mayor sentimiento), aunque es verdad que podría haberse puesto en un soporte más digno y quizá de un tamaño algo mayor) y al puzzle de recortes de prensa relativos al personaje homenajeado (el Congreso debiera buscar una solución para la cámara de televisión dispuesta tras el féretro, pues aunque resulte necesaria desdice la estética y el ambiente de respeto y hay recursos tecnológicos accesibles suficientes para dar alternativas). Para el resto lo habitual: “bancadas de duelo” a ambos lados (derecha del féretro para familiares y amigos) e izquierda para autoridades oficiales, así como el Libro de Condolencias para la firma de quienes deseen transmitir sus sentimientos de dolor y solidaridad. Y también es obligado resaltar el espléndido papel de anfitriona de la Presidenta del Congreso y el despliegue de todos los servicios de protocolo y ordenanzas de la institución para atender a los visitantes.

Protagonismo familiar, también

Me pareció bonito y elegante el detalle, y en esto se diferenció con respecto a los ex presidentes del Gobierno, el hecho de que la familia prescindiera de la colocación de condecoraciones que poseía el ex Presidente (que habitualmente se disponen al pie del féretro), a excepción de la medalla del Congreso colocada sobre la bandera de España, porque resulta obligado) y en cambio lucieran sendos hermosos ramos con las frases “Tus hijas te quieren” “Te quiero Carmenchu”. Algo que humaniza esta capilla ardiente oficializada (en la que obviamente no faltaron numerosas coronas institucionales, dando precedencia a la de la Casa Real y la propia del Congreso), y que evita restar el necesario protagonismo que le corresponde a la familia (con tantas altas personalidades a veces pueden quedar en un segundo plano).

Adecuado el hecho de que policías nacionales (no militares, reservados para honores oficiales de Estado) trasladaran a hombro los restos mortales en su acceso y salida del edificio, ya que este Cuerpo de Seguridad es el responsable de ofrecer los honores en actos propios y específicos del Congreso, un detalle que pone de manifiesto muy visualmente que estábamos ante un homenaje y un luto propio de la vida parlamentaria, en la que están los representantes de todos los españoles. Acotar con dignidad y solemnidad estas situaciones es obligación de los servicios de protocolo y los máximos dirigentes de las instituciones, para evitar que España se ponga oficialmente de luto nacional cada vez que fallece una autoridad o ex autoridad relevante. Tendrá que ponerse en los supuestos contemplados en el Reglamento de Honores Militares o excepcionalmente en aquellas ocasiones que así lo entienda el Gobierno de la Nación.

Y este ejemplo que nos ha dado el Congreso no debería caer en saco roto para otras instituciones, como el caso de comunidades autónomas y ayuntamientos. Porque con independencia de que no se hubiera declarado el luto oficial, el homenaje y el dolor quedó claramente expresado y con mucha dignidad, y a ello contribuyó no sólo la instalación de la capilla ardiente si no en el hecho de que el propio Rey acudiera a la misma, así como el conjunto de la clase política y otros ciudadanos.

Video completo de la Capilla Ardiente (a partir de 1:23:57): https://www.youtube.com/watch?v=lvKfGbCtzqA

[1] Aquí podría abrirse el debate si cuando se declara luto nacional la bandera de Europa también ha de “enlutecerse” sin que las instituciones europeas se sumen oficialmente a ese luto; la falta de legislación al respecto deja abierta cualquier interpretación. Como podríamos seguir debatiendo si un ayuntamiento debe poner la bandera de España a media asta cuando declara luto local… En fin ya es sabido que esta es una cuestión que debe regularse o resolverse de alguna manera, pero con unidad de criterios y coherencia.