El Rey en la marcha contra el terrorismo en Barcelona

El Rey ciertamente no es un manifestante, pero tiene toda la libertad del mundo para sumarse en calidad de Jefe de Estado a la manifestación ciudadana en rechazo al terrorismo convocada para este sábado por la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona, en la ciudad condal, bajo el lema #Notincpor (no tengo miedo). No es una manifestación cualquiera, ni sienta precedente para cualquier otro tipo de concentraciones, porque la convocatoria obedece a una situación muy especial y relevante, que conmovió a toda la sociedad española, tras los absurdos atentados que costaron la vida a 15 personas y dejaron heridos y mal heridos a casi 150 personas. El terror yihadista apareció de nuevo en nuestro país y para rechazarlo ¿no puede el Rey sumarse a las instituciones invitadas y a la ciudadanía general? Un rey que en situaciones como éstas no está con el pueblo y donde el pueblo quiere verlo deja sin sentido la escasa competencia constitucional que tiene. Por ello creo que es un acierto total su presencia, como lo fue su asistencia al minuto de silencio en la Plaza de Cataluña. No podemos dejar al Rey sin salir a la calle, porque eso sería volver a las penosas monarquías que tanto daño han hecho a la historia de nuestro país. Y además, no podemos limitar la presencia del Rey en Cataluña, donde la mayoría de lo no independentistas necesitan el aliento y la presencia del Jefe del Estado.

Saco a colación este tema tras leer y quedar estupefacto el editorial del periódico El Español, titulado “Un rey no es un manifestante”. Las cosas que se dicen en ese texto dejan a uno pasmado, sobretodo cuando cierra el mismo con esta frase: “(…) diluirá su singularidad en la calle y se apartará de la propia naturaleza de la institución que encarna”. ¿Cuál es la naturaleza de esa institución? ¿Quedarse en casa cuando el pueblo sale a la calle para expresar el dolor por lo ocurrido y condenar el terrorismo? Dice el texto que el Rey tiene otras formas de expresar su solidaridad, claro, faltaría más, y así lo ha hecho con sus declaraciones, con su presencia en Barcelona y en Las Ramblas, en la misa homenaje en la Sagrada Familia y en su seguimiento constante de todo lo que sucede (por cierto, en su primer instante con un impactante tuit que por su dureza y lenguaje nos sorprendió a muchos).

Los precedentes están para cambiarlos

Dice El Español que no hay precedentes de reyes que hayan acudido en España a manifestaciones y es cierto. Pero antes del rey Juan Carlos no había manifestaciones a las que un rey pudiera ir o las que había eran precisamente contra la Corona en su mayor parte. Que el rey Juan Carlos no haya asistido a manifestación alguna, con el importante precedente de la manifestación del 11-M en Madrid en 2004, no debe significar que su hijo haga lo mismo. En cualquier caso, Juan Carlos I designó al Príncipe de Asturias, para encabezar la marcha. Si el actual Rey quisiera delegar, ¿en quién? Respuesta fácil: en este momento no tiene a nadie. O va él o no puede ir otro. Tras lo sucedido en Barcelona, ¿puede quedarse al margen la Familia Real en esta cita? Al menos en Madrid sí estuvo presente y a muy alto nivel. Tampoco conviene olvidar que sí hay un precedente en la misma figura de Felipe de Borbón que sí estuvo en la gran manifestación del 11 de marzo (aunque no como rey, sino como Príncipe y representante de su padre).

No recuerda el diario que la gran manifestación de París de 2015 contra el terrorismo, el propio Jefe de Estado francés encabezó la marcha, y es tan Jefe de Estado como el Rey, aunque al primero le elijan y al segundo no. Ese ya es otro problema diferente: cada país votó su constitución y su forma de Estado. El hecho de que nuestro Rey no pase por las urnas no le quita legitimación alguna para asumir sus funciones constitucionales o sumarse a una marcha contra el terrorismo, que no es sólo algo que amenace a Cataluña, sino a España entera. No ver al Rey junto a las instituciones en esta marcha me resultaría muy chocante.

El estilo Felipe VI: con la calle

Habla el periódico que a la Reina de Inglaterra nadie la imaginaría encabezando una marcha. Es su problema, no el nuestro. Es su estilo, no el de el monarca español. Y prefiero ver a Felipe VI en la calle, que enviando un comunicado desde su despacho. “El Monarca ha de ser una instancia superior que está por encima de las coyunturas”, señala El Español. Mi respuesta: ¿por encima del sentir ciudadano también? Si es así, ¿qué tipo de Jefatura de Estado queremos? ¿Un rey de cuento? No. Estamos en la España del siglo XXI, que exige para el Rey otra forma de reinar y si sigue los consejos del diario sólo le llevarían a convertirse en uno más de los viejos reyes de Corte. En ese tipo de monarquía no creo. Soy defensor de la monarquía parlamentaria, en la que la soberanía reside en el pueblo (por eso el Rey no tiene apenas competencias) y se ejerce a través de los poderes constitucionales, y a la que la Carta Magna le atribuya la importante y fundamental labor de mantener la unidad. Su presencia es, pues, obligada. Y lástima que los políticos no le permitan implicarse más en diferentes asuntos relacionados con la unidad, pues estoy seguro que con su buen hacer encontraría soluciones de forma más sencilla.

El estilo de reinado de Felipe VI es muy diferente y bien claro lo dejó en su discurso en el acto de juramento ante las Cortes: quiere ser un jefe del Estado que esté junto a los ciudadanos, sensible a sus problemas e inquietudes… Ese fue su compromiso, entre otros muchos, y está cumpliéndolo; por eso es obligada su cita catalana de mañana. Dice El Español: “La Corona es depositaria de una institucionalidad que debe permanecer por encima de la calle. Cualquier manifestación, por justificada que esté y aun cuando sea expresión de sentimientos ampliamente compartidos, exterioriza el sentimiento de los asistentes y, explícita o implícitamente, encierra una reivindicación ante los poderes públicos”. ¿Un Corona por encima de la calle? ¿Qué la marcha de mañana es una reivindicación ante los poderes públicos y precisamente todos ellos están encabezándola? Sin comentarios.

Principal reproche a la Casa de Su Majestad

Y ya para finalizar, este párrafo que no tiene desperdicio: “El principal reproche que cabe hacer a la Casa del Rey al tomar esta decisión es que se aparta de la esencia de la Jefatura del Estado, cuya fuerza no está en salir a la calle, como tampoco se ejerce desde ella”. ¿En qué país vive el editorialista? ¿Qué un Jefe de Estado no debe salir a la calle tras la gravedad de lo ocurrido en Cataluña y la amenaza terrorista en todo el Estado? Lo siento, me avergüenzo de una frase así. Me imagino que el editorial pretende convertir al más moderno de todos los reyes europeos en una figura de cera con corona, cetro y capa real, y rodeado de cortesanos y aristócratas, y alejarse de esta forma de lo que más aprecia el pueblo: la cercanía. No, señores de El Español. Esos reyes en España sólo están en los retratos del Museo del Prado.