2016, flexibilidad de protocolo con riesgos

Se va 2016. Llega 2017, un buen año porque suma 10. Mis mejores deseos, desde este último artículo del año, para todos los que seguís estos post. Precisamente, el día 29 de diciembre cumple este blog sus primeros cinco años de vida, que han alumbrado 188 artículos que no se han quedado en la mera descripción de la noticia o situación, sino que han buscado fundamentalmente la reflexión y la aportación al colectivo profesional. De esos 188 artículos, 31 los he escrito en este año que se acaba. Gracias a todos los que habéis accedido a este modesto rincón del análisis del protocolo, los eventos y su producción y comunicación. Deseo de verdad que hayan sido útiles y constructivos. Pero, quizá de este post, queda esa sensación agridulce de concluir que 2016 ha puesto de manifiesto que la necesaria flexibilidad de protocolo se mueve en riesgos altos.Llevaba varios días pensando en cómo cerrar este año, y, tras dar varias vueltas, me he decantado por recoger tres fotos de un mismo evento pero en ediciones diferentes: la entrega de despachos a los nuevos jueces de las promociones 56 (julio 2016), 55 (julio 2015) y 54 (mayo de 2014), respectivamente, que organiza el Consejo General del Poder Judicial, en su Escuela Judicial de Barcelona, y que presidió el Rey Felipe VI las dos últimas ediciones y Juan Carlos I la del 2014, acompañados de autoridades judiciales por su orden (lado izquierdo de la mesa) y las civiles (izquierda). ¿Observáis alguna diferencia en la ordenación de las banderas? (ver además video de 2016: https://www.youtube.com/watch?v=jH3df5Bw7qA; video de 2015:https://www.youtube.com/watch?v=Fref5-o6nuY; y video de 2014: https://www.youtube.com/watch?v=PLfrHSoB4lE):

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Entrega 2016, bajo la presidencia del rey Felipe VI.

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Entrega 2015, bajo la presidencia del rey Felipe VI.

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Entrega 2014, bajo la presidencia de los reyes Juan Carlos I y Sofía de Grecia.

En julio de 2016 la bandera de España no aparece presidiendo la ordenación de las enseñas de las 19 comunidades y ciudades autónomas, novedad en esta edición, ya que en las anteriores sí lo hacía. En esta última ocasión se ha preferido disponer la bandera española en un lugar diferenciado (también de honor), tras el atril de los discursos, pero fuera de la ordenación del resto de vexilos.

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Entrega 2016. La bandera de España se situa sola tras el atril de los discursos.

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Entrega 2015. La bandera de España no se situa tras el atril de los discursos, sino la primera de las autonómicas..

Protocolo doble presidencia de banderas, España/Cataluña

Sus organizadores quisieron diferenciar la bandera nacional del país de la del resto de comunidades y ciudades autónomas, evitando –al mismo tiempo- la doble presidencia de la española y la catalana. Estimamos que se pretendía no trasladar la imagen de una “Nación de Naciones”. No hay incumplimientos legales en esta decisión arriesgada, pues la española para actos promovidos por las administraciones centrales del Estado no tienen la obligación de juntar la nacional con las autonómicas, aunque sí de colocar éstas por su debido orden comenzando por la propia del lugar.

Puede discreparse sobre si los organizadores han conseguido que la española esté en el lugar de honor que la Ley exige (porque en los planos gráficos más destacados no aparece), pero sí es evidente que ocupa un lugar de honor (no tan visible desde el punto de vista mediático), pero, es cierto, que no se puede dudar que está presidiendo. Lo que no sé es si se ha sido consciente de que, al mismo tiempo, la catalana preside el resto de las banderas autonómicas y por la escenografía parece que preside el acto, ya que la española ha quedado muy esquinada. Posiciones seguramente muy medidas, pero también muy arriesgadas.

Creo que para transmitir ese mensaje de la idea “nacional” y la “suma de las autonómicas” habría otras soluciones que no obliguen a la española a irse a una esquina prácticamente lejos de lo importante. Pero para eso habrá diferentes opiniones que respeto. Al fin y al cabo solo estoy juzgando por lo que apreciamos en fotos y vídeos.

Tanto es así que para hacer la foto oficial de la promoción, la bandera de España tuvo que ser trasladada desde el atril para incorporarse al resto de las autonómicas. ¿No hemos mareado un poco la rojigualda, para que al final aparezca entre las autonómicas como en años anteriores? Y, al fin y al cabo, la foto de familia de autoridades y nuevos jueces fue la más publicada y la que mayor interés gráfico tiene.

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Entrega 2016. Foto de Familia autoridades y nuevos jueces. La bandera de España abandona la zona del atril y se incorpora la primera de las autonómicas.

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Entrega 2015. Foto de Familia autoridades y nuevos jueces. Sin fondo de banderas.

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Entrega 2014. Foto de Familia autoridades y nuevos jueces. La bandera de España situada, como lo estuvo durante todo el acto, la primera de las aiutonómicas.

Es cierto que la Casa de Su Majestad el Rey ha recurrido en numerosas ocasiones a esta separación de las banderas de España y las autonómicas, pero creo que en situaciones más claras (en las que por cierto posiblemente ni eran necesarias que estuvieran las regionales), como fue en el acto de la firma de la Ley de Abdicación del rey Juan Carlos I, como se aprecia en esta imagen tomada en el Salón de Columnas de Palacio Real, un día antes de la Proclamación de Felipe VI:

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El riesgo del vale todo, mientras se justifique

Con esta sencilla reflexión, quería llegar en este último post anual, a la conclusión que resume el año protocolario en nuestro país: la total flexibilidad de la normativa vigente en protocolo para adaptarla a la comunicación política. En definitiva un protocolo de Estado que se “interpreta” en función a unos objetivos o intereses. No soy contrario a la flexibilidad, en eso no soy dudoso, ni tan siquiera de la “interpretación” –que a veces es necesaria-, pero me genera cierta inquietud que este concepto de “barra libre protocolaria” reste crédito al conjunto normativo legal y potenciemos una fase del “vale todo” y para todos. Y en este caso, la preocupación es mayor, porque se trata de un acto promovido por quienes deben velar por el estricto cumplimiento de las normativas.

Este riesgo es peligroso, entre otros cosas, porque para quienes actuando con criterios profesionales les genera confusión y luego una posible incorrecta aplicación de la norma (“como hemos visto que lo hacía la Casa Real -o quien sea-, será porque es correcto”, olvidándose que estamos ante una medida interpretación no trasladable a todos los ámbitos). Y me preocupa que quienes buscan en la normativa resquicios para sus afanes políticos o/y partidistas encuentren en estas acciones precedentes que pueden terminar por darles la razón a sus propósitos no tan legales.

En esa fase estamos en el protocolo español y eso queda acreditado solo leyendo los post de este 2016, aunque la cuestión ya viene de atrás. Confiemos que algún día el protocolo de Estado se adapte en su normativa y que la flexibilización se contemple sin esquinas, pero desde unos parámetros que no conviertan algo que no debiera ser discutible en una cuestión de conflictos.

Y lo más importante…

Mis mejores deseos de corazón para todos en 2017. ¡Feliz 10! ¡Feliz sonrisa! Año para vivir, pero más para convivir.

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