El “estilo” protocolario de Felipe VI llega en pequeños gestos a la jura del Presidente

Al margen de nuestra discordancia con la presencia de símbolos religiosos en actos oficiales de Estado, la ceremonia de jura del Presidente del Gobierno ha aportado al menos dos novedades protocolarias de interés que son objeto de análisis.

(Texto publicado en el diario La Nueva España, hoy 1 de noviembre, onomástica del rey Felipe VI, bahjo el título “Ausencia de la Reina y presencia del crucifijo”, y que ha sido enriquecido con otras consideraciones que por razones de extensión no pudieron ser incluidas en la columna de opinión del citado periódico del Principado de Asturias).

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Fase 1 de la jura: El Presidente, al fondo, el Rey en posición destacada próximo a la mesa de la jura, presidiendo el acto, junto a la Presidenta del Congreso, del Senado, del Tribunal Coinstitucional y del Consejo General de Poder Judicial, de acuerdo a la precedencia protocolaria vigente. En este instante se dando lectura al Real Decreto de nombramiento del Presidente.

Mariano Rajoy, ha pronunciado ante el rey Felipe VI, la preceptiva frase regulada en el Real Decreto 707/1979, de 5 de abril, por el que se establece la fórmula de juramento en cargos y funciones públicas, y que para el Presidente del Gobierno es la siguiente: “Juro cumplir fielmente las obligaciones del cargo como Presidente del Gobierno, con lealtad al Rey, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros” (eligió la opción de “juro” frente a la de “Prometo por mi conciencia y honor”).

Se cumplía de esta manera un protocolo obligatorio para tomar posesión del cargo y asumir de forma efectiva la presidencia del Poder Ejecutivo. Sin embargo, dos aspectos han suscitado diferentes comentarios entre la clase periodística sobre el acto celebrado a primera hora de la mañana de ayer en el Palacio de La Zarzuela. Uno la ausencia de la reina Letizia Ortiz, y otro el hecho de que en un estado aconfesional se siga jurando ante un crucifijo y la Biblia (editada en Valencia en 1791, propiedad de Carlos IV, abierta por el capítulo XXX del Libro de los Números, dedicado al voto y al juramento). Obviamente, estaba también un ejemplar facsímil de la Constitución editado por las Cortes Generales en 1980, abierto por el Título IV, del Gobierno y la Administración.

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Fase 2 de la jura: tras la lectura del nombramiento, el Presidente avanza hacia la mesa de la jura.

Siguen los cambios protocolarios en la Casa Real

La ausencia en sí de la Reina no ha de interpretarse como algo excepcional, pues hay antecedentes de la ausencia de la reina Sofía de Grecia en este tipo de juramentos presidenciales, como ocurrió el 4 de julio de 1977 con Adolfo Suárez y el 2 de diciembre de 1982 con Felipe González. Pero a efectos populares no debemos engañarnos es muy probable que la mayoría mantenga en su retina la presencia de los reyes Juan Carlos y Sofía en la toma de posesión de Mariano Rajoy en 2011. Aquí henos hecho un pequeño pupurri de tomas de poesión de los presidentes de la democracia:

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A veces ver las cosas con cierta perspectiva histórica es bueno. Muchas evolución, detalles protocolarios interesantes y un poco de todo.

Desde que asumió la Jefatura del Estado el rey Felipe VI venimos destacando los cambios protocolarios que está introduciendo el Monarca (quien sigue queriendo fijar su propio estilo de reinado, más próximo y sencillo), y que responden a la asunción del estricto cumplimiento de su papel como Jefe del Estado y evitar cualquier posible factor que interfiera ese compromiso. El Presidente, legalmente hablando, ha de jurar ante el Rey, no ante los Reyes (lo cual no quiere decir que la Reina pueda asistir). Pero nos parece acertado, aún pese a los antecedentes de la presencia de la reina Sofía, que este acto sea presidido solo por el Rey. Y esta “no presencia” de la Reina se repetirá con los ministros el viernes.

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Fase 3 de la jura: el Presidente lee la fórmula legal de la jura, colocando la mano izquierda sobre la biblia y la derecha sobre la Constitución.

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Fase 4 de la jura: antes de llegar a la mesa, como tras la lectura de la fórmula, el Presidente hace una ligera inclinación de cabeza al Rey.

Acto sin consortes

Por otra parte, poco sentido tendría la presencia de la Consorte del Rey (como en las juras anteriores) en un acto sin consortes, al que concurren únicamente los presidentes de los poderes del Estado y del Tribunal Constitucional, sin sus respectivos esposas y esposo. Ni tan siquiera la mujer del Presidente del Gobierno estuvo presente en el evento, como hasta ahora ha sido. En cualquier caso, no debe especularse con razones de otra índole sobre la presencia o no de la Reina, que responde a todas luces a ese nuevo estilo del Rey en las formas en actos de Estado de este calibre y eso constituye una importante novedad (no acude porque no pueda, sino porque así se estima políticamente desde la Jefatura del Estado).

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La reina Letizia Ortiz haciendo su discurso ayer en París en el Congreso Mundial contra el cáncer.

Eso deja de lado otra razón más poderosa: la Reina viajaba ayer a París para participar, en representación de España, en el Congreso Mundial del Cáncer 2016, en el que 3.500 expertos están dando a conocer los últimos avances en investigación y las mejores prácticas en el control del cáncer. Y la Reina allí estaba nada menos que junto al jefe del Estado francés, François Hollande, la Princesa Lalla Salma de Marruecos; la Princesa Dina Mired de Jordania; Sika Kaboré, Primera Dama de Burkina Faso; Antoinette Sassou Nguesso, Primera Dama de la República Democrática del Congo; Lalla Malika Issoufou Mahamadou, Primera Dama de la República Federal de Nigeria; Hinda Deby Itno, Primera Dama de la República del Chad, y la ministra de Sanidad de Francia, Marisol Touraine. De todos es conocido el compromiso de Letizia Ortiz en ámbitos de compromiso social y especialmente en determinadas cuestiones de alta sensibilidad como el cáncer u otras enfermedades complejas (es presidenta de honor de la Asociación Española Contra el Cáncer), y más cuando su presencia toma notoriedad como esta una plataforma mundial, en la que tomó la palabra en nombre de nuestro país.

Se dice que la Reina habría tenido tiempo de acudir a La Zarzuela antes de viajar al país vecino. Es probable o no, pero en cualquier caso era decisión firme del Rey y su Casa de que la ceremonia se sujetara a lo estrictamente constitucional, de ahí que en la toma de posesión de los ministros el viernes ocurrirá lo mismo.

El crucifijo, la Biblia y su posición

Por otra parte, quienes somos partidarios –en el respeto con respecto a los que opinan lo contrario- de que esta jura no se haga con la presencia de símbolos religiosos, consideramos una pérdida de oportunidad que Rajoy no haya prescindido de los mismos en un acto de Estado, como hiciera Felipe VI en su proclamación de junio de 2014. Pero como bien ha dejado claro el Monarca, se respeta la decisión de quienes concurran a jurar o prometer su cargo de disponer o no de símbolos religiosos.

Sin embargo, hemos observado una interesante novedad que habla por sí misma de la exquisitez de los gestos desde la Casa Real. Por primera vez, el crucifijo no estaba en el centro de la mesa, sino a un lado, junto a la Biblia, quedando los símbolos religiosos a la izquierda, y la Constitución –sola- a la derecha (en protocolo este lado es el que tiene precedencia). Es un pequeño gesto no casual, pero un importante paso. La Cruz no preside el espacio de la mesa, sino que está a un lado de la misma. Dado que el Presidente, por su condición de católico practicante, ha querido dichos símbolos, la Casa de Su Majestad, decidió separar claramente lo religioso de lo oficial: a un lado, en un bloque la Biblia y el crucifijo (por voluntad del protagonista y respetando la libertad de culto y la tradición) y al otro lo estrictamente oficial. Que las manos de quien jura se pongan sobre la biblia o la constitución o sobre ambos es cuestión en la que La Zarzuela no entra.

En cualquier caso, creo que el Presidente hubiera dado un importante paso para esta España plural en relación a la convivencia religiones-Estado, prescindiendo de los símbolos católicos y haber jurado únicamente ante la Constitución, acreditando con ello que lo hace como presidente de todos los españoles con independencia de sus creencias religiosas. Porque no hay que mezclar las cosas, ni tampoco se puede argumentar la tradición, porque ésta carece de validez democrática ya que fue una imposición de la España franquista. Nadie hubiera dudado que la ausencia de los mismos significara renegar de su fe, pero se hubiera visto como un gesto de nuevo estilo haberlo hecho, máximo cuando el mismo Jefe del Estado (el Rey) sentó cátedra al respecto el día de su proclamación ante Las Cortes Generales.

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Fase 5 de la jura: el Rey posa con el Presidente frente a los medios de comunicación.

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Fase 6 de la jura: Foto de Familia de las autoridades presentes en el acto, a la que se une el Ministro de Justicia en calidad de Notario Mayor del Reino, que ocupa el último lugar (derecha mirando a la foto).

La foto de familia

Se ha hablado también ayer que tras la jura por parte del Presidente del Gobierno y la posterior leve inclinación de cabeza, el rey Felipe VI se dirigió junto a Mariano Rajoy para posar ante los medios de comunicación. Se criticó el hecho protocolario de que el Jefe del Estado se hubiera quedado a la izquierda, es decir, en segundo puesto (no es casual, ni tampoco una concesión). Y es cierto, pero hay que pensar que el protocolo no es sólo aplicar la norma (que en este caso se cumple, porque al fin y al cabo el Rey en su casa siempre preside y legalmente puede ceder la derecha al invitado de honor, cosa que no se ha hecho por este motivo), sino también contemplar el sentido de la estética y limpieza de movimientos (otros le llamarían sentido del orden).

Ha de observarse en las imágenes que se adjuntan a este artículo, que tras ese primer posado se realizaba un segundo con el resto de los presidentes de los Poderes. Para evitar que Rajoy quedase en tercer lugar al unirse los demás, o tener que intercambiar su puesto con el Monarca, cosa que quedaría fea, se mantienen en esa posición, para lograr que sin movimientos extraños en la foto de familia aparezcan todos correctamente desde el punto de vista protocolario. En el centro el Rey, a su derecha el Presidente del Gobierno, y a su izquierda la Presidenta del Congreso; y en alternancia el resto: Presidente del Senado, Presidente del Tribunal Constitucional, Presidente del Consejo General de Poder Judicial y Ministro de Justicia en funciones que asistió en calidad de Notario Mayor del Reino.

Cuando el protocolo se hace de forma sencilla y con sentido, no importa que durante unos instantes el Rey estuviera en menor precedencia que Rajoy en una fase del acto que no es la importante. Queda claro luego quién tiene el mayor rango. Además, como dijo su padre, el hoy Rey Honorífico, Juan Carlos I, “no discutáis por el puesto, cambiarme a mí y poneros como queráis, porque esté donde esté siempre ocuparé la presidencia” (contexto de la conversación: discusión entre altos varios cargos por su precedencia en un acto al que asistía el Jefe del Estado).

Ver ceremonia completa.