El protocolo del “capricho” vuelve por Navidad

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Es 1 de diciembre. Llega ese loco mes para muchos profesionales de protocolo que tienen que enfrentarse, entre otras cosas, al reto de atender los conocidos entre nosotros “regalos y copas de navidad”. Aunque los tiempos no están para grandes dispendios, es más en algunos casos se han suprimido, es cierto que tras los sufridos años de atrás, numerosas empresas están recuperándo la tradición al respecto. Pero hay cambios singulares sobre los que conviene reflexionar.
El regalo de empresa, en este contexto, es esa acción que entendemos como el envío de un detalle, una atención a un cliente, un colaborador o un empleado, entre otros. Se trata de plasmar con ello un agradecimiento, en muchos casos, por el nivel de colaboración o de relación habida, o de polìtica de fidelización o de incentivo. La falta o reducción de recursos económicos destinados a esto condiciona a muchos, pero esa atención no tiene por qué ir unida siempre a presupuestos costosos. Se hace más necesaria que nunca la imaginación, que será la pauta de este curso.
Una persona, un detalle
Por los sondeos que hemos realizado, la tendencia de este año va por la senda de la personalización. Una persona, un detalle. Pierde peso la política de adquirir paquetes de regalos iguales y remitirlos a los protagonistas, junto a una también similar felicitación. El listado de beneficiarios se reduce, y en mucho, pero los que permanecen con ese privilegio se encontrarán con un detalle bien estudiado, que se ajusta al perfil de la persona finalista, singularizado y debidamente presentado. Importa menos el valor material del regalo en sí, y sí el cómo se presenta, qué texto se acompaña y cómo se hace llegar. El “capricho” como concepto aparece de nuevo. No voy a regalar algo que me gusta a mí para tí, sino lo que seguramente te comparías si pudieras o no tuvieras otras prioridades. Ese detalle -sí, detalle- que busca una primera sonrisa, una sorpresa, un significado, una personalización. Bajo coste, pero mucho significado personal para quien lo recibe.
Este concepto, que supera las políticas del jamón, la agenda, la corbata, los lotes, y el vino, da paso a la necesaria personalización. Caso a caso, lo que exige conocer muy bien a la persona que quieres obsequiar. Desde el punto de vista de los resultados, causa en la mayor parte de los casos mejor imagen el pequeño detalle pensado para cada individuo, que la media docena de botellas de vino que sabes que otro puñado de personas también han recibido. El regalo protocolario como valor material se queda atrás, entre otras razones porque tampoco hay presupuesto que lo sostenga. Habrá opiniones para todos los gustos, y quien prefiera un buen lote de Navidad, aunque sea el mismo que reciben los demás, al detalle personalizado. No cabe la menor duda. Pero el concepto de la atención protocolaria no debe ser ése. Debe responder al sentimiento que hay detrás de la acción y ello conlleva singularidad, mensaje y sorpresa. Los regalos en serie parecen haber tocado fondo, y las empresas que ha ello se dedican están reinventándose.
Conozco varios compañeros de profesión que ante el escaso trabajo que tienen en eventos, han montado para estas fechas su propio negocio de regalos y sus ventas se han multiplicado cuando ofrecen alternativas singulares, diferentes. Apuestan por el “capricho”, expresión con la que queremos decir el detalle específico que por inesperado y de tu gusto te va a sorprender. En este contexto, la creatividad y la imaginación son los aliados perfectos para el éxito. Menos dinero, más singularidad, pero mejor impacto. Un cambio de tendencia general que entendemos positivo. Ello obliga a reducir la lista de beneficiarios, lo que además potencia el efecto positivo (si estoy en la lista cuando sé que se ha reducido es que sigo importando). El mero hecho de recibir una atención ya transmite, si además es algo que han pensado específicamente para tí el éxito está garantizado.
Copas o comidas de Navidad
Las tradicionales copas o comidas de navidad, que indudablemente habrá menos, seguirán estando ahí todavía. Veremos lo que se ofrece y cómo, pero según me cuentan empresas de catering se está demandando un factor esencial: “No ofertemos lo que la empresa quiera dar a sus trabajadores, sino lo que éstos esperan de la empresa en un momento tan delicado”. Apuestan por una acción de la que no salgas diciendo “el rollo de cada año”, sino que hayas notado y apreciado sobretodo “cariño y reconocimiento”. Dicen estos expertos, que “nos están pidiendo menús sencillos, de bajo coste, pero que cada elemento a ingerir lleve un significado muy especial, y que se haga en un entorno que facilite la comodidad, el relax, el acercamiento y la inhibición. Y por supuesto una implicación más activa, próxima y sentimental de quienes ofrecen la atención”. Menos protocolo dirían algunos, y más sencillez, naturalidad y cariño, diríamos otros.
Está claro que en una y otra opción, personalizar y agradar mediante la cercanía, la sencillez y la sorpresa será seguramente la tendencia de éxito de este año. Hacerlo con menos presupuesto es todo un reto. Por eso hay un buen caldo de cultivo para que los profesionales de protocolo y eventos pongan su buen saber hacer en la cuestión.
Sorprende con cariño, da un capricho a tu gente. Busca el elemento diferencial y vístelo bien. Como bien apuntan algunos “regalemos corazón y acercamiento”. Nunca nos equivocaremos si se hace con el cariño y respeto consiguiente.
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La caja de los mimos
A veces una caja que contenga -como se aprecia en la imagen que abre este comentario- con 1.000.000 de mimos para aquellos días en que necesites cariño o 1.039 caricias para esos días de soledad o un 1 kg de Te quiero para que suba tu autoestima, es probable que termine por llegarte mejor que un buen trago de Vega Sicilia del que al día siguiente te has olvidado. Los autores de este tipo de regalos, una tienda de Barcelona, ya lo tenían muy claro en 2010. De hecho su nombre es muy significativo: “Todo lo demás es prestado”.
Llevado a las políticas de empresa en estas fechas, este ejemplo puede ayudarnos a pensar un poco al respecto. Suerte con la elección. Acierto con la que recibas, si te llega algo.