La bandera de Europa no siempre es la última

Los profesionales y estudiosos del protocolo tendemos enseguida a convertir en norma intocable algo que se hace habitualmente por falta de normativa. Incluso olvidamos que el protocolo en más vivo y flexible de lo que su propio nombre indica. El último grito en el cielo ha sido el orden de las banderas dispuestas para el acto de inauguración de la Cumbre Ministerial UE/Vecindad Sur (más conocida como Cumbre Euromediterránea) que reunió en el Palacio de Pedralbes de Barcelona, a ministros y embajadores de 36 países y de la Unión Europea. A estos efectos es importante señalar que la misma estaba organizada por España, la Comisión Europea y Letonia (como país que ostenta la presidencia semestral de la UE).

La imagen de la polémica es esta:

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Aparecen como puede verse a la izquierda de la imagen las banderas de España y Cataluña en el centro, la de Europa a la derecha, y de la ciudad de Barcelona a la izquierda. Muchos clamaron al cielo al hablar de un tremendo error de protocolo por el ordenamiento establecido, valorando para ello la costumbre española de situar la enseña de la UE la última de las oficiales que se dispongan. Es cierto que a falta de normativa sobre la colocación del vexilo europeo, cada país dispone su ordenamiento según sus propios criterios –algo que entendemos debería fijar algÚn tipo de criterio unificador la Unión Europea-, y en España cuando se trata de situaciones no vinculadas directamente con la organización supranacional solemos colocarla la última como se ha señalado. Siguiendo ese criterio, los que alzaron la voz tienen razón. De hecho, en la cena de bienvenida de Mobile Worl Capital Barcelona, que presidió el rey Felipe VI el 1 de marzo, las mismas banderas se ubicaron conforme a ese criterio, como se aprecia en esta imagen:

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Se coloca a continuación de las banderas oficiales, porque sí existe legislación en España sobre el lugar que debe ocupar la nacional y las autonómicas, y por costumbre las locales y provinciales. En consecuencia la suma de la norma y la tradición hace que la Europea suela cerrar la ordenación de vexilos en los actos donde lucen.

No obstante, conviene recordar que en los actos que organiza o colabora la Unión Europea o cuya temática esté relacionada con ella, como es el caso de la Cumbre celebrada el pasado día 13 de abril, la posición de la bandera azul de 12 estrellas amarillas, no debe ajustarse a la costumbre española. Comparto, pues, con muchos que las enseñas estaban mal colocadas, pero no porque la Europea no fuera la última, sino porque debería ir en mejor posición.

Sin lugar a dudas, aún cuando la sede del Palacio de Pedralbes es de propiedad municipal, las banderas de España y la UE deberían ir en el centro, cerrando los extremos con la catalana y la de Barcelona. O iría más lejos. Debiera haberse dispuesto solo las de España y Europa y si hubiera sido deseo de los organizadores incluir las otras dos se podían haber dispuesto separadas en otro lado. No es concebible que en una cumbre Euromediterránea las banderas de Cataluña y Barcelona fueran por delante de la Europea. Ya me quedo con bastantes dudas de si la Española debiera ir por delante, pero desde luego no me queda ninguna sobre la precedencia para este evento de la supranacional sobre la autonómica local. De hecho, en la trasera del evento inaugural, la enseña europea toma precedencia sobre España, como se puede apreciar en esta imagen:

Cumbre 1

El protocolo tiene que tener lógica y además a falta de normativa hay que saber interpretar las situaciones para tomar decisiones acordes con los objetivos del evento. Ahí, en el acierto en estas cuestiones delicadas, es donde se distingue un buen profesional de la organización. En cualquier caso cuidado con lo que muchos afirman contundente que la Europea es la última de las banderas en España. Habitualmente sí, pero no siempre, como el caso objeto de este comentario.