Eventos que alejan a los gobernantes

Rajoy puente

Hay veces que nuestros políticos y representantes institucionales nos dejan un poco descolocados. Viendo esta imagen, sino se hiciera referencia alguna a la situación que la provoca o se desconociera el motivo, ¿qué se podría pensar a priori de qué va este evento? Cada cual que saque sus conclusiones acerca de la importancia que tiene para el mundo de los eventos en general, y en especial –en un año de tantas citas electorales- para gobernantes y políticos, contextualizar correctamente su mensaje mediante una adecuada escenografía o un entorno acorde a sus objetivos.

Por si alguno no está al corriente, se trata de la comparecencia del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, junto a la presidente de la Comunidad Autónoma de Aragón, Luisa Fernanda Rudí, tras visitar las zonas inundadas por el desbordamiento del río Ebro a su paso por las comunidades de Aragón, Navarra, La Rioja y Álava. Un exceso de caudal que ha llevado la catástrofe a cientos de familias y cuyos daños inicialmente han sido estimados solo en lo que afecta a tres mil agricultores y sus 50.000 hectáreas en más de 50 millones de euros. Añadan a esto las pérdidas por otras situaciones diferentes a la agricultura, que seguramente multiplicarán por cien las pérdidas. En cualquier caso las inundaciones más graves de los últimos cien años.

Tras recorrer el pasado día 6 de marzo en Zaragoza algunas de las zonas más afectadas por las riadas, el máximo representante del Poder Ejecutivo central comparecía ante los medios de comunicación en el Pabellón Puente de la Expo 2008. Recurriendo a la ironía, está claro que esta especie de tubería arquitectónica, símbolo emblemático de la Exposición Internacional celebrada bajo la temática del agua en la capital aragonesa, es el mejor escenario para que el presidente de todos los españoles exprese su preocupación por lo sucedido, anuncie ayudas y se solidarice con quienes han sufrido y sufren las importantes inundaciones del río más caudaloso de España. Y la imagen tampoco se justifica anque precisamente todo el recinto de la Exposición haya quedado igualmente inundado. De no ver al presidente comparecer en medio de la catñastrofe, mejor hubiera sido  haber convocado a los medios en la Delegación del Gobierno.

¿En qué piensan los políticos? ¿Dónde tienen la cabeza quienes programaron esta visita? ¿Han perdido el norte todos? ¿Se ha querido buscar una institucionalidad que en situaciones de este tipo resultan absurdas? Para empezar, sus indumentarias no expresan para nada que vienen de recorrer zonas declaradas catastróficas, aunque es cierto que tampoco es necesario que aparezcan con un traje de bombero. Pero entre una cosa y otra hay soluciones. Y más: ¿cómo puede elegirse ese “puente” cerrado y seguro después de haber recorrido situaciones como muestran imágenes que han recogido los medios de comunicación como éstas?

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Señora

Muchos representantes públicos siguen encerrados en su “corte”, pero con un problema añadido: no se dan cuenta. Podían leer algo acerca de la asfixia que sintió Felipe II por un espantoso protocolo de borgoña que terminó por ahogarle en su soledad “imperial”. ¿Este es el gobernante que transmite cercanía al pueblo y sensibilidad por sus problemas? Sobra la respuesta, pero preocupan las consecuencias: si el político no muestra claramente cercanía al pueblo hace un flaco favos a las instituciones. No les vendría mal una buenas sesiones de marketing y comunicación política tanto a ellos como a sus asesores.

Los eventos políticos requieren ya con urgencia otras estrategias, puestas en escena más realistas y proximas, maneras diferentes de dinamizar sus contactos con la realidad del día a día ciudadano. Es probable que se sea injusto si se generaliza, pues evidentemente otros gobernantes actúan con la proximidad requerida quizá porque son conscientes que la institucionalidad no es cosa de corbatas, ni de escenarios preciosistas, ni la búsuqeda de la foto forzada. Seguramente hubiera sido más efectivo comparecer ante los propios afectados y expresarles a ellos directamente -en presencia de los medios- la solidaridad del pueblo español al que representa y anunciar las medidas que al día siguiente el Consejo de Ministros iba a adoptar (una ayuda general de cien millones de euros destinados en parte a paliar los daños y otra a limpiar y reparar cauces de ríos para evitar nuevos desbordamientos).

Además si se analizan las fotografías que La Moncloa ha seleccionado para publicar en su web de esta rápida visita, la imagen es doblemente patética. Más soledad todavía a pie de río y solo aparecen dos imágenes donde el Presidente conversa con gente, y solo aparecen los jefes de los equipos que han trabajado en el control de la riada. ¿Dónde están los afectados? ¿Se los llevó el agua? Estas son las imágenes que aparecen en la web oficial (es decir la que sus propios equipos de comunicación han seleccionado):

Rajoy A

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Rajoy D

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No es que tampoco sea santo de mi devoción la visita que hizo el líder socialista, Pedro Sánchez, pero al menos se aproximan un poco más a la realidad de expresar igualmente su preocupación y solidaridad.

 

Pedro Sánchez

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“Vivir” en la calle

Mucho tiene que cambiar la forma de hacer eventos políticos e institucionales, y más debe evolucionar su protocolo en situaciones como las que son objeto de este comentario. Los representantes públicos deben convertir “la calle” en sus principales escenarios, abandonando así sus “poltronas” y mezclarse con los ciudadanos, hablar con ellos, ponerles esa mano en el hombro y transmitir de verdad solidaridad y confianza en que se hará todo lo que sea posible, y no pasa nada por reconocer que seguramente el Estado no les podrá devolver lo que el Ebro les ha llevado, porque hay cosas que ni dinero puede arreglar. Pero seguramente algo confortará saber que tu presidente está ahí, a tu lado, sufriendo como todos y garantizando que como representante público hará lo que esté al alcance de su mano para contribuir a la mayor reparación posible.

El partido político que se encierre en sus mítines, en sus sedes, en sus corbatas, que muestre sordera o transmita visualmente insensibilidad poco tiene que hacer en estos tiempos en los que la calle busca perfiles de cercanía, sensibilidad y credibilidad. Viendo la primera imagen, ¿alguien se cree algo de lo que pueda decir el Presidente? Aunque más tarde cumpla con sus compromisos, para la sociedad en general habrá perdido su primera batalla que es la de sensibilidad inmediata. Confiemos que en este año de múltiples citas electorales, los candidatos vayan mucho más allá del simple falso gesto de quitarse la corbata, del apasionamiento desmedido de prometer la solución de todos nuestros problemas o de vender que se ha cumplido con los deberes.

¡Qué enorme soledad transmite esa comparecencia ante los medios de comunicación! ¡Qué lejos de la realidad se han colocado! ¿No miran las fotos y las imágenes después para darse cuenta de su soledad? Es hora de que el político vuelva a la calle, pero de verdad, y no solo para saludar en los mercados o llamar puerta a puerta. Sin olvidar sus altas responsabilidades y sus actos institucionales tradicionales, deben instalarse al lado dela ciudadanía, y eso requiere de la organización de eventos que transmitan confianza, cercanía y credibilidad. En fin, poco optimista soy si quienes deben organizar esos eventos no han sido capaces de reciclar que los actos ya deben hacerse de otra forma. Cuando algún día vea a un alto gobernante haciendo la compra del fin de semana, y no lo hace de cara a la galería, empezaré a pensar que quizá comience el cambio. ¿Alguien ha visto al presidente en la tasca de la esquina tomando un vinito mientras se suma al jaleo de quienes siguen un partido de fútbol? Pues sería una buena terapia.