Peligra el buen protocolo en la ceremonia de proclamación del Rey Felipe VI

Foto montaje Congreso Preparativos para la ceremonia en el Congreso de los Diputados. Al fondo el estrado presiencial.

Quedan aún aspectos importantes por cerrar del protocolo de la ceremonia de proclamación del Rey don Felipe VI, que se celebrará este jueves día 19 de junio en el Congreso de los Diputados. A la hora en que redactamos este escrito prosiguen las reuniones entre los equipos organizativos de la Casa de Su Majestad, Presidencia del Gobierno y del propio Congreso, sin que se haya cerrado un acuerdo satisfactorio para todos. Es obvio que al final habrá un programa y un protocolo aceptado por las partes, aunque estoy convencido que muy probablemente nos veamos sorprendidos por determinadas decisiones al respecto.

El programa de la ceremonia, más o menos, está listo y ha trascendido, aunque quedan pequeños detalles relativos al desarrollo del acto y su etiqueta. Sin embargo, observamos que no hay confirmación fidedigna todavía sobre dos aspectos singulares: la asignación de sitios para las autoridades que estarán en el estrado del hemiciclo y la etiqueta que éstas han de llevar.

El lunes, día 16, me quedé muy sorprendido cuando varios medios de comunicación confirmaban que los presidentes de los principales poderes del Estado estarían en el estrado, situados próximos a los futuros reyes. Aunque oficialmente nada se ha dicho al respecto, fuentes fiables de la presidencia del Gobierno me han transmitido que su propuesta es que junto a los futuros reyes e hijas estén, además de los presidentes del Congreso y Senado –así como las Mesas correspondientes-, los presidentes del Gobierno, Tribunal Constitucional y Consejo General del Poder Judicial.

Que estos tres últimos se ubiquen en el estrado puede parecer razonable, aunque entiendo que no hay razón alguna para ello como explicaré más adelante. Lo que me ha sobresaltado, es la confirmación de la postura oficial de a Presidencia de que el Presidente del Gobierno se sitúe a la derecha de los reyes y por delante de los presidentes de las Cámaras. De esta forma quedaría el protocolo de la siguiente forma: dos sillones centrales para los reyes, a su izquierda dos sillas para las hijas de éstos (Princesa de Asturias doña Leonor y la infanta doña Sofía), y a su derecha (y en este orden) los presidentes del Gobierno, Congreso, Senado, Tribunal Constitucional y Consejo General del Poder Judicial (ordenados según el artículo 10 del Real Decreto 2099/83). Por detrás de ellos, en una segunda línea, estarían los miembros de las Mesas del Congreso y el Senado (los 4 vicepresidentes y 4 secretarios de la Cámara Baja y los 2 vicepresidentes y 4 secretarios de la Cámara Alta, un total de 14 personas, más el Secretario General del Congreso que es Letrado Mayor de las Cortes).

Descafeinar el simbolismo

Creo que la presencia de las altas autoridades en el estrado, a excepción de los presidentes de las Cámaras, no es idónea, por cuanto que descafeína el simbolismo esencial que debe transmitir la proclamación de un nuevo Rey por las Cortes Generales. Es a los representantes de aquellas a quienes corresponde el máximo protagonismo (similar al del propio Rey), pues no debe olvidarse que es una ceremonia en la que don Felipe es proclamado por las Cortes Generales que lo hacen en nombre del pueblo español a quien representan. No debe de olvidarse esto porque de lo contrario estaríamos perdiendo la esencia del significado del evento y su justificación. No es un acto de toma de posesión como tal, sino una proclamación que hace una institución en nombre del pueblo y conforme a lo estipulado por la Carta Magna. El Presidente del Gobierno, así como el del Tribunal Constitucional y el del Consejo General del Poder Judicial, no son los representantes legales de la soberanía popular.

El Presidente del Gobierno tiene su escaño en el primer sillón azul en la zona de los diputados y ese debe ser su sitio, como también lo es el que ocuparán en el estrado los presidentes y miembros de las Mesas de las Cámaras (en 1975 el Presidente del Gobierno estaba en el estrado, porque entonces los sillones azules ahí estaban situados, pero su titular Carlos Arias Navarro no ocupó lugar especial alguno). Por su parte, los otros dos representantes deberían ir los primeros en la tribuna de autoridades. Ese es el protocolo correcto y el adecuado al sentido del acto. No obstante, si ese es el deseo conjunto puede reservarse sitio a los otros presidentes de los poderes, pero en posición menos relevante (de hecho para el presidente del Gobierno así se hizo en la jura del Príncipe de Asturias).

La independencia de los poderes

Una cosa es que estén en el estrado y otra es que el Presidente del Gobierno ocupe un lugar prioritario frente a los presidente anfitriones que representan al Congreso y el Senado que tienen la responsabilidad constitucional de proclamar. Sería inaudito que la propuesta saliera adelante y en mi modesta opinión un severo paso atrás. Se evidenciaría con ello una inaceptable sumisión de las Cortes al Gobierno, rompiéndose el principio de la independencia de los poderes, algo que hasta ahora en la democracia se ha venido respetando escrupulosamente en los actos promovidos por los diferentes poderes (solo ceden a la Familia Real). Sentaría un mal precedente y, desde luego, un inadecuado protocolo.

Lo normal es que los presidentes de las Cámaras ocupen un lugar de relevancia tras los reyes, y que el resto de los poderes (de estar en el estrado) tomen posiciones más discretas, nunca por delante de los anfitriones. Me he quedado severamente preocupado cuando desde la Presidencia del Gobierno me han confirmado que ésta es la postura que defiende el presidente Rajoy (veremos si finalmente sale o no). Pienso, y ahora más que nunca, que los altos representantes de las Cortes deberían apelar al principio de la independencia y exigir al Gobierno el puesto que les corresponde. Ya en el año 1986, con ocasión de la jura del Príncipe de Asturias al cumplir su mayoría de edad, hubo una gran polémica interna por el deseo del entonces presidente Felipe González de hacer uso de la palabra en la ceremonia, cuestión a la que se opuso radicalmente el entonces presidente del Congreso, Gregorio Peces Barba. Y González se quedó sin hablar, que es lo que tocaba.

Veremos lo que al final se ejecuta, pero a esta hora no habría que descartar, incluso, un posible discurso de Mariano Rajoy, a quien desde luego sólo le faltaría “usurpar” la función de proclamar (confiemos que no se llegue a ese extremo) y tomar él mismo el juramento al nuevo Rey. El protocolo debe responder no sólo al sentido común, sino a la función constitucional que le corresponde. Son las Cortes quienes convocan el acto, y el presidente que las representa quien toma el juramento al Rey y le proclama como tal, en nombre de todos los españoles (pues ese es el significado de la ceremonia).

Sigo sin dar crédito que se haya planteado que el Presidente del Gobierno se coloque por delante de los máximos responsables del Congreso y Senado. Sería la primera vez que esto ocurriera. Resultaría un protocolo absurdo que hace peligrar el sentido de la ceremonia. No es el gobierno quien proclama, sino el pueblo español a través de sus verdaderos representantes, que son los miembros del Congreso y el Senado. Que nadie se equivoque al pensar que el gobierno representa a los ciudadanos. No. Otra cosa es que gobierne por el bien de todos, pero lo hace desde la confianza trasladada por los grupos parlamentarios que le han votado. El Congreso y el Senado es la verdadera voz de los españoles.

Los honores y recibimientos

Por otra parte, ya se ha cerrado que el Presidente del Gobierno con el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, recibirán a pie de coche a los Reyes y miembros de la Familia Real que les acompañarán. Don Felipe y doña Letizia, que ya vienen como reyes desde las 00.00 horas de ese jueves, recibirán honores con la interpretación del himno nacional en su versión completa (52 segundos), a cargo de una unidad mixta de los tres ejércitos, a cuyo mando se encontrará un teniente coronel del Ejército del Aire. Don Felipe y doña Letizia se subirán al podio de honor, y quedarán a su derecha (fuera del podio) la Princesa de Asturias, doña Leonor, y su hermana la infanta doña Sofía. Será la primera vez que la Reina participe en unos honores en su nueva condición, situada fuera del podio y a continuación de sus nietas y antes que la infanta Elena. Comienza así a visualizarse el nuevo protocolo al que debemos acostumbrarnos.

La caravana real vendrá escoltada desde La Zarzuela por la Guardia Real motorizada. Tras la ceremonia, será relevada por el Escuadrón a caballo de dicha Guardia, que escoltará en su recorrido urbano hasta el Palacio Real. Cuando la comitiva llegue a Palacio estarán presentes los diferentes grupos de honores de la Guardia Real, formados en el Patio de Armas.

Tras la revista de honores en la Carrera de San Jerónimo, en la escalinata principal del Palacio de las Cortes, recibirán los presidentes del Congreso y Senado y ya en el vestíbulo principal los presidentes del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial. En el Salón de Pasos Perdidos saludarán, y en este orden, los miembros de las Mesas y los portavoces de los grupos parlamentarios. Tras la bienvenida, y la pertinente espera a que todo el mundo ocupe sus asientos, asomarán al hemiciclo los presidentes, y los cuatro miembros de la Familia Real: Rey, Reina y sus dos hijas (en este orden). Comenzará así la ceremonia en la que se supone que tras el himno nacional, tomará la palabra el Presidente del Congreso (previo anuncio por el Letrado Mayor del inicio de la sesión plenaria solemne conjunta) para pronunciar una breve alocución y tomar el juramento correspondiente. Tras la jura del Rey ante la Constitución (y junto a los dos símbolos tradicionales, la Corona y el Cetro, depositados sobre un cojín dispuesto en una mesa baja), el Presidente del Congreso anunciará que queda proclamado don Felipe Vi como Rey de España y gritará la expresión “¡Viva el Rey! Finalmente, el nuevo monarca dirigirá un discurso que culminará con la expresión de “¡Viva España!

De ahí saldrán a la escalinata principal en el exterior del Congreso para presidir un pequeño desfile militar y, posteriormente, en coche previsiblemente cerrado, acudir al Palacio de Oriente, donde tienen previsto asomarse al balcón situado sobre la Puerta del Príncipe, que mira a la Plaza de Oriente. Saldrán primero los nuevos Reyes, luego sus hijas y finalmente don Juan Carlos (ausente en la ceremonia del Congreso por su expreso deseo) y doña Sofía. Tras saludar a los congregados, se iniciará la Recepción Oficial a la que acudirán por parte de la Familia Real solamente don Felipe y doña Letizia, retirándose sus predecesores. Más de dos mil personas, representantes institucionales y de la sociedad en su conjunto, así como el cuerpo diplomático acreditado en España, forman parte de la lista de invitados que asistirán a la primera Recepción ofrecida por el nuevo Rey. Finalizarán así los actos oficiales.

Las “fotos” de la ceremonia

Si hubiera que apostar por las fotos históricas de esta jornada, y las que seguramente serán más utilizadas por los medios de comunicación, nos quedaríamos con tres momentos muy simbólicos (ojo, si no hay otros factores que desvíen el centro de atención), citadas por orden horario:

  1. Imposición por don Juan Carlos del fajín de Capitán General a don Felipe, en el Palacio de La Zarzuela.
  2. Momento en que el Rey jura la Constitución Española de 1978.
  3. La foto de la Familia Real en el balcón de Palacio.

La etiqueta de las autoridades en el Congreso

Ha quedado ya despejada la duda relativa a la etiqueta que llevará el Rey don Felipe. Aunque en un principio se habló del uniforme de gala de Capitán General de Ejército de Tierra, finalmente llevará el de Gran Etiqueta del Ejército de Tierra, compuesto de guerrera azul con tirilla y puños blancos, pantalón azul, zapatos y calcetines negros, guantes blancos y gorra de plato azul, al que añadirán el Toisón de Oro colgado al cuello en su versión de Jefe Soberano de la Orden, las tres grandes cruces de los ejércitos y la banda azul correspondiente a la Gran Cruz de la Orden de Carlos III). Queda aún por conocer finalmente la etiqueta que portarán las autoridades que ocupen asiento en el estrado del hemiciclo. Se sabe que a los diputados, senadores e invitados sentados en el hemiciclo o en la planta primera de invitados, se les ha sugerido (subrayamos de forma consciente) traje oscuro y vestido corto, que admite también el traje pantalón (que afecta también a quienes ocupen asiento en la tribunal real).

A la hora de cerrar este post, ninguna de las instituciones implicadas en la organización, nos han podido confirmar si quienes ocupan asiento en el estrado (al margen de la Familia Real) llevarán chaqué o traje oscuro. Y estamos a menos de 48 horas. No es el presidente del Congreso muy de esta prenda, ni tampoco otras autoridades afectadas, por lo que seguramente no sabremos la decisión a lo mejor hasta el mismo día. La lógica nos indica que un Rey que acude de uniforme de gala debiera correspondersele con el chaqué, pero también entendemos que los presidentes y miembros de las Mesas del Congreso y del Senado no quieran destacarse en la etiqueta frente al resto de sus colegas diputados y senadores. En fin, lo único que parece claro es que llevarán la medalla del Congreso y del Senado, respectivamente.