El protocolo y la industria de los eventos no han dicho la última palabra

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El II Congreso Universitario de Comunicación y Eventos, celebrado en Madrid los pasados días 3, 4 y 5 de abril, ha aportado una inusual frescura a la potente industria del sector de los eventos, al tiempo que ha propiciado un avance singular en lo que hoy es la verdadera cara del protocolo. Las conclusiones aprobadas por el Comité Científico avalan el cambio que está sufriendo esta histórica profesión que sin dejar el marco institucional se adentra de lleno en todos los sectores de la vida, la sociedad y su economía.
Ha aportado frescura porque ha acreditado que más allá de normativas y precedencias hay vida en el Protocolo y que lejos de la negativa percepción que la palabra trasmite en sociedad se posiciona en la más potente industria que tienen ahora mismo la mayoría de los países desarrollados, entre ellos España. Ha roto con esa absurda división entre protocolo –como lo reservado al ámbito oficial, diplomático y social- y los eventos –asociado a los actos de la empresas y otras entidades no oficiales-.
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El protocolo, como disciplina que tiene vida propia, fruto de siglos de existencia y evolución, se acredita como el eslabón necesario para unificar la interdisciplinaridad que mueve todo el sector de los eventos. Es el que pone orden, el que armoniza las acciones y el que regula el conjunto de medidas necesarias para que se hagan realidad los actos. No son mundos diferentes el protocolo y la organización de eventos. Hay uno único, aunque con las singularidades lógicas de un ámbito tan extenso que requiere avanzar cada día más en la necesaria especialización.
Este Congreso deja desde las reflexiones y experiencias de sus 41 ponentes y conferenciantes que la organización de actos precisa de nuevos criterios que sin renunciar a los tradicionales den respuesta a las necesidades actuales de las instituciones públicas y privadas. Derribar esa barrera existente hasta ahora entre ambos mundos ha sido una de las grandes aportaciones del encuentro.
Se ha demostrado que el protocolo con visión actual no está muerto, y que sus posibilidades de recuperar su necesario papel son altas, aunque para ello es vital que los profesionales comiencen a explorar nuevas creatividades, aplicar los cambios comunicacionales y utilizar adecuadamente las tecnologías existentes. No todo gira sobre presupuestos inalcanzables, sino sobre buenas ideas que han de estar conectadas claramente a los objetivos organizativos y a la obtención de resultados medibles. Esa es la gran revolución a la que se está enfrentado el sector desde la perspectiva global.
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Visión menos endógena
Con independencia de que el Congreso haya permitido ver las últimas novedades y tendencias, desde una perspectiva menos endógena con la que hasta ahora se han planteado estos encuentros, favorezca la conexión y relación entre los especialistas y genere la inquietud por seguir reciclando, estimo que ha aportado algo más necesario: visualizar con claridad la viabilidad del sector en su conjunto si se encaran los cambios necesarios. Hemos de generar una nueva “tarjeta de visita” para una función que recobrará el prestigio ante las clases políticas, mediáticas y sociales. No hay que renunciar a nada para ello, sino sencillamente evolucionar y saber vender bien lo que hacemos.
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Por otra parte, el Congreso ha demostrado que es posible organizar foros desde nuevos formatos y aunque queda mucho por avanzar, se ha puesto la primera piedra de algo que no tiene retorno. Hay sitio en nuestro país para celebrar encuentros desde diferentes prismas y vocaciones, y todos son útiles y necesarios. Éste, promovido por las universidades Complutense y Camilo José Cela, de la mano de las principales asociaciones profesionales, ha intentado cumplir sus objetivos, dando respuestas, a través del análisis, la investigación y las experiencias, a la necesidad de unir la comunicación y los formatos. Lo ha hecho desde la rigurosidad, acreditando que las universidades no solo deben mirar para atrás, sino consolidando el presente y sentando las bases del futuro. Las potentes conclusiones aprobadas por su Comité Científico dan buena cuenta de ello.
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La respuesta a los comunicadores mediáticos
Con una política de hechos y realidades ha sabido dar la mejor respuesta a la crítica reiterada (¿desprecio?) de los medios de comunicación hacia todo lo que tiene que ver con el protocolo como tal. Lo ha hecho mediante dos acciones de calado: con la presencia de los altos representantes de la mayor industria de nuestro país, queridos y respetados en el mundo de los medios de comunicación, y mediante la celebración de reuniones específicas con líderes de opinión que como actividad adicional ha permitido un contacto directo entre los organizadores del Congreso y más de veintena de periodistas de medios nacionales, un hecho éste inédito hasta el momento y cuyos frutos se irán viendo progresivamente. El Congreso quería dar una respuesta contundente a esta incomprensión, incluso algunos esperaban que sus asistentes se plantaran frente al Congreso de los Diputados con sus pancartas. Ha sido inteligente y meditada la respuesta dada, porque será más eficaz. De haber recurrido a acciones callejeras o grandes comunicados solo hubiera generado nuevas bofetadas. La acción se ha extendido a los otros líderes de opinión, los nuevos blogers e influencers que son esenciales para el prestigio profesional.
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La “fontanería” se impone y en ello no sólo trabajan los organizadores de este Congreso, sino las propias asociaciones profesionales, que con su acuerdo de avanzar hacia la Federación han conseguido un hito impensable hace meses y que contribuirá a la fortaleza de quienes nos dedicamos a esto. Las conclusiones de este encuentro ya están en las sedes de los principales partidos políticos y en las principales instituciones del país. No se queda sólo en una mera entrega de documentos. Hay una amplia agenda de reuniones al más alto nivel, que sólo hubiera sido posible cerrar con un Congreso de estas características, que ha superado, gracias a las redes sociales, la audiencia potencial de veinte millones de personas.
Lo bueno es que en este viaje, universidad y profesión se han dado la mano, porque era necesario y lógico. Investigadores y profesionales deben sumar porque persiguen la misma causa. Ha sido positivo, también, que profesionales inscritos hayan convivido y compartido espacios con personas que tras recibir formación universitaria al respecto (o estén a punto de culminarla) tratan de buscar sus oportunidades. Ellos también aportarán la frescura que se precisa, pero es bueno que lo hagan bajo la tutela de quienes tienen la experiencia.
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Un gran paso para todos. Merece la pena seguir apostando por la continuidad de este tipo de encuentros. Las palabras de Darío Regattieri, máximo responsable de una de las agencias españolas de eventos más importantes e influyentes, Eventísimo, grabadas en una entrevista en el marco del II Congreso, son muy esclarecedoras: el sector de eventos aún no ha dicho su última palabra. Nos vemos en el III Congreso en mayo de 2015. La cita de nuevo en Madrid.

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