El fuego en el protocolo olímpico

La llama, una vez encendida con el espejo parabólico en el Templo de Hera, es conducida para el encendido de la primera antorcha de Tokyo 2016.

Los expertos en protocolo deportivo saben la importancia que tienen los símbolos y su uso en las diferentes ceremonias. En el movimiento olímpico la simbología es esencial como una herramienta básica para transmitir los valores globales del deporte que a través de diferentes disciplinas concentran en dos semanas a atletas de los cinco continentes. Esos símbolos están continuamente presentes en las citas olímpicas y en lugares muy destacados. Es una manera muy directa de señalar que lo importante no es solo ganar –aunque para muchos deportistas lo sea-, sino propiciar un encuentro mundial entorno al deporte y el espíritu de convivencia y sana rivalidad que representa. El pasado jueves, 12 de marzo, se cumplió de nuevo la tradición del encendido del fuego olímpico en el Templo de Hera en Olympia (Grecia), que tras un breve recorrido por territorio heleno (que ha quedado suspendido), viajará hasta la gran isla japonesa, llegando el 26 de marzo de 2020 desde el J-Village National Training Center de la prefectura de Fukushima, para pasar por 859 municipios de todo Japón, lo que permitirá que el 98 % de la población nipona tenga la oportunidad de ver y disfrutar del viaje del fuego simbólico camino del estadio olímpico de Tokyo (国立霞ヶ丘陸上競技場 Kokuritsu Kasumigaoka Rikujo Kyogijo).

Hay que recordar que los juegos nacieron en 776 a.C. en Olympia, disputándose cada cuatro años en honor de los dioses, especialmente en honor de Zeus y Hera. Los Juegos tenían una importancia no solo deportiva sino también social y política. El tiempo se medía en Olímpiada y durante los Juegos se declaraba la paz olímpica, es decir, se paraban las guerras entre las ciudades que competían. Se interrumpieron con el emperador Teodosio en el 392 d. C. porque se consideraban como una manifestación pagana. Empezaron de nuevo en 1896, en Grecia, gracias a Pierre Fredy de Coubertin, conocido como el barón de Coubertin que pensaba que el deporte y, especialmente, el atletismo era fundamental en el desarrollo del ser humano. Desde 1896 se celebran cada cuatro años, salvo durante el período de la Segunda Guerra Mundial (no hubo ediciones en 1940 y 1944). Los juegos de invierno se crearon en 1924 en la localidad francesa de Chamonix. Continúe Leyendo…

Protocolo deportivo: Rusia 2018

La final del Campeonato del Mundo de Fútbol (el Mundial) de Rusia 2018, ha dejado unas cuantas “perlas” desde el punto de vista del protocolo deportivo, que en algún caso ha alcanzado a las redes sociales, incluso, a la mayoría de los medios de comunicación generalistas y deportivos, generándose amplios debates acerca de algunas situaciones. Si el presidente francés, Emmanuel Macron, no debiera haber celebrado como lo hizo los goles que dieron la victoria a su selección; si la presidenta croata, Kolinda Grabar, no tendría que haberse puesto la camiseta de su equipo, ni tampoco celebrar los goles; si el presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA, entidad organizadora de este acontecimiento), Gianni Infantino, debería estar a la izquierda y no a la derecha del presidente ruso, Vladimir Putin, en los palcos de la inauguración y la clausura; si habría que tener preparado un “plan B” en caso de lluvia fuerte a la hora de la entrega de los trofeos (como ocurrió); por qué no llegaron a tiempo los paraguas; cómo es posible que cuatro miembros del grupo musical feminista ruso Pussy Riots burlaran la seguridad y saltaran como espontáneas en mitad del partido final, etc. Son algunas de las preguntas o reflexiones que muchos se han hecho al respecto. Ha habido más situaciones de interés y en relación al protocolo estricto, hemos de decir que quizá para mi lo más relevante ha sido la estrategia de doble falsa presidencia en los palcos a los que acudía el Presidente ruso, o la no cesión del puesto 1 por el Presidente de la FIFA o su delegado aún cuando asistieran personalidades del máximo nivel.

protocolo deportivo

La selección francesa en el podido donde recibió la Copa del Mundial Rusia 2018, tras vencer a Croacia por 4 goles a 2, en Moscú.

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Un buen protocolo hace más grande al deporte


Una vez más el Protocolo y la adecuada organización hicieron posible que  los aficionados en general de la ya reconocida “Armada española” pudieran disfrutar de la grandeza que supone llegar a lo más alto de una competición de Tenis entre naciones. De esta forma, en mitad de un hermoso duelo de hinchas, “la roja” se impuso a la selección argentina tras una disputadísimo encuentro entre Rafael Nadal y Juan Martín del Potro que se prolongó durante más de cuatro horas.

En ese tiempo los dos jugadores quemaban todas sus energías, uno para cerrar la victoria definitiva de su equipo y el otro para alcanzar un empate en la contienda que mantuviera vivo el sueño argentino de devolver la faena del Mar de Plata. Finalizada propiamente la competición, llegaba la alegría desbordante de unos y la tristeza de otros, pero es ahí donde un buen Protocolo se hace enormemente gigante. Ha de estar preparada la ceremonia de premiación, incluso las celebraciones paralelas y siguientes, y desde la perspectivas todas las posibles situaciones. Es fundamental en el deporte que los actos de celebración sean extraordinariamente cuidados y preparados para que realmente se pueda trasladar más allá de la cancha las emociones.
Para argumentar esta circunstancia sólo es necesario observar las portadas digitales e impresas de los principales diarios españoles  en las que se repiten  imágenes similares de la “quinta española” junto al Rey con la “Ensaladera” (Copa) entre sus manos o bien mostrando a los cinco jugadores más el capitán enganchados como una cadena que irradia felicidad. La cuidadosa preparación y desarrollo de la ceremonia de entrega de los trofeos a los finalistas –que obviamente tuvieron su momento de reconocimiento- y a los vencedores fue clave para que los medios de comunicación pudieran transmitir con elegancia, sencillez y nitidez el sentimiento de las partes. Sin una adecuada organización, pensada en primer lugar para premiar a los protagonistas, y en segundo lugar para hacer partícipe a las aficiones implicadas se hubiera perdido mucha eficacia comunicativa. De lo contrario hubiera sido un caos, un desorden, que no hubiera estado a la altura de la brillantez deportiva. Esto es el más claro ejemplo de cómo la comunicación necesita de un buen protocolo que le proporcione la puesta en escena de la victoria o la derrota.
La “foto” es para unos la celebración y el desconsuelo para otros, y esas imágenes deben ser pensadas para que den la vuelta al mundo. De ahí la importancia de que todo lo hecho estuviera plenamente estudiado y preparado. Respetando las exigencias que las Federaciones imponen para una ceremonia de premiación, el momento de la entrega de los trofeos se hace más grande cuando el Protocolo favorece la espontaneidad de los sentimientos, aparta a los oportunistas de la foto y se centra solo y exclusivamente en lo que es el deporte y sus representantes (sin menospreciar a quienes lo patrocinan). Siempre se ha dicho que en la celebración deportiva intentar poner orden o un determinado protocolo es ganarse un chorro de cava en la cabeza. Es difícil, sí, pero hay tiempo para todo. Para la dignidad del deporte en sí, el respeto a los deportistas de una y otra parte y el homenaje a la hinchada, es necesario que tras el partido se canalicen las emociones con una adecuada puesta en escena que no trate de ahogar la alegría, pero que tampoco ignore al que sufre. Ya vendrán después momentos más libres de celebración a la que los deportistas tienen derecho y la hinchada también.
Por eso, sin un buen protocolo ayer en La Cartuja de Sevilla no hubiera sido lo mismo. Y aunque hubo determinados aspectos muy mejorables pero que no restaron relevancia -eso sí debe de evitarse que alguien de la organización, con walki en la mano,  esté cruzándose constantemente por el medio en una especie de “sinvivir” para que nadie tapara a los medios  y se hiciera lo previsto (tema nada fácil en estos casos, pues los deportistas suelen olvidarse de que sólo desde determinados ángulos puede compartirse la celebración con el público que ha seguido en su casa, o en el bar, o en el taxi, la final de la Copa Davis). La ceremonia fue sencilla pero brillante, a la altura del partido, con reconocimiento incluido a los árbitros, ayudantes y recogepelotas y con un Rey de España que siguiendo las indicaciones de Protocolo dejaba el puesto entre el público para pisar el albero y sumarse al evento final.
Creo que las imágenes que ayer pudimos vivir acredita la importancia de un buen protocolo en el deporte, cuya aplicación correcta solo hace que engrandecerlo. Ha de ser una organización a la altura de las circunstancias y sin olvidar que hay muchos millones de aficionados que han de conformarse con la televisión. La foto que se adjunta a esta columna acredita cómo en una sola instantánea se puede decir todo: triunfo para la “roja”, valor de equipo, compartir la victoria con todos los españoles, el reconocimiento individual,  el apoyo y agradecimiento del país a través de la presencia del Monarca y todo ello en una reconocible pista de tenis. Solemnidad con el himno del campeón y presencia de los símbolos nacionales. Con imágenes así, las miles de fotografías que se tomaron durante el encuentro quedarán simplemente para los detalles complementarios o para el archivo gráfico.
Ya será cuestión de analizar en otro momento el por qué el himno no termina por hacer vibrar a los aficionados, que gritan mejor otro tipo de melodías como la expresamente hecha para este acontecimiento y cuya letra cantaba todo el mundo:
“Pasan los años, pasan los jugadores, es por un sueño que vamos a luchar, vale la pena, la Roja es lo más grande, el público que cante, gritando sin parar… por eso yo te quiero dar… Sevilla mi corazón, yo te sigo a todas partes, gracias por ser español… yo te quiero dar… Sevilla mi corazón, yo te sigo a todas partes, gracias por ser español… En cada punto me dejaré la vida y cada bola será el último ser, porque la Roja jamás será vencida, vamos España arriba, dejémonos la piel…”. (para oírlo en esta dirección:http://www.youtube.com/watch?v=zutLgjGxyXM).
Claro con el permiso del “A por ellos” que sigue siendo el principal himno de guerra. Puede que esté bien así para el himno nacional se preserve únicamente para la parte más solemne y oficial. Una cuestión a estudiar más: ¿debe los símbolos nacionales ir más allá de lo que la ley permite o aconseja? ¿Puede un jugador acudir a recoger el trofeo envuelto a modo de falta con una bandera de España como en el caso de Verdasco? ¿Puede seguir autorizándose la venta de banderas constitucionales con el toro, el escudo del Real Madrid o del quijote como vimos en las imágenes de la tele? Pero ese es otro debate.