Protocolo para las banderas en luto oficial

Banderas a media asta en el Ayuntamiento de A Coruña, tras declarar la Corporación Municipal luto oficial en su municipio.

Banderas a media asta en el Ayuntamiento de A Coruña, tras declarar la Corporación Municipal luto oficial en su municipio.

Los asistentes a las VII Jornadas de Protocolo Covid’19 han asumido como suya la propuesta de la Asociación Aragonesa de Protocolo sobre la aplicación en las banderas oficiales cuando se declare luto oficial nacional, autonómico y local. El 67 por ciento de los asistentes dieron su si sin condiciones y un 32 por ciento también apoyaron el documento aunque pedían algunos ajustes. Sólo un 1 por ciento estimó que no al señalar que deberían ampliarse las recomendaciones. Del análisis de esos resultados acreditan que la totalidad estiman necesario disponer de ese documento, que seguramente con el tiempo irá ajustándose más e incluir nuevas recomendaciones. No se trata de normativa alguna, por supuesto, sino un documento de recomendaciones que nosotros mismos, los profesionales, nos damos para tratar de unificar las decisiones ante la laguna legislativa existente en España hasta el momento. La propuesta presentada por los aragoneses en formato de comunicación argumentada, ha sido elevada a título informativo a la dirección del departamento de protocolo de la Presidencia del Gobierno, que tiene las competencias de la extinta Jefatura de Protocolo del Estado.

En las líneas que siguen se hace un resumen de los detalles de las recomendaciones que se harán llegar a todas las personas interesadas, asociaciones y sus socios y a los servicios de protocolo de las instituciones o empresas que lo soliciten, así como a las personas que se han inscrito en las pasadas Jornadas de Protocolo Covid’19 (“Eventos ante la crisis”) (ya casi dos mil profesionales) o lo hagan en las IX Jornadas, en este enlace:

https://us02web.zoom.us/meeting/register/tZUrc-isqTwoGtCQbdBz7ro-ldEKZ4MtXlPO

El documento hace referencia también al uso de la bandera de Europa del que nos ocuparemos en un siguiente post.

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¿Por qué en contra del Colegio de Protocolo?

El apreciado y respetado colega, Juan de Dios Orozco López, acaba de publicar un post en su blog que supongo surge al hilo de mi artículo de ayer sobre la necesidad de avanzar hacia el Colegio Profesional de Protocolo y Eventos, así como dar los primeros pasos para su consecución. Su rotunda oposición y algunas cuestiones que afirma me dejan bastante preocupado porque sencillamente creo que no es apostar por una profesión de futuro. Lo digo desde el afecto y conocedor de su trabajo en apoyo de todos los profesionales. Pero ese apoyo hay que hacerlo desde la razón y no sólo desde el corazón. También hablo como socio que soy casi desde los inicios de la Asociación Española de Protocolo y creo no ser sospechoso de mi apuesta por el asociacionismo desde muchos años antes de que entraras tu como asociado. No he pedido cargarme la AEP, al contrario, potenciarla como la gran federación nacional. ¿Qué hay de malo en esto? A veces los árboles no dejan ver el bosque. Pero te pido que tomes estas respuestas como un mero debate de interés y hecho desde el cariño para aportar otros elementos que permitan a todos formarse un juicio definitivo.

Por otra parte, me preocupa el gran desconocimiento que parece desprenderse del post acerca de lo que es hoy un Colegio Profesional, ya sea habilitante o no habilitante. Por lo tanto las conclusiones a las que aludes en el informe no cuestiona para nada la idea que muchos tenemos de ir hacia la colegiación, al contrario, lo refuerza. He participado en la constitución de varios colegios profesionales de periodistas –el ejemplo más próximo a nuestra profesión-, que no son habilitantes, pero tienen unas competencias valiosas y, especialmente, como entidad de derecho público la capacidad de ser interlocutor oficial ante la administración y poder emitir opiniones oficiales sobre la legislación que les afecta. Ya sólo esto, ¿no merece la pena? Por eso no entiendo la reacción y más cuando mezclas la propuesta con otros problemas que nada tienen que ver con el debate, metiendo en un saco muchas cosas que desvían el debate de lo principal. Un posicionamiento de amargura el tuyo que después de leerlo da la sensación de que esta profesión no tiene futuro alguno. No es cierto, estamos ante una profesión que crece, pero ha de crecer bien sino queremos matarla.

Creo que tu post no puede dejarse sin contestar y desde mi condición de socio de la AEP, ex vicepresidente primero de la misma y ex directivo durante más de 15 años, fundador de la OICP, socio de la Asociación de Protocolo, Eventos y Comunicación del Principado de Asturias, socio de honor de varias asociaciones extranjeras y nacionales, miembro de las Academias de Protocolo de México y Argentina, puedo opinar sobre el futuro de esta profesión, sin más intereses que la defensa de nuestro oficio y su reconocimiento. No me metas a mí en otros “charcos” que deberían ir a la depuradora. Me mueve el interés profesional, el colectivo, y de ello he dado muchas muestras de mi compromiso a lo largo de toda mi carrera profesional.

Si hablamos de la propuesta de un colegio, ¿a qué vienen tus palabras? Un debate no es soltar lo que uno lleva dentro sin que tenga relación con lo que se habla. ¿Crees que tengo intereses de parte en la creación de un Colegio? ¡Qué poco me conocen quienes piensen eso! Mi interés se llama la profesión, porque creo en ella, soy feliz con ella y quiero que avance para encontrar un mejor futuro y un mayor reconocimiento en la sociedad.

No puedo dejar de responder al post, y para que nadie me acuse de manipular voy a reproducir tus comentarios tal cual (en cursiva), y sobre cada uno de ellos daré mi opinión con frases subrayadas, para no desvirtuar o descontextualizar o sencillamente para quienes no nos hayan leído sepan las diferentes posturas. Vamos a ello. Continúe Leyendo…

El desembarco del Protocolo en el Periodismo

El sector periodístico “serio” debiera plantearse muy seriamente la importancia que tiene el Protocolo en la labor diaria que realizan cuando sus representantes hacen la cobertura de determinados eventos y escriben la crónica correspondiente. Por una parte, se cometen demasiadas ligerezas en los comentarios e interpretaciones sobre determinados asuntos que para nada se ajustan a la verdad. Si uno de los propósitos del profesional de la comunicación es informar verazmente de lo que ha visto, e interpretarlo lo más adecuadamente posible, no puede dejar a su intuición o a su “sentido común perceptivo”  determinados elementos que están presentes en el hecho noticiable y que provienen del ámbito del Protocolo. Hay demasiadas cosas, con mucho significado, que pasan desapercibidas para la opinión pública sencillamente porque el periodista no dispone de formación ni de información sobre cuestiones derivadas con otras disciplinas como la que es objeto de este comentario.

El cómo se dispone una ordenación de autoridades, el orden de las intervenciones, la colocación de las banderas, manera de producirse los recibimientos, la escenografía, etc., aportan una extraordinaria información añadida que para quienes conocemos el mundo del Protocolo nos permite profundizar aún más sobre el alcance de que todo el mundo puede ver pero no todos saben comprender o interpretar. Es ya exigible, dado que el Protocolo es algo que está presente en la totalidad de los eventos que cubren los medios de comunicación, que los redactores o locutores tengan unos mínimos conocimientos para ayudar al lector, al oyente o televidente a conocer el entorno y la globalidad del alcance de la noticia y de la información que de ella pueda desprenderse.

Creo que es absolutamente imprescindible que los planes de estudios de todas las carreras vinculadas a las Ciencias de la Comunicación -desdeluego, periodismo o cualquiera de las especialidades de Comunicación- incluyan una buena dosis de créditos de estudios relacionados con el Protocolo y la Organización de Eventos.

Protocolo y Organización de Eventos, bien que le pueda pesar a algunos, es una Ciencia dentro de la Comunicación -así reconocida por el Gobierno español y otros extranjeros- y debe servir, además de la función en sñí mismo que tiene, para contribuir a una mejor Comunicación global. Así como para hacer Protocolo es absolutamemte necesario tener una buena base de lo que representa la Comunicación y sus necesidades, las demás carreras han de prever lo mismo. Es notorio cómo al público se le usurpan muchos detalles, muy significativos, porque el periodista no repara en ellos o sencillamente no sabe valorarlos.

Aunque a veces hagan referencias a temas de Protocolo no llegan a averiguar su significado, limitándose a contar las cosas como si fueran una mera descripción de lo que ven sus ojos. Lo observamos a diario este problema, y a la inauguración de los Juegos de Verano de Londres me voy a remitir -por citar una gran evento internacional- para que se observe la pérdida de eficacia comunicativa que no se explique bien el alcance del ceremonial olímpico. Es una pena, porque detrás a veces hay más información de lo que aparentemente se ve.

No voy a ser tan atrevido de solicitar que en eventos complejos aparezca la figura del asesor de protocolo, que, así todo, debería de estar cuando realmente es necesario. Pienso que bastaría en principio con una adecuada formación de los periodistas a quienes, además, se les debería dotar de materiales a los que puedan recurrir para realizar las consultas pertinentes. Es obvio, que habrá situaciones donde sería conveniente la presencia de los expertos, pero en el día a día es el periodista quien debe de “saber leer más allá”.

En consecuencia, estimo que quienes estamos en el lado de la Organización, a través de nuestros representantes legales, que son las asociaciones, deberíamos propiciar acuerdos de colaboración que vayan encaminados en esta línea. Es obligado que las asociaciones de protocolo y de periodistas, la Academia de televisión, etc., lleguen a acuerdos encaminados a esta seria necesidad. Con ello se lograría, además, acabar con la frivolización del Protocolo, expresión que para muchos periodistas solo es cosa de reyes, corbatas y tacones, por citar tres tópicos. Creo que las asociaciones deberían tomar muy en serio propuestas de este tipo en beneficio de todos. También se puede decir que hacer Protocolo hoy de espaldas a la Comunicación y sin conocer sus exigencias actuales es suicidarse profesionalmente. Al margen de lo que hagan las asociaciones, al menos uno está ya en esa batalla.