El anfitrión desplazado por la autoridad en actos no oficiales

Anfitrión y autoridades

Presidencia de un Congreso no oficial con la Alcaldesa en el puesto principal.

Comentaba el pasado jueves un director de Comunicación de un Colegio Oficial de Médicos (COM), en el trascurso del XIII Congreso Nacional de Responsables de Comunicación (RESCOM) de Colegios Oficiales Médicos de toda España, en Logroño, la incómoda situación que vivió en un acto colegial al que se había invitado al Presidente del Gobierno regional y al Alcalde de la capital. Ambos estaban invitados al evento, y pocos minutos antes se presentó el Consejero de la Presidencia anunciando que venía en representación del Jefe del Ejecutivo autonómico y debía ocupar su lugar. ¿Pero cómo va a presidirlo si el Consejero tiene menos rango que el Alcalde y encima el ayuntamiento ha cedido su instalación municipal? En caso de que el Presidente del COM decida ceder lo hará en favor de la autoridad de mayor precedencia, se le respondió. Y el Consejero amenazó con marcharse. Obviamente la misma amenaza hizo el Alcalde si no se respetaba su ubicación.

Con independencia de que ambos líderes políticos eran de partidos diferentes, y probablemente ahí residiera el origen del problema, no es la primera vez que ocurre, incluso con personalidades del mismo partido. No hace muchos días algo similar se produjo en otra comunidad. ¿Debería contemplarse en la legislación española de precedencias el derecho del Presidente de una Comunidad a hacerse representar en su territorio y que el represente reciba el tratamiento protocolario de su representado? Es decir, lo mismo que el Real Decreto 2099/83 prevé para el Rey y el Presidente del Gobierno. Así también para el Alcalde en su municipio. Lo peor, ¿nos estamos cargando la importancia y relevancia del anfitrión en un evento? Y en estos líos estamos implicados, a veces para bien y en otras no para tan bien, los profesionales.

Hacíamos referencia a este problema en este mismo blog en octubre del pasado año: https://carlosfuente.es/2017/10/ceder-la-presidencia-una-cuestion-excepcional-cortesia/ . Igualmente, también hemos tratando si la representación debe aceptarse para el presidente o el alcalde accidental: https://carlosfuente.es/2017/05/la-representacion-protocolaria-los-presidentes-autonomicos/

“No los invites”

En mayo de 2017, bajo el título “La representación protocolaria de los presidentes autonómicos” abordábamos este problema y como sigo pensando lo mismo me remitiré a lo expresado en aquél texto. Por lo tanto mi reflexión no irá por ahí, sino que utilizaré de pretexto el problema de Cantabria mencionado, para dar visibilidad a los cientos de entidades locales y regionales que no son instituciones oficiales y que sufren la “apisonadora” del protocolo de las altas autoridades que, aunque con su presencia puedan prestigiar el evento, a veces –por no decir normalmente- terminan por descafeinar sus objetivos. Hay tanta casuística al respecto, que la mayoría de los expertos en protocolo terminan por aconsejar en foros públicos o privados que “si quieres evitarte problemas no invites a la autoridad o autoridades que vayan a reclamar un puesto mayor del que tienes previsto”.

¿Ponen precio las autoridades por su asistencia?

Los organizadores de este tipo de entidades locales y regionales (Cámaras, Colegios Profesionales, asociaciones, promotores de congresos etc.) desean la presencia institucional por lo que supone de apoyo y respaldo, pero tampoco quieren que genere enfrentamientos o incomodidades. Pasó recientemente algo similar en un congreso médico en Oviedo, por una pugna por el sitio entre el Delegado del Gobierno y el Alcalde de la ciudad. Su nivel de enfrentamiento político llegaba incluso al personal, de tal forma que ninguno aceptaba el sitio que les correspondía, ni tampoco asistirían si debieran sentarse juntos. Es increíble que tengamos políticos así, pero los hay y es necesario lidiar el problema que para eso está el protocolo. Al final hay soluciones, pero siempre sale perdiendo el anfitrión no autoridad, que ha de sacrificar su puesto para evitar el enfrentamiento. Es como el precio que tiene que pagar por su acto.

A debate en el Congreso

No voy a entrar en más profundidades, pero creo que esta cuestión debería debatirse también en el VI Congreso Universitario de Comunicación y Eventos, que dedicado monográficamente al protocolo local se celebrará en Madrid los días 15 y 16 de noviembre. Hablaremos de si el Presidente autonómico debe presidir a cualquier acto que vaya (si no hay una autoridad superior) como ocurre ya habitualmente, o si quien le representa debe ocupar su puesto (como en el caso de Cataluña), o si los alcaldes o presidentes de las diputaciones son los grandes sufridores del protocolo estatal y autonómico.

Pero también debiéramos hablar si estas autoridades locales no abusan también de su protocolo cuando concurren a actos de la sociedad civil exigiendo presidir cuando no debieran hacerlo, salvo que se les invite a ello. Dejo caer la cuestión, pero entiendo que debe ser objeto de una reflexión más profunda.

La finalidad del evento condiciona las precedencias

Tal y como van las cosas, si el Rey preside siempre, si el Presidente del Gobierno también, salvo que concurra un miembro de la Familia Real, si el Presidente autonómico hace lo mismo en su tierra y el Alcalde lo mismo en su concejo, ¿qué es de ese anfitrión de una modesta asociación o de una empresa o una entidad cultural o deportiva, que sí o sí debe desplazarse? A veces será bueno, otra no. Pero en este país (excepciones dignas al margen) no se valora el evento como razón para señalar las precedencias, sino la aplicación de la regla escrita y la supremacía de la autoridad. Encima si no lo haces te hablan de “protocolo a la carta”, cuando en realidad se protocoliza en función de lo que se celebra (insisto fuera del ámbito oficial).

La normativa del 83

No debe olvidarse que la normativa de 1983 sólo afecta a los actos oficiales, no a los privados, y que en ambas situaciones queda claro que quien organiza preside (los oficiales por el Real Decreto), los no oficiales por la costumbre inveterada y la lógica. Y en los actos privados a quien le corresponde fijar la ordenación de sus invitados es al anfitrión, por lo que las autoridades no deben exigir el cumplimiento de la precedencia. Si el Presidente de una entidad deportiva desea que el Consejero de Deportes vaya antes que el Alcalde su derecho le asiste. Otra cosa es que en el cabreo el Alcalde ponga cruz y raya a ese anfitrión valiente.

En fin que hay tema para hablar en el Congreso.

Y en relación con el conflicto que abríamos, quien no presidió fue precisamente el anfitrión, quedó mal con alguien y encima como anfitrión salió perdiendo. ¿Es esto buen protocolo? Pues es el pan de cada día.