Protocolo para un Comité de Honor

Es muy habitual con ocasión de la celebración de congresos o alguna efemérides singular de trascendencia, que los organizadores deseen contar con un comité de honor. Se trata de un conjunto de autoridades o/y personalidades que prestan su apoyo, ya sea para respaldar institucionalmente el evento o los eventos oportunos poniendo al ser servicio de la causa su prestigio institucional o personal. Suele difundirse a través de los programas o las webs y fundamentalmente se pretende con ello trasladar a los interesados la trascendencia de lo que se celebra. Ha de entenderse que un comité de honor presidido por el Rey, o por el presidente de una comunidad o por un alcalde, no es un evento cualquiera, sino trascendente, pues de lo contrario no hubieran aceptado la invitación. De ahí que se recurra mucho a esta opción. Existe un protocolo determinado para disponer el orden en el que se cita a este grupo de personalidades, pero también son muchas las casuísticas que obligan a su modificación.

Criterios

Muchas son las consultas que los profesionales de protocolo recibimos a propósito del orden que ha de seguirse para protocolizar al comité de honor. Normalmente respondes que el orden obedece para las autoridades a la precedencia establecida en la normativa y para las personalidades no oficiales, el orden jerárquico que los organizadores quieran otorgarles o bien la aplicación de otros protocolos que pudieran afectarles, tratando de mezclar y alternar (cada lista por su orden), a los efectos de que las autoridades no copen siempre los primeros puestos.

Sin embargo, esta respuesta genérica puede resultar insuficiente y te ves obligado a pedir que te pasen la relación completa de los miembros pues necesitas saber quiénes son, qué relación tienen con el evento, etc. Por lo tanto el criterio antes aludido puede modificarse con sentido común en función del tipo de evento que se celebre. Pero los cambios tienen que estar muy justificados, y el capricho o la devolución de favores por parte de los organizadores no forman parte de estos criterios. Los comités de honor no deben sostenerse sólo en el criterio de quièn pone y quien no pone, aunque es cierto que algo influirá. Pero el mero hecho de figurar ya es suficiente; otra cuestión es el orden. Un presidente de comunidad, aunque su institución no ponga dinero ni ayudas, si se le invita a formar parte del Comité no se le debe retrasar a puestos inferiores. Lo institucional está por encima del dinero o colaboración. Ese criterio pudiera aplicarse para los representantes de otras entidades privadas.

La presidencia

Normalmente, el Comité de Honor suele estar presidido por la más autoridad institucional de mayor valencia, siempre que tenga una alta precedencia en el conjunto de las autoridades nacionales. Por ejemplo, un miembro de la Familia Real, un presidente de los poderes del Estado, un presidente de comunidad autónoma o un alcalde. A veces, por la singularidad de la situación se recomienda crear la figura de uno o dos vicepresidentes (incluso hasta tres), para otras altas personalidades que por su vinculación o proximidad así lo aconseje. Un Congreso de mil médicos, que se celebra en Cuenca, cuyo Ayuntamiento es el principal colaborador, y para el que la Reina ha aceptado la presidencia, podría proponerse como vicepresidente a Alcalde. Es una forma de distinguirle frente al resto.

Resto de miembros

Luego ya (como si fueran vocales, pero sin utilizar esta expresión), se colocan el resto de personalidades. Algo así:

Presidenta de Honor (termino más aconsejable):

S.M. la Reina de España

Vicepresidente de Honor

Excmo. Sr. Alcalde de Cuenca

 

(Dejamos uno o dos espacios en blanco, y seguimos con la relación, sin citar la expresión vocales y añadiendo debajo del cargo los nombres y apellidos):

 

Excmo. Sr. Presidente de la Castilla-La Mancha.

Excma. Sra. Ministra de Sanidad.

Sr. Presidente de la Federación Internacional de la especialidad médica en cuestión.

Excmo Sr. Consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha.

Sr. Presidente de la Federación Española de la especialidad médica.

Excmo. Sr. Premio Nobel de Medicina…

Sr. Presidente de la Comisión de Sanidad del Parlamento de Castilla-La Mancha.

Rector Magnífico de la Universidad de Castilla-La Mancha

Ilmo. Sr. Decano del Colegio de Médicos.

Sr. Presidente de la empresa 1… (patrocinador del Congreso)

Sr. Presidenta de la empresa 2 (patrocinador del Congreso)

Etcétera

Primero se cita el cargo y luego se pone el nombre y apellidos de la persona, a excepción de los Reyes y su heredera que suele obviarse, aunque podría añadirse perfectamente D.ª Letizia Ortiz Rocasolano (personalmente no lo haría salvo que la Casa de Su Majestad me lo indicara, por lo que conviene hacer la pertinente consulta en los servicios de protocolo de la primera institución del país). Aquí vemos ahora un mal ejemplo y que cada uno intente dar con los múltiples fallos:

Un ejemplo que yo no seguiría…

Y así siguiendo ese criterio vamos componiendo la relación. Como puede observarse el criterio para las autoridades sigue el orden de precedencias, con esa excepción de la vicepresidencia, que hemos de considerarlo puesto singular por las razones aludidas. Si la principal institución colaboradora fuera la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, sería su Presidente el que ocupara la Vicepresidencia y el Alcalde pasaría a un puesto inferior. En ocasiones, se recurre a una vicepresidencia doble. En este caso podrían ser vicepresidentes de honor el Alcalde y el Presidente de la Federación Internacional médica de la especialidad. Todo ello va a depender mucho de vinculaciones al evento, cortesías, etc. Pero aplicar un criterio flexible con cierto sentido es necesario. Con ello no quiero señalar que deba haber una vicepresidencia siempre, sólo en casos muy excepcionales que nadie pueda discutir.

No al orden alfabético

Lo que nunca haría es acudir al orden alfabético que me parece para estos casos una auténtica aberración, ni condicionar el orden de las autoridades al nivel esponsorización que hagan (salvo que una institución fuera el parner principal como el caso del Ayuntamiento que hemos mencionado y a sabiendas de que el resto de las instituciones su nivel de colaboración es muy bajo con respecto a aquél.

Bueno, habría que hacer más puntualizaciones a esta reflexión, pero en orden a no prolongarnos mucho, lo dejamos para otra ocasión. Sólo un consejo: antes de pedir la presidencia del Comité a una alta autoridad, es necesario hacerle con la carta de solicitud el resto de los miembros que han aceptado formar parte del Comité. Y para estos, cuando se les pide por escrito su aceptación, informarles que igualmente se ha pedido a otras autoridades y o personalidades que conviene concretar. Nunca está de más hacer gestiones personales previas antes de formalizar la invitación para ir sobre terreno más seguro.