Acertado protocolo en la Sagrada Familia

 

La ordenación protocolaria de autoridades oficiales españolas responde a la normativa vigente establecida en el RD 2099/83, el Decreto catalán, las costumbres y el protocolo comparado. Y hay que añadir un factor más al que hemos aludido en este blog en varias ocasiones: las circunstancias del evento que se celebra. Eso ha sucedido esta mañana en la Sagrada Familia de Barcelona, en la misa homenaje celebrada por los fallecidos y heridos en los atentados de la capital de Cataluña y Cambrils. Aunque sospecho que habrá habido sus más y sus menos, tengo que felicitar a los servicios de protocolo de las diferentes instituciones por la solución dada al protocolo seguido en el acto religioso de esta mañana. Seguramente a algunos les habrá llamado la atención la aparente “extraña” ordenación de autoridades conforme a dicho Real Decreto en la primera fila de autoridades en el templo de Gaudí, pero debo de decir que me ha parecido un acierto y felicito a quienes “pactaron” o resolvieron esta solución.

De derecha a izquierda según se mira la imagen: Presidente del Gobierno, Presidente Catalán, Primer Ministro portigués, Presidenta del Congreso, Vicepresidenta del Gobierno y Alcaldesa de Barcelona.

Aparte de que hubiera preferido otro tipo de homenaje al margen de la misa (una lectura facilona pudiera interpretarse como respuesta a la inexistente guerra de religiones), dando un protagonismo fuera de lugar a los jefes de la Iglesia española (respeto la decisión, aunque no la comparto, porque había otras mejores opciones civiles –desconozco los detalles que han llevado a esta decisión-), si al menos podemos señalar que la ordenación seguida para las primeras autoridades oficiales en la Sagrada Familia me parece un acierto. Y también el protocolo en general. Vaya por delante mi felicitación por el esfuerzo que unos y otros han hecho para conseguir la celebración de este evento religioso sin malestares aparentes o que hayan trascendido.

Las circunstancias especiales

Como puede apreciarse en la imagen, la primera fila de autoridades, situada en la bancada derecha frente al altar (que es como se hace ahora), la ordenación del Real Decreto no se ha cumplido de forma fiel (afortunadamente). Tampoco era un acto de estado, y aunque lo hubiera sido el protocolo tiene “alma” y debe adaptarse a las circunstancias tan especiales como las derivadas de los atentados en Cataluña. Siempre hemos alegado que el protocolo a la carta no tiene sentido, salvo en situaciones como éstas, aquellas que exigen leer más allá del simple protocolo escrito.

Los más “puritanos” protocolarios habrán protestado o quedados sorprendidos por el hecho de que el Presidente catalán fuera por delante del Primer Ministro Portugués (por protocolo comparado debiera ir tras Rajoy), o que la Alcaldesa de Barcelona se ubicara antes que los ministros o que la Alcaldesa de Madrid tuviera un lugar tan especial. Legalmente podrían tener razón, pero lo grande y bonito del protocolo de Estado es saber adaptarse a las circunstancias de un acto tan especial y relevante.

Creo que es un acierto que el Presidente del Gobierno estuviera el primero, seguido del Presidente de la Generalitat, máxima autoridad autonómica del territorio que ha sufrido los atentados, y antes que el Primer Ministro portugués. Poco sentido tendría que éste fuera antes que el Presidente de los catalanes, máximo cuando el Jefe de Estado de Portugal estaba junto a los Reyes españoles a la derecha del altar. Tras el portugués, se situó la Presidenta del Congreso, la Vicepresidenta del Gobierno (a quien personalmente hubiera desplazado más, a favor de la Alcaldesa) y ésta que es al fin y al cabo la persona que representa a la ciudad víctima de este absurdo atentado. La siguió la Ministra de Sanidad y otras autoridades como el Delegado del Gobierno en Cataluña.

Adaptar el protocolo normativo cuando resulta obvio

No se cumplió fielmente el Real Decreto, pero hay situaciones tan especiales que conviene adaptarlo a la realidad que se vive, y más si con él se favorece la convivencia Eso mismo se siguió en el 11-M madrileño de 2004, en La Almudena, y fue un acierto. No es fácil explicar esto, máximo cuando todos pedimos el cumplimiento de la norma, pero un protocolo que no sabe reflejar la realidad de lo que acontece no vale. Por eso la normativa tiene que ser flexible, pero siempre que haya criterios claros y entendibles para todos.

Me perece una cortesía muy positiva el hecho (y creo que es la primera vez que se hace en España) que el Jefe del Estado de Portugal haya ocupado sitio especial junto a los Reyes, a la derecha del altar (solo reservado por protocolo Vaticano para reyes católicos). Critico con cariño que el séquito técnico del Rey español no estuviera en un lugar más discreto, pero esa es otra “batalla” que seguro que con el tiempo se arreglará.

Política al margen

Pero al margen de todo ello espero y deseo que haya un gran acto de homenaje civil, en el que se deje al margen las cuestiones políticas del “proceso” catalán y que de una vez por todas las administraciones no utilicen esta desgracia para sus idearios. La política en estos casos debe quedarse al margen; la calle, la sociedad, los españoles y catalanes son quienes tenemos la palabra a través de nuestros representantes. Y todos ellos bajo la persona que nos representa ante todos en España y en el mundo: el rey Felipe VI, que pienso que desde su prudencia y su determinación ha vuelto a demostrar que más que Rey es el Jefe del Estado. Y detesto posicionamientos políticos y protocolarios como los seguidos por la CUP y otros a quienes parece importarles poco la forma de actuar ante lo sucedido. En situaciones como éstas, hasta los más férreos enemigos deben permanecer unidos porque a la sociedad (catalana y española) ahora solo toma partido por la solidaridad. Y ahí estamos todos, porque #TodosSomosBarcelona.