Aspectos de Protocolo en la entrega del Premio Cervantes (2)

Segunda parte del análisis del Protocolo del Premio Cervantes: la presidencia, el puesto del Rector y la puesta en escena en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Comunidad de Madrid).

En el artículo de ayer hacíamos referencia a la ceremonia de bienvenida a los Reyes de España en la entrega del Premio de Literatura en Lengua Castellana “Miguel de Cervantes” 2016 al escritor Eduardo de Mendoza, que organiza el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes y que se celebró el pasado día 20 en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, bajo la presidencia del Jefe del Estado y su esposa. Es por lo tanto esta segunda entrega una continuación en la valoración de otros aspectos de Protocolo, que reducimos a tres: la presidencia, el tratamiento al Rector (anfitrión del espacio pero no del acto) y áreas de mejora en la puesta en escena. Información completa del acto en este enlace. Video del acto.

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  1. La presidencia

Como puede observarse en la imagen, los Reyes de España presidieron en el centro de la mesa académica, en sus sillones especiales con el escudo Real. Siguiendo en alternancia de derecha a izquierda, estaban los siguientes (numeramos por orden de protocolo):

Asiento 3 (derecha del Rey): Vicepresidenta del Gobierno.

Asiento 4 (izquierda de la Reina): Presidenta de la Comunidad de Madrid.

Asiento 5 (de nuevo lado derecho del Rey): Ministro de Educación, Cultura y Deportes.

Asiento 6 (otra vez lado izquierdo de la Reina). Rector de la Universidad de Alcalá.

Asiento 7 (extremo derecho del Rey): Alcalde de Alcalá de Henares.

Asiento 8 (extremo izquierdo de la Reina): Secretario de Estado de Cultura.

Se ha aplicado el artículo 12 del Real Decreto 2099/83 sobre Ordenación General de Precedencias en el Estado, y en relación a las autoridades el orden es correcto, si tenemos en cuenta que la Vicepresidenta acude en representación del Presidente del Gobierno (ese Real Decreto permite que el Rey y el Presidente sean representados y que la persona que acuda en su lugar reciba los honores que correspondieran a sus representados –insistimos, para el resto de autoridades no se contempla-). Se aplica el 12 y no el 10 como alguien pudiera pensar porque el acto se celebra fuera de la Villa de Madrid. Si se hubiera aplicado el 10 –que no es legalmente posible- el Ministro hubiera pasado por delante de la Presidenta.

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Creo que dada la estrechez del espacio y máximo cuando se mete “a calzador” el ya famoso atril Real (debería modificarse su diseño, no me gusta nada por muchas razones que comentaremos otro día), el número de personas que están en la mesa es excesivo. Estando el Ministro, no tiene sentido que el Secretario de Estado esté en la mesa, y al ser un acto de Gobierno, tampoco el Alcalde, que con haber saludado y entregado el bastón de mando en la línea de recibimiento y ocupar es más que suficiente. De esta forma reduciendo la presidencia a seis se gana mucho. En el epígrafe 3 daremos opciones para situar a estas personalidades.

  1. El puesto del Rector

Enlazando con lo anterior, estoy plenamente convencido de que el hecho de llegar a 8 personas puede influir la presencia del Rector y que éste no quede en último lugar en su propia “casa”, en un acto al que acude, además, de etiqueta universitaria de máxima solemnidad. Es cierto que en “su” universidad ponerle el último quedaría algo chocante, pero en circunstancias como éstas hay que ir empezando a acostumbrarse a que estos puestos especiales se resuelvan de otra forma. En los Premios Princesa de Asturias, nadie cuestiona (salvo el que fuera alcalde, Gabino de Lorenzo) que el Alcalde de Oviedo no esté en la mesa presidencial en un acto que se celebra en el municipal Teatro Campoamor, en el que se sienta en la fila lateral de autoridades y en el puesto que le corresponde por Real Decreto (ningún tratamiento especial, más allá de recibir en la facha principal junto al Presidente de la Fundación).

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Me preguntan estos días, especialmente personas vinculadas al protocolo universitario, cuál es mi opinión sobre el tratamiento al Rector, anfitrión de la casa donde el Ministerio se “mete” para la ceremonia de entrega de este premio creado en 1976 (40 años). Un adecuado lugar ya que Alcalá de Henares es la ciudad en la que nació en 1547 el autor del Quijote y la Universidad de Alcalá, una de las más antiguas de España, fue declarada en 1998 Patrimonio de la Humanidad. Dos circunstancias que dan a este evento una solemnidad muy especial a lo que ya de por sí lo es: la entrega del “Nobel” de Literatura en castellano. Precisamente por este factor de solemnidad, se incluyen los honores militares al Rey y el hecho de que se disponga la bandera Real (guión) cerquita de la de España (en muy pocas ocasiones lo utiliza el Jefe del Estado en actos civiles). De hecho, cuando era Príncipe ni tan siquiera en el escenario de los premios asturianos se colocaba su guión.

El puesto del Rector responde claramente a una decisión de “puesto especial”. Entendemos los profesionales de protocolo como “puesto especial” ese que adjudicamos a una personalidad por razones ajenas a la normativa, y justificados en criterios de lógica, sentido común, deferencia o tradición. Es el caso de los llamados “pseudo anfitriones” (anfitriones del lugar, pero no del evento). Hay que valorar que es habitual desde siempre que el Rector presida los eventos en “su” casa, sean promovidos por la propia Universidad o por alguien ajeno si el Magnífico asiste, salvo presencia de autoridades de muy alto rango (Reyes, Presidente del Gobierno, Presidente de la Comunidad –en este último caso no todas las universidades ceden al presidente autonómico-). El hecho, y es una opinión personal, de que el Rector presida no siempre es acertado si lo que se celebra nada tiene que ver con la vida universitaria en sí misma.

La decisión en la búsqueda de esos puestos especiales, es claramente política, teniendo en cuenta la tradición antes señalada. Se justifica siguiendo esta forma de pensar: los Reyes presiden (porque lo hacen siempre), y a su lado (derecha) se sitúa el más alto representante de la institución que organiza el premio, en este caso el Gobierno de la Nación, a través del Ministerio. Por eso normalmente lo ocupa el Presidente del Gobierno (excepcionalmente el pasado día 20 por su representante la Vicepresidenta). Podría pensarse que el puesto cuatro sería idóneo para el Rector, pero ello obligaría a desplazar un puesto a la Presidenta y al Ministro. Conceptualmente, los puestos de la Vicepresidenta y del Ministro podría entenderse como uno (el Gobierno), por eso colocar al Rector en el cuatro haría que el Ministro pasara por delante de la Presidenta. Conclusión, si al Rector no le molesta, cede el cuatro a la Presidenta y se va al seis.

Hay que valorar que cada vez es más habitual –aunque no guste mucho en el seno de esta institución académica- que los presidentes autonómicos ocupen la presidencia cuando acuden a las universidades (no en todas insisto), razón que hace entendible que el Rector de Alcalá se desplace al asiento seis. Más puestos ya no parece razonable, pues en su casa dejarle en un extremo, habiendo ocho personas, quedaría poco elegante (alguna vez ha ocurrido, pero pocas y porque no había otras opciones). Por eso me inclino cada vez más a pensar que esta Presidencia debería reducirse y dadas las características físicas del espacio quizá es hora de prescindir de la mesa y buscar otras soluciones protocolarias. Lo analizamos en el epígrafe siguiente.

No me ha parecido bien, y confío que haya sido un desliz, que en la puerta de la Universidad, el Secretario de Estado haya saludado antes que el Rector a los Reyes. Si fue imposición del Ministerio organizador, mal. Si fue deferencia del propio Rector –cosa que dudo- creo que le hace un flaco favor a la autonomía universitaria. Y si fue un movimiento “sorpresa” del Secretario de Estado un “mal estilo”. Como no pudimos ver los instantes previos al saludo no podemos opinar sobre la causa. Pero lo que es evidente es que el Rector debería saludar primero y, si se me permite decirlo, hacerlo solo, sin la presencia del Secretario de Estado y el Director General del Libro, quienes perfectamente podrían saludar en el interior o sencillamente no hacerlo porque con el Ministro es suficiente.

Viaje de un día en Alcalá de Henares, Madrid, España - Spain

Viaje de un día en Alcalá de Henares, Madrid, España – Spain

  1. La puesta en escena

El Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares es muy pequeño, pero muy lindo y coqueto. Creo que es el lugar idóneo para hacer la ceremonia, aunque ello suponga reducir a poco más de medio centenar los invitados. Después de 41 ediciones ya ha se ha consolidado y no merece la pena el cambio, siempre que se mantenga la retransmisión en directo.

Pero hay áreas de mejora para descongestionar, al menos, la zona de la presidencia y dar un mejor lugar de honor al galardonado, que da la espalda al público. Soy consciente de que 41 años ya sientan cátedra, pero quizá prescindir de la mesa y situar en dos sillones a los Reyes (en lado izquierdo, derecho si se mira de frente) y en el lado derecho al galardonado, ganaría en brillantez la ceremonia (también puede ser al revés para facilitar al galardonado su acceso a la cátedra desde donde pronuncia su discurso (se evitaría con ello tener que cruzar por delante de los Reyes). Los tres principales protagonistas frente al público, frente a las cámaras, sin barrera alguna.

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Algunos pondrán el grito en el cielo al preguntarse: ¿Y el Presidente y el Ministro? ¿Y el Rector? ¿Y el portavoz del jurado? ¿Y…? En esta solución, en la fila lateral primera a la derecha de la presidencia, situaría al Presidente y al resto de las autoridades por su orden, dando precedencia al Ministro, al Alcalde y al Secretario de Estado. Y en la fila lateral izquierda al Rector y al Presidente y Portavoz del jurado que vaya a dar lectura al fallo del Premio, seguidos de otras autoridades académicas como, por ejemplo, el Presidente de la Real Academia Española. Con ello, se ganaría estéticamente mucho, tendría un mejor impacto visual y más solemnidad. Permitiría que el galardonado recibiera el premio mirando al público y no de espalda como hasta ahora, con fotos lateralizadas que no le hacen justicia. Se completaría esa zona con un atril más estilizado y con el logo del Premio si existe (o si no se crea uno jugando con la imagen de la escultura y la referencia a España y al castellano). En imagen corporativa, a esta escena le falta referencia gráfica, acorde con la belleza del lugar.

Y si se considera que debe permanecer la mesa al entenderse como muy académico el acto, al menos habría que resolver dos cuestiones: eliminar la decoración floral (en lugar tan angosto se comprime visualmente más el espacio) y cambiar la tela que recubre la mesa que también contribuye a empastar y reducir psicológicamente la zona. Hay que ganar limpieza visual de espacio en la zona de la presidencia y eso supondrán sacrificios políticos que nadie querrá, pero si se piensa en el éxito del acto habría que darle unas vueltas de tornillo al tema. He propuesto una posible solución, a lo mejor no es acertada, pero estoy seguro que con tiempo y con la ayuda de especialistas escenográficos se puede encontrar la idónea sin restar solemnidad a la arquitectura del Paraninfo y al propio evento. Al contrario, la resaltará seguramente. Se podría hacer pruebas virtuales y analizar los resultados.

Por lo demás, como siempre, la ceremonia un éxito. Al final lo importante es entregar el premio, que se reconozca la literatura en castellano, que España impulse eso y más desde la capital de Cervantes, y que el galardonado viva uno de sus más felices días. Y la palabra que sale de esos históricos muros inunde de la paz y la convivencia que genera la buena literatura. Pero para dar más fortaleza a todo ello hay que mejorar estéticamente una ceremonia de “estrecheces físicas”.