Imprudente protocolo de Rajoy en la Apertura de la Legislatura

 

Cuatro reflexiones protocolarias sobre el solemne acto en el Congreso de los Diputados

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A la izquierda el secretario general del Congreso (cuyo puesto protocolariamente no cuenta al ser técnico, que ocupa cada vez que hay sesión plenaria); en el centro los reyes; a su derecha la Presidenta del Congreso (leyendo su discurso desde el atril de sobremesa) y el Presidente del Senado; a la izquierda de los monarcas la Princesa de Asturias y su hermana la infanta Sofía.

No pude seguir en directo la Ceremonia solemne de la Apertura de la XII Legislatura de las Cortes Generales (período legislativo que media entre unas elecciones y otras), por estar participando en las XI Jornadas Internacionales de Protocolo que se celebraron esta semana en Lisboa, promovidas por la Asociación Portuguesa de Estudios de Protocolo, cuya presidenta es la reconocida experta Isabel Amaral. Antes que nada, para los curiosos, hay que recordar que la última ceremonia fue con ocasión de la X Legislatura, celebrada en diciembre de 2011 bajo la presidencia de los reyes Juan Carlos y Sofía, junto entonces los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia. No hubo lugar a la XI por no haber sido posible la elección de presidente y, por tanto, la constitución de Gobierno. Voy a apuntar un par de detalles que creo se deben corregir y hacer una reflexión sobre el Protocolo que se aplica para el Presidente del Gobierno en esta ceremonia, que creo perjudica claramente la importancia de la independencia de los Poderes del Estado.

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Mejora del atril o lugar alternativo

La ceremonia en sí fue prácticamente similar a la anterior, igual de brillante y solemne, bien organizada, por lo que desde aquí felicitamos a todos los equipos de protocolo del Congreso, Senado, Casa de S.M. y Presidencia del Gobierno que se ocuparon de ello. Nada que objetar al acto en sí, pero me gustaría verter tres reflexiones. La primera: no me ha convencido el atril de sobremesa utilizado (hay que buscar otras soluciones más estéticas). Quizá una de ellas podría ser que las intervenciones de la Presidenta del Congreso y del Jefe del Estado se hagan excepcionalmente desde la tribuna de oradores.

Soy consciente de que aquella se reserva para los representantes elegidos del Congreso y que la Presidenta siempre interviene desde la mesa de presidencia. Tampoco a los jefes de Estado extranjeros se les ofrece dicha tribuna. Insisto soy consciente de lo que significa la tribuna de oradores parlamentarios, pero creo que debería pensarse en ello, pues toda regla tiene excepciones si son lógicas y prácticas. ¿Pasa algo porque el Jefe del Estado hable desde la tribuna de oradores cuando se inaugura la Legislatura? Más bien, lo contrario: creo que tendría mucho sentido hablar desde donde lo hacen los representantes de la soberanía nacional. Entiendo que algunos no sean partidarios de ello, pero el Jefe del Estado –me da igual que sea Presidente de República que Rey- debería poder hablar desde esa posición, y más cuando estamos hablando de una monarquía parlamentaria. Si no se hace será por algo que seguramente se basará en importantes razones, pero debería meditarse al respecto o buscar otras soluciones más dignas.

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Duplicidad del himno

La segunda reflexión: en menos de diez minutos no tiene sentido que suene el himno nacional dos veces. La primera vez para rendir honores al Rey a su llegada a la Carrera de San Jerónimo, y la segunda al inicio del acto dentro del hemiciclo. Si resulta necesario hacerlo dos veces, pienso que estaría mucho mejor (y la normativa no lo impide) cerrar el acto parlamentario con el himno. Es más congruente que, una vez declarada abierta la Legislatura, se interprete el himno (al menos entre uno y otro pasarían 30 minutos y daría más solemnidad a la declaración de Apertura por el Rey). Al margen de la anécdota que se produjo, queda frío finalizar con la declaración del Jefe del Estado y la frase de la Presidenta (“se levanta la sesión”). En cambio, cerrar con el himno y luego la frase de la Presidenta daría más solemnidad.

Gradas vacías

La tercera reflexión pasa por ver algunas gradas vacías en las tribunas de invitados. Supongo que estarían reservadas para personalidades que al final no acudieron, pero un acto de Estado de tanta solemnidad no es de recibo ver asientos vacíos en el Congreso. Y, por otra parte, comienza a ser recomendable incorporar en estos actos a representaciones ciudadanas (más allá de autoridades o parlamentarios).

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Nada voy a señalar sobre el comportamiento de algunos parlamentarios en relación al Rey, más allá de lo que escribí en un twiter: “Podemos ser republicanos o monárquicos o nada. Pero a un político hay que exigirle respecto institucional al Jefe del Estado”. Con eso creo que digo todo lo que pienso al respecto de algunas actuaciones que hemos visto.

La “tutela protocolaria” de Rajoy

Esta cuarta reflexión no sé si tiene que ver con los organizadores o con la actuación del propio Presidente del Gobierno. He seleccionado tres “momento de foto”, que reproduzco a continuación.

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Posado ante la entrada principal del Congreso. Rajoy se “cuela” entre la Princesa de Asturias y la Presidenta del Congreso, provocando además que se descoloque el correcto protocolo.

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Foto de Familia del Rey con los miembros de la Mesa del Congreso (derecha de la Familia Real) y de la Mesa del Senado (izquerda). El Presidente del Gobierno no tiene sentido alguno que se sume a esta foto estrictamente parlamentaria.

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Segundos antes del inicio del besamanos de la Familia Real a autoridades, diputados y senadores. Tampoco tiene sentido que el Presidente esté aquí. Debería encabezar el saludo. En cualquier caso, protocolariamente están mal colocados, pues la precedencia la marca la posición del Rey y ha de seguirse el sistema lineal.

El Presidente del Gobierno en un acto estrictamente parlamentario no debe, ni puede, hacer valer su precedencia sobre los presidentes del Poder Legislativo (Congreso y Senado) porque protocolariamente vulnera estéticamente el principio de independencia de aquél. Al ver las imágenes deducimos a un Rajoy tutelando a las Cortes Generales (y no es su misión, muy al contrario porque es al revés). Ya lo criticamos con ocasión de la Proclamación del Rey en junio de 2014 y vuelvo a hacerlo. En un acto parlamentario, el Presidente no puede preceder a los máximos mandatarios del Congreso y del Senado, como tampoco lo puede hacer en el Poder Judicial (por normativa se prohíbe ceder la presidencia, salvo a la Familia Real).

Entiendo y me parece lógico, que el Presidente del Gobierno, junto al Jefe del Estado Mayor de la Defensa (éste último solo porque se va a rendir honores de ordenanza), reciba a pie de coche a la Familia Real, pero cumplida esta cortesía debe pasar a un segundo plano (ni tan siquiera sumarse tras la Familia Real al saludo de bienvenida de las Mesas del Congreso y Senado), porque el protagonismo debe ser ya total de los diputados y senadores. Estas fotos que reproducimos están fijas, pero si alguien observarse el video del evento se dará cuenta que Rajoy (https://www.youtube.com/watch?v=FttscflT5ZY&t=8s), a la hora de meterse en las fotos, desplaza descaradamente a las dos máximas autoridades parlamentarias.

El protocolo debe ser el primer garante de la independencia de los tres poderes. Lo que hemos observado es una “tutela” no admisible del Presidente sobre el Poder Legislativo y un ataque visual y estético a los principios de la independencia de los poderes en los que se sustenta la democracia española. Que alguien se lo explique al Presidente, que como tal ya tiene su propio protocolo y su sitio en el Congreso.