Yuste consolida la ceremonia de España para el Día de Europa (I)

Premios Europa

El pasado 9 de mayo la Fundación Academia Europea de Yuste entregó el Premio Europeo Carlos V a la profesora italiana Sofia Corradi, conocida popularmente como “Mamma Erasmus”, en un solemne acto presidido por Felipe VI que asistía por primera vez como Rey. A propuesta del Presidente de Extremadura y con el apoyo total de la Jefatura del Estado, este evento, a diferencia de las nueve ediciones anteriores, se ha hecho coincidir con el Día de Europa y por su concepción y desarrollo protocolario ha dado un importante salto cualitativo para dejar de ser una ceremonia con tintes más locales y pasar a ser el gran acto de referencia de España para reivindicar a través la apuesta europeísta. Ha dejado de ser un simple acto premial para convertirse en el gran acto de España para Europa.

Teníamos ya noticias de este cambio sustancial y seguimos con mucha atención los ajustes protocolarios necesarios para esta ceremonia con el fin de contribuir a una mejor visualización del significado y proyección que toma ahora el evento del Monasterio de Yuste (Cuacos de Yuste, Cáceres, Extremadura, España), lugar donde el emperador Carlos V (I de España) pasó sus últimos años de vida hasta que falleció el 21 de septiembre de 1558. A Carlos V se le considera hoy un visionario por su concepto de una Europa multicultural por encima de los estados nacionales.

Ausencia de un solemne acto europeísta anual

Es cierto que España, el país de la Unión Europea donde más luce la enseña azul de las doce estrellas amarillas, no tenía un acto institucional para conmemorar oficialmente el 9 de mayo. Con ocasión de la décima concesión de este Premio Europeo Carlos V, la Fundación con el apoyo del Rey ha propiciado que al fin nuestro país tenga ya una ceremonia de referencia que a buen seguro irá a más. Gracias a las gestiones institucionales realizadas por el gobierno extremeño, con el apoyo de la Casa Real, se ha conseguido la implicación de las principales instituciones europeas –acreditado con la presencia y protagonismo del Presidente del Parlamento Europeo-, más apuesta del gobierno nacional (presencia del Ministro de Educación, Cultura y Deporte) y del arco parlamentario español (asistencia emblemática del Presidente del Congreso de los Diputados) y una visión más universal gracias a los cambios propiciados por el Gobierno de la Junta de Extremadura y la Fundación. Un acierto pleno de su actual presidente, Guillermo Fernández Vara.

El cambio estatutario ha contribuido a ello, pues entre otras cosas se ha abierto a un mayor arco social. La elección de la italiana Sofía Corradi ha resultado clave para este cambio, porque los nueve galardonados anteriores respondían a un perfil de autoridad relevante en la construcción europea (Jacques Delors en 1995, Wilfried Martens en 1998, Felipe González en 2000, Mijail Gobachov en 2002, Jorge Sampaio en 2004, Helmut Kohl en 2006, Simone Veil en 2008, Javier Solana en 2011 y José Manuel Durao Barroso en 2014), teniendo pues más un perfil político el premio que verdaderamente social y colectivo, que es lo importante. Y nada mejor para ello que premiar a quien inspiró y apoyó la que quizá sea la iniciativa más popular, extendida, entendida y consolidada entre los europeos como es el programa Erasmus. Una iniciativa que afecta, y eso es relevante, a nuestros jóvenes europeos.

Apuesta más social del Premio Europeo

De hecho el jurado quiso reconocer “su trayectoria y sobre todo su gran aportación y contribución al proceso de integración europea a través de la concepción y puesta en marcha de la iniciativa ERASMUS de la Unión Europea, así como por su trabajo y desempeño en pro de la movilidad académica apostando por los jóvenes estudiantes europeos como garantía del mañana y del futuro de Europa”.

Entrega premio 2

Aunque no hay una confirmación oficial aún, todo parece indicar que la periodicidad de este galardón pasará de bienal (aunque no siempre lo ha sido) a anual, y que para la Jefatura del Estado español será el acto de referencia del Día de Europa. De esta forma, el rey Felipe VI da un paso más en su compromiso europeísta expuesto en el discurso de su proclamación cuando afirmó con rotundidad: “De la misma manera que Europa fue una aspiración de España en el pasado, hoy España es Europa y nuestro deber es ayudar a construir una Europa fuerte, unida y solidaria, que preserve la cohesión social, afirme su posición en el mundo y consolide su liderazgo en los valores democráticos que compartimos. Nos interesa, porque también nos fortalecerá hacia dentro. Europa no es un proyecto de política exterior, es uno de los principales proyectos para el Reino de España, para el Estado y para la sociedad”.

Lo será y seguramente en esa línea expuesta por el Monarca: un proyecto europeísta para la sociedad española. En ese contexto el premio a la “Mamma Erasmus” da un giro de 360 grados al Premio Carlos V, que se suma así a ceremonias premiales que van más allá del mero reconocimiento a personas o instituciones. Un acto que a buen seguro estará en la agenda de cada 9 de mayo en la Casa Real española.

El ajuste protocolario

El cambio estatutario fue el primer paso de la transformación de esta ceremonia, pero ¿qué otras cuestiones debían abordarse para que la puesta en escena respondiera a este nuevo reto más social? Ahí residía nuestro interés, porque obviamente con una Fundación con 20 años de historia y nueve galardones a la espalda, los cambios no debieron ser fáciles. De hecho esos ajustes no son llamativos si no se traspasa su fachada. De todos es sabido que las evoluciones en determinados actos muy institucionales deben ser muy cautelosas, sencillas y no drásticas, pero sí con ajustes y precisiones firmes en cada edición.

Cambios fuertes pueden implicar pérdida de identidad, asunción de riesgos innecesarios y desviación de los objetivos fundacionales. La sede tampoco debía cambiarse: el emblemático Monasterio de Yuste, por su significado histórico, es lo que da sentido y proyección europea. Pero un monasterio no es un auditorio donde se pueda volcar una gran escenografía o una moderna producción. No, ni además es necesario. Pero se puede innovar (y se ha hecho con muchas cosas relevantes en esta edición), respetando las singularidades, tradiciones y la institucionalidad.

Los equipos de protocolo de la Casa Real, Gobierno de Extremadura y Fundación Academia Europea de Yuste lo han demostrado. Clave en todo ello ha sido la flexibilización y adaptación del protocolo regulado español. La rigidez supuesta al protocolo reglado puede superarse cuando se hace un reflexivo ejercicio de interpretación y adaptación a la realidad del evento. Ello nos lleva una vez más a afirmar que es necesaria una normativa protocolaria actualizada y que compendie todo lo que sea necesario regular, pero que debe servir no para atar, sino para facilitar criterios que permitan las obvias adaptaciones a cada situación.

Las claves del nuevo protocolo de la Casa Real

Los responsables de protocolo afectados en esta ceremonia han tenido que hacer un verdadero esfuerzo de acertada interpretación para que el protocolo no impidiera la transmisión del objetivo principal de la ceremonia: acto de España para Europa, o más allá, la decisión de un Rey que no duda constantemente en hacer guiños permanentes al cumplimiento de su discurso de proclamación. Cuanto más tiempo pasa más interés para los profesionales de protocolo tiene la relectura de sus palabras en el Congreso de los Diputados el 19 de junio de 2014. En ellas se condensa claramente la filosofía que conduce al estilo protocolario que hay que aplicar para los eventos donde Felipe VI, su esposa y próximamente sus hijas participen. Lean el discurso y analicen sus actos. Es fundamental para entender por qué el servicio de protocolo de la Casa de Su Majestad trata de convencer desde la cordialidad y el entendimiento a quienes promueven actos a los que asistirá el Rey o la Reina de la necesidad de cambiar el chip. No se quiere un Rey protocolario, sino un Jefe del Estado que gracias a buen protocolo haga realidad el compromiso ante las Cortes.

Vuelvo a insistir: es la única alta institución que ha sabido darle la vuelta al protocolo para adaptarlo a la realidad social actual, sin renunciar a la institucionalidad o a determinadas tradiciones. Y eso que solo acaba de empezar. Seguiremos viendo muchos cambios, casi todos ellos poco perceptibles si se analizan aisladamente, pero si se observa la trayectoria desde junio de 2014 hasta ahora nada tiene que ver el protocolo del anterior monarca con el actual.

Hay que observar como poco a poco se van tejiendo una red de eventos de referencia anuales en todos los campos donde Felipe VI selló su compromiso. Impresionante. Nuestros políticos deberían tomar buena nota de ello y dejar a los buenos profesionales de protocolo que puedan hacer la necesaria transición en este campo. Hay que exigir a estos profesionales que, sino lo han hecho ya, cambien su “chip”. Para quienes no son partidarios de la monarquía, al menos deben reconocer que el Rey está aplicando el protocolo más moderno y actual que siguen las altas instituciones en todo el mundo, y ello, insisto, sin perder la esencia de lo que es un Jefe de Estado y, en este caso, un Rey.

NOTA: En las siguientes partes de este artículo se desmenuza protocolariamente toda la ceremonia porque con ello deseamos contribuir a la difusión de este nuevo protocolo que poco a poco marca pauta. Un trabajo que hemos podido realizar gracias a las facilidades que nos han dado desde la Casa de Su Majestad y el Gobierno de Extremadura a quienes se lo queremos agradecer.