Palco de la Copa del Rey: más criterios deportivos

Palco Copa del Rey
La foto me resulta patética. Corresponde al palco de honor del estadio de Mestalla durante la final de la Copa del Rey de fútbol celebrada en Valencia ayer, día 16 de abril. Ganó un equipo, perdió el otro, pero en protocolo perdimos todos. La imagen nos muestra una primera fila de esta zona privilegiada presidida por un recién llegado don Juan Carlos, tras su viaje desde Kuwait –a punto estuvo de no hacerlo por la quinta avería en el avión, otro tema que habrá que analizar con detalle-, rodeado de más de una docena de políticos. Sólo tres representantes del fútbol, el presidente de la Federación Española que ocupó el puesto de anfitrión que cede (una posición inadecuada como señalaré más adelante) y los presidentes del Real Madrid y del F.C. Barcelona (ordenados al revés). Tres ministros, tres presidentes autonómicos, tres alcaldes… ¿Por qué tanto político? ¿No es abusivo? Claro que sí. Deberían estar en otros espacios más discretos.
Los políticos han encontrado en los deportes mediáticos el bálsamo perfecto para sus baños de multitudes sin ser especialmente vilipendiados. Desde que la televisión ha entrado de lleno en acontecimientos deportivos aquellos se “pegan” por colocarse en buenos puestos del palco y salir en la foto. Se olvidan que los acontecimientos deportivos quienes deben  protagonizarlos son sus representantes y, sin negar la presencia de los representantes públicos, éstos deberían ocupar lugares más discretos. El palco no es para los políticos, ni representantes institucionales, sino para todos los invitados de honor y anfitriones. Pero los políticos no deben copar los primeros puestos. Veo más justificada la presencia en primera fila, por ejemplo, del seleccionador nacional, Vicente Del Bosque, que de los ministro de Exteriores e Industria.
El palco de Mestalla es un mal favor al correcto protocolo deportivo que debe conseguir una correcta escenificación en relación a lo que se está celebrando. Si nos abstrajéramos del partido en sí mismo y viéramos el palco podría pensarse cualquier cosa menos lo que realmente se celebraba. Tengo que discrepar abiertamente de la solución protocolaria dada por la Federación Española de Fútbol (que como me consta ha recibido, una vez más, presiones políticas de todo tipo) para ordenar “su” (subrayo su) palco. Y lo hago con más énfasis si tenemos en cuenta las recomendaciones y actuaciones que señala el máximo órgano deportivo mundial como es el Comité Olímpico Internacional (COI).
Análisis del palco
Analicemos. El puesto central para el Jefe del Estado no es cuestionable, obviamente. Primero porque es costumbre aceptada a nivel internacional que aquél si acude a un evento deportivo lo presida, como se hace en las inauguraciones y clausuras de unos juegos de verano o invierno olímpicos (y así lo establece la Carta Olímpica). Segundo, con más razón, porque el trofeo es la Copa del Rey.
En cambio, el puesto del Presidente de la Federación en mi opinión no es el adecuado en el marco del mundo deportivo. Debería estar a la derecha del Rey (no la izquierda como se puso), por razones protocolarias y por funcionalidad. Las protocolarias: es costumbre internacionalmente aceptada que en un palco, si preside la autoridad política, a su derecha se coloque la primera deportiva, en este caso el presidente de la FEF. Las funcionales: a la hora de entregar los trofeos no se daría la imagen tan caótica de un presidente anfitrión que necesita manos para pasar al Rey las medallas y réplicas en miniatura de la copa, y saludar a los deportistas. Por cortesía que saluden los deportistas primero al Rey, recogen el trofeo, y luego en su camino hacia la salida del palco que estrechen la mano al anfitrión. Por cierto, sigo sin ver que el presidente de la FEF tenga que hacer esa función de azafata (pasar los trofeos al Rey), tarea que puede asumir un ayudante o azafata situado discretamente tras el Monarca.
Propuesta
Asumo como idónea la presencia del Ministro de Educación y Cultura, máxima autoridad política del deporte y representante idóneo del gobierno de España, y algo a regañadientes acepto el puesto de honor del Presidente de la Comunidad Valenciana que, obviamente, ha de ir antes del Ministro en aplicación del Real Decreto 2099/83 (pero situado a la izquierda del Rey). A partir de ellos colocaría a los dos presidentes de los clubes que disputan la contienda y, francamente,  sobran el resto de autoridades, que podrían pasar a la segunda o tercera fila o, incluso, a otro palco “B” que podría habilitarse al respecto.
Me ha parecido y así lo señalé en las redes sociales nada más verlo, excesiva la presencia de ministros (además del de Educación, los de Exteriores e Industria, que nada pintan en esta competición por mucho que vinieran acompañando al Rey desde Kuwait). Debe relegarse a los presidentes de las comunidades autónomas de Cataluña y Madrid, así como los alcaldes de ambas capitales, por mucho que ostenten la representación legal de los ciudadanos. La foto evidencia que más que un enfrentamiento deportivo entre dos clubes había una lucha entre dos comunidades o ciudades, y nada más lejos (aunque algunos quieran llevarlo a ese terreno político). Me queda la duda razonable del puesto para la Alcaldesa de Valencia, porque el estadio no es municipal, pero el evento se celebra en su ciudad, y defiendo mucho la posiciónde relevancia del Alcalde anfitrión.
Creo que hubiera sido idónea la colocación que propongo en este croquis:
 PROPUESTA PALCO
El puesto cinco provoca la tentación de reservárselo a la Alcaldesa de Valencia, pero estimamos que aunque esté en su ciudad es excesiva la presencia valencianista en tan pocos asientos, razón por la cual y en el objetivo de reforzar la presencia deportiva proponemos situar al vicepresidente de la FEF o a algún otro cargo representativo de esta disciplina a determinar por los anfitriones. Resulta necesario que alguien ocupe ese puesto, al objeto de que los presidentes del Barcelona y Real Madrid estén equidistantes con respecto al Rey. El presidente azulgrana antes pues en virtud al sorteo el partido era Barcelona-Real Madrid, haciendo de local el primero. En este caso no aplicaría el criterio de antigüedad (Barcelona 1899; Real Madrid 1902), aunque en este caso fuera coincidente. Tampoco incluiría al Secretario de Estado para el Deporte, pues estando el Ministro su presencia exige menos relevancia. Otra cosa sería si el Ministro no estuviera.
La importancia de las siguientes filas
Esta es mi propuesta ideal. Si fuera posible levantaría el resto de sillas y a todos los demás cargos los pasaría a la segunda filas, incluso si me apuran a la tercera, ya que viendo la composición del palco quedarían separados gracias a la boca del túnel, quedando a un lado la representación catalana (presidente, alcalde, presidente federación) y al otro la madrileña (con los mismos cargos). La segunda fila se reservaría, dividida en dos zonas, para los miembros de la Junta Directiva de la Federación (derecha) y ministros y otras autoridades (parte izquierda), guardando el preceptivo puesto tras el Rey para el Jefe de la Casa de S.M. (un solo puesto).
Al liberar sillas de la primera fila se gana en espacio, luce más la presidencia real (con minúscula) y no se produce el atosigamiento que muestran las imágenes cuando los jugadores recogen el trofeo. Aunque haya “tortas” por estar en el palco, hay que liberar espacios. Uno mira la foto y a primera vista sobran más de una veintena de personas que bien podrían estar en un palco “B”, con todos los honores y atenciones debidas o en otra “pastilla” diferenciada.
Esta fórmula obviamente no es del agrado de los políticos, pero hay que acostumbrarles a ello. No son los protagonistas, ni su presencia confiere más valor al partido o competición (más bien temo lo contrario). Estos son los criterios que se aplican en otros países europeos donde los responsables deportivos tienen el protagonismo que les corresponde y los políticos su puesto de honor, pero no precisamente por delante de todos. Seguramente en España tardaremos en lograrlo, pero sospecho que no hay marcha atrás y que poco a poco la sensatez se irá imponiendo.
Modificar la ceremonia de premiación
Sería necesario, por otra parte, que la Federación Española de Fútbol piense de nuevo en la ceremonia de premiación, pues televisivamente queda muy mal. Esa imagen de Casillas subiendo al borde de la valla del palco, haciendo equilibrios que  pudieron ocasionar algún disgusto y con el Rey sosteniendo la pierna del capitán blanco (¡está don Juan Carlos para ello!), no parece idónea, y desprende una imagen de cierto desprecio por quienes presiden el palco. Si la Federación prefiere el formato de entrega del trofeo en el palco (personalmente me gusta más la  entrega en el césped para que todo sea más ordenado, limpio y pueda ser visto bien por todos los aficionados), debería generar un pasillo más amplio por delante de la primera línea de palco y disponer una pequeña tarima para que el capitán, en su momento, pueda alzarse a la misma y exhibir en alto y orgulloso la recompensa por el éxito.